Martes 15 de enero de 2002
La Jornada de Oriente publicación para Puebla y Tlaxcala México

 
n Caras tristes de los priistas que perdieron tres diputaciones plurinominales
Instalan la LVII Legislatura local; Cahuantzi fungirá como presidente de la mesa directiva
q Diputados salientes recibieron un bono de gratificación de entre 100 mil y 150 mil pesos n Froylán Mendieta, alcalde y diputado al mismo tiempo

C. Avendaño / J. Cruz / F. Robles n

Sol y sombra. Cara y cruz. Los dos lados de la moneda, presentes en la renovación del Congreso local: priistas, todos, de caras largas, de luto; nostálgicos diputados salientes unos, y alegres y despreocupados otros. Felices, los nuevos inquilinos del Palacio Juárez. Amarga despedida para los que ya no están: inconformes de Zacatelco les echaron a perder el fin de fiesta con su manifestación y sus gritos de ¡vendidos!, ¡vendidos!, en la sala de sesiones.
Lapidaria para el clan tricolor fue la decisión del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) que, la víspera, le quitó tres diputaciones plurinominales para redistribuirlas (dos) al PRD y (una) al PAN.
"¡Hay que platicar! ¡Yo no estuve de acuerdo (con ese resolutivo)!", decía la ahora ex diputada priista Guadalupe Sánchez Santiago a su correligionario y ex líder cenecista local Ernesto García Sarmiento, quien sólo asentía con un ligero movimiento de cabeza. Y en efecto, cuentan que el pasado domingo, tras enterarse del revés sufrido, ella fue la primera en vociferar contra las autoridades federales electorales.
A la plática se suma la zacatelquense María Luisa Carreto -la ex alcalde priista que, horas más tarde, huye por piernas de la sala de sesiones ante la andanada de acusaciones proferidas en su contra por sus paisanos- que, luego, luego, amaga: "¡vamos a preparar las armas!".
Más allá, el rostro del dirigente estatal del PRI, Mariano González Zarur, dice más que mil palabras: está desolado. Apesumbrado, atestigua con una mezcla de tristeza, -enfado- incredulidad cómo se pasa lista a los integrantes -casi todos estrenaron traje- de la LVII Legislatura local. Entre ellos no están sus correligionarios Ariel Lima, Anabel çvalos y Josefina Espinosa. Sus lugares son ocupados por Melquiades Pérez, María del Rayo Netzahuatl y José Gilberto Temoltzin.
No puede creer que sus otrora correligionarios César Carvajal González y José Antonio Rosas Lezama -ahora neoperredistas- y Rubén Flores Leal -líder del benjamín Convergencia por la Democracia- hayan obtenido una curul. A ellos les favoreció la suerte, a los priistas les falló.
Su único consuelo es que, en estos momentos difíciles, los miembros de la bancada tricolor al menos no lo dejaron solo. Mariano llegó con todos los diputados electos de su fracción. Juntos, como hermanos, salieron de la sede estatal de su partido para dirigirse al recinto legislativo.
Héctor Ortiz, alcalde de Tlaxcala; Alfonso Moreno y Fernando Flores, ex candidatos a diputados locales; Javier García, legislador federal; y Enrique Padilla, ex dirigente del sector juvenil priista, coincidentemente (¿?) visten de negro, de luto. Saben que ya no hay nada que hacer cuando el recién ungido Víctor Hugo Cahuantzi toma protesta a sus compañeros de la LVII Legislatura. Ya perdieron la mayoría absoluta en el Congreso.
En la sesión de instalación de la nueva legislatura se abre un receso para despedir al gobernador Alfonso Sánchez Anaya y al presidente del Tribunal Superior de Justicia (PSJ), Rufino Mendieta, que atestiguaron el acto de unción. Héctor Vázquez, presidente de la mesa, ordena que el receso sea de 30 minutos. Sus compañeros protestan airadamente y el priista recula: "bueno, se abre un receso... de 29 minutos".
Los pasillos y rincones del recinto legislativo sirven de marco para el besamanos de los nuevos diputados. Los once perredistas están felices y no lo pueden ocultar. Los ahora ex integrantes del Congreso local, Humberto González Guzmán y Norberto çguila -priista aquél y panista éste- están invadidos por la nostalgia, pues a partir de ahora volverán al anonimato.
El resto de los integrantes de la legislatura saliente está alegre. Sus carcajadas estallan una y otra vez en uno de los salones adjuntos a la sala de sesiones. El receso se prolonga más de 120 minutos. "Es que están brindando", confiesa un empleado del Congreso.
"Y cómo no vamos a estar felices, si nos dieron un bono de gratificación por los tres años de trabajo legislativo", revelan varios de los ahora ex diputados, que piden omitir sus nombres. Bien a bien, no dicen a cuánto asciende su recompensa. Sólo se limitan a señalar que "el cheque fue de entre 100 mil y 150 mil pesos".
Ya sin nadie que les tire línea o que los reprenda, los ex diputados develan los secretos que guardaron celosamente durante 36 meses de todo lo ocurrido en la extinta legislatura. Aceptan revelar todo. Ah, pero eso sí, con la condición de que su nombre no salga a la luz pública "para no manchar nuestra imagen. Pero no desconfíes, todo es verídico". Cuentan, por ejemplo, un hecho inédito en la historia política de Tlaxcala: el recién ungido diputado local priista Froylán Mendieta Cuapio entregará este martes, en su calidad de todavía presidente municipal de Tetlanohcan, la administración a su sucesor. Es decir, al menos por unas horas, y contra lo establecido en la ley, será legislador y alcalde al mismo tiempo.
Dicen que ocho días después de la jornada en que resultó electo como legislador local, Froylán -hermano del magistrado Rufino y del líder estatal croquista y diputado federal Albino- reasumió sus funciones de alcalde sin ningún problema. Dicen que el otrora coordinador del Congreso Sergio Pintor Castillo "no lo quiso medir con la misma vara" que a Víctor Hugo Cahuantzi, ex alcalde de Tlaxcala y ahora presidente de la mesa directiva. ıste último -narran- fue prácticamente obligado por Pintor Castillo a dejar definitivamente la presidencia municipal capitalina, luego de obtener su constancia como diputado electo.