Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 8 de febrero de 2002
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Política

Silvia Gómez Tagle

Globalización de la soberanía

Parece un contrasentido, pero en estos tiempos es indispensable pensar las fronteras nacionales con una óptica diferente, porque en el proceso tecnológico que ha permitido la integración instantánea del planeta, el capital financiero ha sido el único que realmente se ha beneficiado. Ya es hora de empezar a pensar las cosas con una lógica diferente, la que ha ido penetrando el discurso de la izquierda poco a poco, pero que todavía no acaba de cristalizar en nuevas propuestas.

Los contrastes entre las dos reuniones mundiales que acaban de celebrarse -la una en el Waldorf Astoria de Nueva York; la otra en Porto Alegre, Rio Grande do Sul, en Brasil- representan las dos vertientes contrarias de una reflexión que tendría que tener algún punto de encuentro para ofrecer un futuro más promisorio a todo el planeta. El mismo escenario en el que se desarrollaron estas reuniones muestra su naturaleza.

Mientras el Foro Económico Mundial que reunió a grandes empresarios, líderes políticos, dirigentes de organismos internacionales, como la ONU, y de ONG, así como a artistas e intelectuales, se celebró en Nueva York con un despliegue de seguridad impresionante; el segundo Foro Social de Porto Alegre, además de dirigentes políticos, sociales, intelectuales y artistas, albergó multitudes que compartieron su entusiasmo en grandes manifestaciones en las que se hizo sonar la tradicional batucada brasileña. Resulta evidente que en la reunión de Nueva York se trató de un grupo que requiere protegerse del "pueblo" porque no goza de ninguna simpatía, mientras en el otro la fuerza pública tuvo un papel secundario.

Y es que en un mundo tan polarizado la defensa de los ricos solamente puede radicar en la militarización, por lo que es evidente que la polarización a la que conduce el neoliberalismo tampoco es el camino a la democracia y a la libertad.

Existe una doble acepción del término "globalización": por un lado es un concepto que describe un momento histórico del planeta en el que el desarrollo tecnológico introduce una serie de transformaciones en las relaciones de todo tipo y cuyas consecuencias aún no han sido suficientemente analizadas desde un punto de vista teórico, pero que nos obliga a revisar muchos conceptos en las ciencias sociales y políticas para entender la dimensión de lo que está ocurriendo.

Por el otro, hay una visión de la globalización que ha logrado imponer quien primero se percató de sus ventajas y más se benefició: el capital financiero. Esa visión sostiene que el futuro de la humanidad debe confiarse al libre mercado, permitiendo el flujo irrestricto de capital financiero (posible gracias a las telecomunicaciones). Esto ha creado una interdependencia desequilibrada, multiplicación de las corporaciones trasnacionales, intenso flujo de capitales financieros de un país a otro, muchas veces superior al valor de los bienes y servicios producidos por la economía mundial, desmantelamiento de los aranceles, desregulación financiera; en síntesis: el neoliberalismo como única opción.

Este modelo ha sido impuesto al mundo por los gobiernos conservadores de Estados Unidos y Gran Bretaña en la década de los ochenta, generando una concentración de recursos sin precedente en manos de trasnacionales. El declive del mundo socialista y su total derrumbe a fines de esa década dejó a Estados Unidos como potencia hegemónica indiscutible.

El capital financiero disfruta de una situación privilegiada porque tiene mayor movilidad que otros factores de la producción; la globalización del mercado financiero ha reducido la habilidad de los Estados-nación para regular el capital, porque éste se puede desplazar a otro territorio. Esto obliga a ceder a las exigencias del capital financiero, a pesar de las inconveniencias que traigan sus condiciones a la población.

América Latina ha sacrificado su desarrollo a los ajustes económicos que le ha exigido el capital financiero, dejando un saldo de 150 millones de personas viviendo en extrema pobreza, mientras los países de la Unión Europea han podido resistir las políticas neoliberales dedicando hasta 50 por ciento de su producto interno bruto a la satisfacción de necesidades sociales (ver artículos de varios autores en: México en un mundo global. Jorge Calderón Salazar, coordinador. México, 2002).

Por lo tanto, se puede hablar del triunfo del capitalismo mundial, no de la democracia. Hay una grave contradicción entre la economía global y la soberanía de los Estados nacionales. ƑCómo pueden reconciliarse las necesidades de una sociedad global con la soberanía de los Estados nacionales? Hoy la única soberanía que realmente se respeta es la de Estados Unidos; ni siquiera son los intereses del pueblo estadunidense los que dominan, sino los de las grandes trasnacionales interrelacionadas con los altos niveles de gobierno.

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