Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 9 de febrero de 2002
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Samir Amin

Convergencia en la diversidad

Construir la convergencia del conjunto de movimientos y fuerzas sociales a través de las cuales se expresan las víctimas del capitalismo neoliberal globalizado exige, sin duda alguna, el respeto a su diversidad.

Más allá de la extrema variedad de expresiones de esta diversidad, propongo una clasificación en función del grado de radicalidad de las regulaciones del capitalismo, por un lado, y de la dimensión antimperialista, por otro. En el primer cuarto del cuadrado, ubicaremos a los movimientos que únicamente reivindican regulaciones limitadas, como las relacionadas con los derechos laborales (salario mínimo, procedimientos de despido, derecho a huelga, seguro de desempleo, etcétera). En el segundo cuarto del cuadrado, a los movimientos menos fragmentarios y por ello más politizados, cuyo horizonte propone una visión de la sociedad "más allá del capitalismo", como la del socialismo de inspiración marxista o la del ecodesarrollo. En el tercer cuarto, hallaremos las reivindicaciones de fracciones de las clases dirigentes de la periferia, que si bien aceptan en principio situarse en la globalización llamada neoliberal, están también decididas a negociar con firmeza los límites de la misma. Y en el último cuarto colocaremos a las fuerzas políticas que se sitúan en una perspectiva de desconexión (véase El paradigma del desarrollo), en beneficio de un desarrollo nacional y popular digno de ese nombre.

Con esta primera clasificación podemos inferir que la parte izquierda del cuadrado (cuartos 1 y 2) concierne principalmente a los movimientos propios de los centros de sistema, y el de la derecha (cuartos 3 y 4) al Sur, mientras que los "reformistas" se sitúan en la parte superior del cuadrado (cuartos 1 y 3) y los "revolucionarios" (2 y 4) en la inferior. Esto es resultado de la fragmentación que carateriza la coyuntura actual. Muchos movimientos y organizaciones protagonistas de las luchas en curso creen no solamente que el horizonte del capitalismo es "aceptable", sino también que una buena dosis de liberalismo se impone por razones "objetivas" (la revolución tecnológica, por ejemplo). En última instancia, algunos de estos movimientos -especialmente entre las ONG- constituyen lo que podríamos llamar el "segmento neoliberal caritativo" que propugna un liberalismo con "rostro humano", el cual los reformistas de la nueva derecha como el presidente del Banco Munidal, James Wolfenson, o George Soros, se consagran ahora a instrumentar. Por otro lado, la conciencia antimperialista en el norte se encuentra bastante debilitada: la pérdida de rumbo de los movimientos de liberación nacional en torno a los cuales los jóvenes occidentales "tercermundializados" se habían movilizado, alimentó la posterior decepción. Dos rupturas son evidentes: aquella que separa los reformistas no radicales de los radicales, y la que separa al Norte del Sur.

samir_amin_v08nEstos movimientos no conseguirán constituirse en una izquierda alternativa a la nueva derecha, a menos que construyan una coexistencia pese a su diversidad, su casi divergencia. Sin esta coexistencia, ningún avance es posible. Por ello, sería deseable que las luchas conduzcan a las fuerzas dominantes en los grandes movimientos contemporáneos hacia al centro del cuadrado: asociar las perspectivas de sociedad que van más allá del capitalismo a la capacidad de formular objetivos inmediatos que abran el camino a esta evolución; asociar los avances locales (nacionales) a una perspectiva globalizadora universalista y antimperialista. En la actualidad, las fuerzas reunidas alrededor de este punto central de convergencia son aún pequeñas y están representadas en el esquema por un pequeño círculo. El fortalecimiento progresivo de la convergencia en la diversidad se manifestaría por el agrandamiento de este círculo, hasta que llegara a ocupar una buena parte del cuadrado. Entonces se habrá ganado la batalla, y la relación de fuerzas se habrá inclinado en beneficio de las clases trabajadoras y populares.

El desplazamiento progresivo de estos movimientos desde las posiciones que hoy ocupan hacia al centro de gravedad es posible. Los movimientos fragmentarios de defensa y derecho de los trabajadores, de las mujeres y de la ecología, aquí y allá, pueden adquirir una mayor conciencia de que sus luchas son solidarias, y que su éxito implica una mayor coherencia y la definición de una plataforma común inmediata para cada etapa de su desarrollo. Pueden tomarle la medida a la contradicción que los opone a las lógicas fundamentales del capitalismo. Simultáneamente, los grupos radicales pueden querer ir más allá de la afirmación de su fidelidad a una visión social a largo plazo que le es propia (el comunismo, la anarquía, la ecología, el feminismo), y asociarse a la definición de objetivos posibles comunes.

En el Sur, el callejón del rechazo culturalista, que le hace el juego al "conflicto de civilizaciones" y despierta el fantasma reaccionario que este conflicto expresa, puede ser dejado atrás en beneficio de un renovado internacionalismo, en especial si la conciencia antimperialista retoma su lugar entre los progresistas del Norte. Paralelamente, las fracciones de las clases dirigentes nacionales no pueden llegar a radicalizar su hostilidad frente hegemonismo estadunidense, pero tampoco ceder a la presión de sus segmentos que convierten al ciudadano en consumidor.

Siempre existirán grupos rebeldes a cualquier evolución, que se refugiarán ya sea en la vana esperanza de un liberalismo de "rostro humano", en la afirmación de los "principios revolucionarios", en un reacomodo en el estatus de consumidor, o en la ilusión culturalista. Estos sectores están representados en el cuadro por las zonas sombreadas.

La convergencia -y la amplicación del círculo central- puede ser formulada en términos políticos de diferentes maneras, complementarias unas con otras.

"Por un frente unido a favor de la justicia social y de la justicia internacional", que subraya que ambas son indisociables, que la justicia social debe ser acompañada por una conciencia antimperialista decidida, que el antimperialismo en la periferia no tiene futuro si no es sostenido por las clases populares a las cuales les falta justicia social y democracia.

También está la reivindicación del Estado democrático, que en su larga tradición ajena al capitalismo salvaje es un Estado que impone una regulación ciudadana y "social". O bien: "la socialización por la democracia ciudadana y social incluye la socialización, la socialización por el mercado excluye". E incluso: "no hay respuesta posible a las necesidades sociales sin democracia, y no hay democracia sin respuesta a las necesidades sociales".

Estas consignas son resultado de la historia reciente. En el Sur, los gobiernos que han aceptado incluir su voluntad de democratización en el contexto de las imposiciones neoliberales contribuyen a desacreditar la democracia (tenemos el trágico ejemplo de Argentina), provocando el retorno a un populismo autoritario o a una dictadura violenta al servicio del imperialismo. En el Norte, el consenso entre la derecha y la izquierda en torno al liberalismo económico remplaza la forma estadunidense de "democracia de baja intensidad" y a la democracia ciudadana y social de la izquierda histórica, mientras se perpetúan las condiciones de fragmentación de la resistencia y se aniquila la esperanza de maduración de una conciencia antimperialista.

La convergencia -el crecimiento del círculo central del cuadrado- no excluye la diversidad, sino que la confirma al tiempo que le otorga su poder potencial, ya que este círculo cubre importantes superficies de cada uno de los cuadros que conforman nuestro esquema.

Construir esta convergencia es el desafío: ninguna fuerza a través de la cual se expresa la voz de las víctimas del capitalismo salvaje, del imperialismo moderno y del hegemonismo estadunidense y la guerra global que éste conduce contra el Sur, puede ignorar que en soledad es imposible cumplir con sus objetivos inmediatos y limitados. O construir, sin la solidaridad de todos los segmentos, un frente mundial por la justicia social e internacional.

Economista egipcio, director del Foro del Tercer Mundo en Dakar, Senegal.

Traducción: Alejandra Dupuy


 

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