Lunes 18 de febrero de 2002
La Jornada de Oriente publicación para Puebla y Tlaxcala México

 
Del hecho al dicho

Un andalú en Puebla

n Manuel de Santiago

El caso de este andalú en Puebla no es el de la mágica transmigración de aquel soldado español que, en la época de la colonia, estaba de guardia en las murallas de Manila y de pronto apareció en la plaza mayor de la ciudad de México.
El andalú, de quien trata esta columna, llegó a Puebla por los medios convencionales y se avecindó en las cercanías del edificio Carolino puesto que vino a trabajar en la biblioteca "Lafragua" que, para aclaración de algunas personas, no se trata de la biblioteca escolar de la Escuela Secundaria que se encuentra entre la 2 Sur y 7 Oriente, sino la biblioteca histórica de la UAP la cual conserva libros de gran valor de los siglos XVI, XVII, XVIII y XIX, así como algunos "abuelitos" del siglo XV -llamados incunables- y muchas cosas más.
Luis Villén Rueda, natural de Castillo de Lucubín, provincia de Jaén y vecino de Granada, es experto en libro antiguo, además de conocer algunos secretos de la cocina andaluza. El hombre llegó hace unos seis meses y llegó a trabajar en serio, al punto de que durante su estancia conoció poco de Puebla y todavía menos de México.
Resulta que los libros vejestorios que conservan este tipo de bibliotecas no son para mantenerlos guardados per omnia secula seculorum, sino que sirven a la investigación en muchas de las disciplinas del conocimiento pues conservan la información de los procesos de las ciencias y del pensamiento. Esto nos lo vino a confirmar Villén, pues las universidades del vetarro continente mantienen a sus libros disponibles mediante catálogos que pueden consultarse por Internet.
En México, en materia de libro antiguo, algo se anda moviendo, se percibe una resurgencia de las preocupaciones respecto a este rico patrimonio cultural y no sólo desde el punto de vista de los bibliófilos, sino de alguna gente que se está convenciendo del valor de estos bienes.
El andalú de marras, con su lenguaje peculiar sin "eses" terminales, ha adoptado también los modismos del paisanaje y se sumerge todos los días en el océano de polvo y papel, alternado con la febril y fabril producción de humo de sus "Ducados".
Pronto estará de vuelta a su tierra, pero lleva ya en su mente la idea de volver más o menos pronto, pues además de ser descendiente de la familia de Agustín Lara, seguramente alguno de sus ancestros "hizo la América" en tiempos de "mamá cachimba" y de haberse liado con alguna morena -como es probable- hasta sangre güegüenche lleva por ahí. Vamo, sin más naa que decí, sólo deseo que regresej pronto... ¿vale?