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Brozo: tenebroso sexismo y violencia contra las mujeres

--- Siempre hablando de nalguitas y partes femeninas

---Su secretaria, objeto sexual bello y mudo a la que nalguea, llama a chiflidos y califica de perrito casero

--- En La Jornada ¿el feminismo al ghetto y el diario impertérritamente sexista por los siglos de los siglos?

Eli Bartra

 

Se ha peleado ya durante largos años en México por los derechos de las mujeres, algo se ha conseguido, sobre todo en la letra, ya se sabe que la práctica va a la zaga. Se ha luchado por la despenalización del aborto y se han conseguido recientemente significativas migajas, peor es nada. Se ha repudiado la violencia y la violación hacia las mujeres en la casa y en la calle y se han ganado unos cuantos metros de terreno.

También se ha intentado cambiar el profundo sexismo en la lengua y ahora tenemos un presidente que habla en femenino y masculino... resultado, sin duda alguna, de treinta años de feminismo; y, sin embargo, algunas feministas se horrorizan y tienen incluso la tentación de volver al "neutro" masculinizante para no hablar el lenguaje del poder. Cuando el gobierno se adueña de las ideas y las propuestas feministas parece que éstas pierden sentido. Pero no hay que olvidar los esfuerzos realizados para que se incorpore el femenino en la lengua, nos encontramos muy lejos de lograrlo plenamente y por ello no debemos cejar en el empeño de tener un lenguaje incluyente. Y cuando esto sucede, aunque sea desde la cúpula de un gobierno con el cual quizá no comulgamos, cuando el mensaje que se da desde ahí es de que es preciso nombrar a las mujeres ¿por qué no alegrarnos?

Y así como se ha conseguido que algunos mandatarios hablen en femenino, es también importante reconocer que se ha avanzado en cuanto a lograr más equidad en los medios masivos de comunicación y en cuanto a que se ventilen los problemas del sexismo imperante aún en nuestra sociedad. Por ello, no deja de sorprenderme un personaje como el de Brozo en la televisión, hoy en Televisa, en su programa El mañanero. Es difícil de entender cómo una persona que parece inteligente, lúcida y crítica, en muchos de los tópicos que aborda, sobre todo en cuestiones políticas nacionales e internacionales, puede mostrarse tan profundamente sexista. Entre recurrente broma y broma, se vuelve francamente insoportable, no desaprovecha la menor oportunidad para meter sus comentarios machistas de mal gusto. Todo el tiempo está hablando de nalguitas femeninas y demás.

Es muy significativo que en la mesa chacotera, donde se comentan las noticias, estén, en primerísimo lugar el payaso Brozo el jefe -el gran patriarca que trata de manera harto patarnalista al resto del equipo-, Camacho el especialista en deporte, el reportero de internacionales Cokemón y la señora Laura Cors, quien es más que nada una cara bonita que, de vez en cuando, opina dulcemente (cual debe ser) y cumple con la función de defender, cuando puede, el sentido común y la dignidad de las mujeres. Ella es la mujer santa, la respetable esposa y seguramente futura madre. Pero por lo menos ella puede hablar, en cambio a la bellísima secretaria, Isabel, se decidió convertirla simplemente en el objeto sexual por excelencia, en la materialización de la fantasía masculina más clásica con respecto a la mujer: hermosa y muda. Ella representa a la puta, (se la llama a chiflidos como a los animales y Brozo dice que "cuando no está arreglada parece perrita de casa") por contraposición a la santa que es la señora, en la clásica dicotomía en que se clasifica a las mujeres. Además, es tan la mala, que alguna vez cuando no obedece al padre hay que darle, incluso, alguna nalgada. ¡Qué buena broma! A todas luces se justifica así la violencia en contra de una mujer bajo el supuesto de que es gracioso.

He escuchado a mucha gente justificar el -a todas luces- injustificable machismo de Brozo porque, se dice, "eso es lo que corresponde al personaje que está representando". Si es así, en ese personaje no hay consistencia alguna. Con la excusa de que se trata de un payaso cuya función es hacer reír, hacer payasadas, muestra un machismo galopante siempre que se le antoja. Yo me pregunto ¿qué no se podría ser chistoso y hasta hilarante sin ser sexista, siendo incluso antimachista?
Lo que me parece sumamente grave es que con esa enorme excusa, que además se vuelve su justificación, se dora la píldora y se la hace tragar a los televidentes de que el grueso de Brozo puede permitirse ser tan machista como quiera y está bien porque está perfectamente de acuerdo con el personaje que representa. No me parece coherente y no pienso que esté para nada bien que se esté utilizando ese instrumento de comunicación que llega a millones de personas con esa discriminatoria actitud hacia las mujeres, (aunque sea dizque en broma). ¿Sería capaz de manifestarse tan racista y tan clasista como sexista se muestra?

Aunque no creo que Brozo sea el líder de opinión por televisión -como se dice por ahí- quizá mejoraría bastante su programa si se quitara mucha paja, la publicidad dentro del programa hecha por los comentaristas de noticias fungiendo como agentes de ventas, el chacoteo sin sentido y, sobre todo, suprimiendo el sexismo.
No quisiera pasar por alto el hecho de que en los últimos tiempos en las propias páginas de La Jornada, existe un exceso de encueradas o semi encueradas de manera totalmente gratuita a no ser por el afán mercantilista de vender más ejemplares -especialmente los viernes- por ese medio tan barato. En alguna ocasión aparece uno que otro desnudo masculino, pero la proporción es muy pequeña comparado con los femeninos. No tengo absolutamene nada en contra la publicación de desnudos; es más, me encantan siempre y cuando tengan algún sentido más allá del simple afán de exhibir a las mujeres como viles objetos sexuales para vender. Si se procurara una equidad entre sujetos masculinos y femeninos no me parecería una actitud sexista, pero cuando casi únicamente se exhibe a las mujeres, me parece que no se vale. Aparecen desnudos o semidesnudos femeninos sobre todo en las secciones de espectáculos, cartelera y cultura, pero no únicamente.

Cualquier excusa es buena, modelos de ropa, actrices, incluso en el homenaje a Manuel Álvarez Bravo han privilegiado, por supuesto, las fotos de desnudos de mujeres, maravillosas fotos, pero en el contexto que sabemos que hay que aprovechar lo que sea para mostrar desnudos, incomoda ya que se tiene la sensación, como dije, de que cualquier excusa sirve. Un diario que cuenta con una publicación feminista como Triplejornada no debería permitirse ese despliegue de sexismo a lo largo y ancho de su publicación. ¿O qué, el feminismo al ghetto y el diario que siga impertérritamente sexista por los siglos de los siglos?

 

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