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Durante los meses de enero y febrero de
este año, cuatro mujeres que laboran en organismos no gubernamentales
fueron víctimas de la violencia ejercida por "hombres desconocidos".
Se trata de una serie de hechos que en los medios judiciales federales
son caracterizados como "comunes" y que por lo general para
los diarios nacionales no son noticia, por lo cual, rara vez aparecen
en sus páginas. Menos aún si estos se registran de manera
aislada y en diferentes momentos.
Llaman la atención las "coincidencias" que se presentaron:
las víctimas son mujeres, laboran en ONGs; violentaron sus propiedades
(a tres de ellas sus domicilios y a la cuarta su vehículo); tres
de los hechos fueron a plena luz del día y otro por la noche y
los agresores -según los testigos- fueron hombres. Veamos los casos.
María Eugenia Pineda, es coordinadora de CIAM y el día que
asaltaron su domicilio ella se encontraba en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez
atendiendo "asuntos escolares". Regresó a San Cristóbal
de Las Casas a la media noche y se encontró con la puerta de su
domicilio rota. Habían volado la chapa. Era el 13 de enero.
Los "ladrones" robaron su computadora, una televisión
y un teléfono celular. La ropa de los closets y de los cajones
estaba en completo desorden. Sus vecinos de la colonia Infonavit, le informaron
que como a la una de la tarde habían visto estacionado a un carro
"sospechoso", marca Caribe color amarillo y viejo y creen que
sus ocupantes fueron los responsables del asalto.
María Eugenia al principio pensó que se trataba de un "simple
robo" pero al enterarse que había "coincidido" en
fechas con el allanamiento de las oficinas de Enlace Civil y de Alianza
Cívica en la Ciudad de México, la sospecha le llevó
a pensar que se trataba de un acto de intimidación y que habían
estado "checando" sus movimientos, pues su marido también
había salido de San Cristóbal. Sus temores arreciaron cuando,
días después, se enteró del "intento de robo"
en la casa de su compañera de trabajo, Virginia Hernández.
Según Virginia, el 20 de enero intentaron entrar a su hogar, ubicado
en la colonia Velasco Suárez. Un niño que jugaba en la calle
le informó que dos hombres intentaron abrir una puerta que da a
un balcón en la segunda planta: "había señales
que con un cincel quisieron botar los seguros de la puerta" señaló
Virginia Hernández y piensa que el asalto su domicilio y al de
María Eugenia están relacionados y que se trata de un "aviso"
por los trabajos que han desarrollado en Tila y en el Ejido Morelia, lugar
donde fueron violadas por militares cuatro mujeres tzeltales en enero
del 94, cuyo caso sigue abierto.
Por su parte, Irene Herrera que trabaja en el Centro de Derechos Humanos:
"Fray Bartolomé de Las Casas" -organismo que se ha destacado
en Chiapas por la defensa y promoción y denuncia de las violaciones
a los derechos humanos-, informó que finales de enero, por la noche,
escuchó que estaban destrozando los cristales de una de las ventanas
de su casa: "Eran como las nueve de la noche. Grité preguntando
qué estaba pasando. No respondió nadie. Prendí la
luz y siguieron rompiendo los vidrios. Era en la sala. Me levante. Con
todo y miedo salí a la calle y me percaté que lo que hicieron
fue con mucha saña. Golpearon con algo muy fuerte, pues había
señales hasta en los muros. Los vecinos me informaron que había
sido un hombre que usaba cachucha y que traía una mochila. Avisé
a la policía, hice la demanda y los peritos llegaron a hacer la
inspección ocular. Quiero pensar que fue obra de un borracho pues
si fue algo muy intencional me daría mucho miedo", comentó
Irene.
No faltaron los "cristalazos". A Adela Bonilla, en la segunda
semana de febrero, le rompieron un cristal de su "vocho" que
estaba estacionado a unos metros de las oficinas de Chiltak, A.C., lugar
donde labora desde hace unos ocho años desarrollando actividades
relacionadas con la sexualidad, con los derechos reproductivos de las
mujeres y el VIH Sida. Apenas, el mes de junio del 2001 le habían
robado una camioneta NISSAN -propiedad de Chiltak-, que estaba estacionada
muy cerca del lugar donde violentaron su vehículo.
Por su parte la abogada Martha Figueroa que se desempeña en el
Grupo de Mujeres de San Cristóbal- COLEM, recordó los atentados
que ella y Marina Patricia -la directora del Frayba- sufrieron el año
pasado en el tramo carretero San Cayetano-Caté de parte de hombres
armados y uniformados que, según la abogada, siguen actuando con
toda impunidad a la luz del día a unos doscientos metros del cuartel
militar de San Cayetano.
Martha Figueroa logró evadir el asalto echando reversa y virando
en sentido contrario a toda velocidad y en su huida alcanzó a escuchar
tres disparos. Marina Patricia opto por echarles encima el vehículo
que conducía y se dirigió a la ciudad de Las Casas. Maniobras
que, como podemos ver, pusieron en peligro su vida.
Algunos de estos casos están en manos de la Procuraduría
del Estado bajo el mando de Herrán Salvati, considerados por el
gobierno de Chiapas como "asuntos relevantes": "Lo real,
dice Martha Figueroa, es que no vemos resultados y seguimos esperando
la prometida reunión con Emilio Zebadúa" secretario
de Gobierno.
Todo esto sucede en Chiapas con el gobierno del "cambio".
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