-------

El trabajo de esposa tiene que terminar

· En Inglaterra, 25 por ciento de las mujeres preferirán la soltería en el 2020
· Comparado con ser esposa, ser madre soltera "es fácil"

Por Lena Corner
 

Cuando Susan Maushart, de 27 años, llegó a su nuevo hogar después de la luna de miel, se dio cuenta que estaba actuando de una manera muy extraña. Se dirigió directamente al baño, comenzó a limpiarlo y no se detuvo hasta que lo había tallado, restregado y lo había pulido del techo al piso. Al terminar se fue a la cocina, sacó un recetario y comenzó a preparar una cacerola.

Para Maushart, una ardiente feminista y una neoyorquina de hueso colorado, esto estaba totalmente fuera de su personaje. "Era como una extraña manera de marcar el territorio femenino", comenta. "¿Una forma inversa de orinar en las esquinas? Lo único que sabía de seguro era que tallar el baño se sentía bien. Ni siquiera recuerdo qué estaba haciendo él. Algo de esposo, probablemente, como leer el periódico." Lo que Maushart se encontraba haciendo inconscientemente era participar en lo que hoy ella denomina "trabajo de esposa" - es decir, el trabajo extra, sin paga, que una mujer asume cuando se casa. "Pensaba que era la última persona a la que esto le sucedería."

En su libro denominado Trabajo de Esposa, Maushart explica el porqué una estudiante de doctorado como ella tiene una regresión a un modelo arquetípico de los cincuenta. Y al contemplar el matrimonio en términos de un simple cálculo -una hoja de balance, por así llamarlo, de los costos de "engancharse" comparados con los beneficios - Maushart llega a algunas perturbadoras conclusiones. El matrimonio, concluye, es mucho más que un pedazo de papel, especialmente si eres mujer.

"En el momento en que se casa un hombre," explica, "su carga de trabajo doméstico casi desaparece. Inmediatamente recibe una reducción de 70 por ciento en tareas de limpieza, 50 por ciento en tareas de cocina y 90 por ciento de lavado de ropa. No hay nada parecido a estos beneficios para una mujer cuando se casa. Y hoy día te esfuerzas por negar que lo estás haciendo, porque aparte de estar agotada, te avergüenzas de ti misma."
No se trata solamente de las tareas domésticas obvias, las que llevan la etiqueta de "trabajo de esposa", dice Maushart. Hay una tarea más amplia de mantenimiento general del esposo, "también hay más trabajo emocional sutil, de cuidado". "Cosas como organizar y dirigir magistralmente el total de la empresa familiar y hacerse responsable por lo que resulte de la relación, y no se trata solamente de la relación entre marido y mujer, sino también con los suegros, la familia extendida y los propios hijos." Y crucial para tal efecto, por supuesto, está el "trabajo sexual" que la esposa, con frecuencia inconscientemente, se encuentra desarrollando. "Esto es, la forma en que la mujer sutilmente ajusta su danza sexual al ritmo del hombre, donde ellos dirigen y dejan a las mujeres preguntándose porque están tan agotadas y fantaseando en ser solteras otra vez."

La motivación de Maushart surge directamente de sus propias experiencias maritales. Quizás la alarma debería haber empezado a sonar antes de "amarrarse" en su día feliz. "Recuerdo estar muy sorprendida cuando él solicitó, de manera firme, que me reprimiera de fumar durante nuestra recepción de bodas al aire libre," escribe acerca de su prometido en el libro. "Como un fumador de pipa, él no estaba en una posición de restringirme a mí. 'Pero ¿por qué ahora? Es lo que yo quería saber. 'Mis cigarros nunca te han molestado antes´. 'Solamente preferiría que no lo hicieras' contesto en tono monótono.

Las cosas fueron de mal en peor. "El primer día que gruñó por la falta de calzoncillos limpios en su cajón, honestamente pensé que era una broma," dice. "El día que comencé a mentirle sobre el secado de sus camisas en el tendedero, me di cuenta que esto me había rebasado."

En el transcurso de tres años, el matrimonio se había quebrado y cada cual siguió por su lado. Pero justo dos años después, Maushart se encontró en el mismo lugar de inicio, con un nuevo hombre y en esta ocasión, un bebé. Pero una vez más, en dos años y con dos hijos más, este matrimonio se había roto.

Casada y divorciada dos veces en una década, Maushart se comenzó a cuestionar. Y una de las cosas más sorprendentes fue que a pesar de estar criando tres hijos menores de cinco años, sola, parecía tener mucho más tiempo libre. "Comparado con ser esposa," dice ella, "ser madre soltera era fácil."

En Trabajo de Esposa, la autora nos da cápsulas informativas altamente reveladoras, como que las ex esposas se tardan más en volverse a casar que los ex esposos y que las esposas reportan niveles de depresión dos o tres veces mayores que las solteras. Quizás no sea sorprendente saber que la Oficina Nacional de Estadísticas Británica anuncia que una cuarta parte de todas las mujeres estarán solteras para el año 2020.

Una ex-esposa, lo resume en el libro: "Es demasiado agotador. Tenía un buen trabajo, yo criaba realmente a los niños, hacía todo el trabajo doméstico, hasta cortaba el pasto. Simplemente decidí que el marido se tenía que ir. No había ninguna ventaja en retenerlo". En vez de la picazón del séptimo año, Maushart apunta cómo la marca del cuarto año es aún más común hoy día.

Nuestras actitudes hacia el matrimonio han cambiado masivamente comparadas con las de nuestras madres y abuelas, pero la realidad o la división del trabajo al interior del mismo no están al mismo ritmo. Plantea que al deletrear algunas verdades y quitarle la culpa a la mujer, sus ideas han, de hecho, salvado algunos matrimonios. "El mirarlo desde esta perspectiva te hace darte cuenta que hay un límite a lo que puedes hacer para influenciar a un matrimonio". Finalmente, si acaso vale la pena salvar la institución del matrimonio, y Maushart piensa que sí lo vale, entonces el trabajo de esposa simplemente tiene que terminar. (COPYRIGHT: THE INDEPENDENT)

 

.