Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 8 de marzo de 2002
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CIUDAD PERDIDA

Miguel Angel Velázquez

Nuevas reglas a partidos

ENTRE SENADORES de los partidos con mayor votación en el país empieza a correr la idea de llegar a acuerdos efectivos para establecer nuevas reglas en estas organizaciones políticas.

PASADA LA elección del PRI se reactivó la idea, que entre otros promueven el senador perredista Demetrio Sodi, el panista Javier Corral y, según me dicen, el priísta Genaro Borrego.

EL ASUNTO gira en torno a varios puntos, de los cuales cuando menos tres podrían señalar nuevos caminos para el quehacer partidista en el país y para limpiar, hasta donde se pueda, el descrédito de la gente hacia los institutos políticos.

AUNQUE AUN no se conocen con exactitud las propuestas concretas, sí se filtró que existe el ánimo de acabar con los "partidos empresas", que cuestan muchos millones de pesos al erario.

SOLO COMO ejemplo, las actividades ordinarias permanentes y las elecciones internas de PAN, PRD y PRI costarán al contribuyente más de mil 600 millones de pesos este año, cantidad que, por otro lado, no justifica el desaseo con que se conducen los comicios internos de esas organizaciones.

ASI, NO parece justificarse tanto dinero, más de 646 millones, para el PAN, que por su estructura interna no realiza campañas ni elecciones abiertas entre sus militantes, sino que tiene un sistema de representación.

TAMPOCO TIENE razón de ser que, otro ejemplo, quienes no encuentren una opción partidista o bien sean contrarios de alguno de los partidos, tengan que mantener con sus impuestos las luchas internas que, para colmo, resultan sucias.

LA COSA no para allí. Con tan buenos salarios, los funcionarios de los partidos y sus legisladores han creado un mercado de curules que ha demolido las ideologías y ha desatado una promiscuidad política que ahora parece insoportable.

POR ELLO el senador que hoy es priísta mañana puede ser del Verde o cambiarse al PAN sin ningún remordimiento ideológico, porque mantiene su nivel de vida intacto.

DE AHI la reflexión que han hecho los senadores, que podría servir para cambiar algunas cosas, por ejemplo, reducir las prerrogativas económicas que el Estado da a los partidos y hacer que sean sus militancias, es decir, quienes creen en ellos, las que los alimenten de recursos.

PERO PARA que no suceda lo que en Estados Unidos, donde la vida de los partidos está sujeta a la economía de las empresas privadas, el IFE debería ser el vigilante de que las aportaciones se sujetaran a ciertos topes que permitieran el concurso democrático de las organizaciones en la vida electoral del país, pero nada más.

ESTE SERIA un cambio profundo y no una sutileza demagógica que pretendiera, nada más, lavarle la cara a los representantes de los partidos en las cámaras legislativas mexicanas.

SEGURAMENTE LOS cambios que plantean los senadores, que por otro lado nada han hablado de reducir sus propios salarios, irán en el sentido de tratar de convencer a la gente, pero no de cambiar sustancialmente la vida partidista de México.

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