La Jornada Semanal,  10 de marzo del 2002                         núm. 366
 
Autorretrato

Shu Ting

Para él, ella es su pequeña conspiradora.

Ella ruega por una respuesta, pero no dice una palabra,
Cuando él necesita silencio, ella ríe y hace ruido
Marea y nubla la vista de la gente.
Ella rompe el equilibrio, desprecia los conceptos;
Como una voluntariosa bruja del bosque,
Lo envuelve con un grotesco paso de baile.

Para él, ella es su pequeña conspiradora.

Él arde en deseo; ella se rehúsa a dar;
Él nunca desea; ella, al contrario, pide su entrada.
Atraída por la ternura, evita expresarla;
Aún no ha experimentado el temor de perder;
Ella misma es un remolino; todavía
Hace infinitos remolinos,
Nadie comprende sus brujerías.

Para él, ella es su pequeña conspiradora.

No viene al llamado, no acude a la cita,
Cercanía ilusoria, intenta separar lo inseparable.
A veces parece un témpano; a veces un mar de fuego;
A menudo parece una canción sin palabras,
Cuando escucha, no sabe si es verdad o mentira,
No discierne si el regusto en la boca es dulce o picante.

Suya, suya,
Para él, ella es su pequeña conspiradora.

1977
 
 

También esto es todo
(Respuesta a un joven amigo de "Todo")

No todos los grandes árboles
Son derribados por el viento;
No todas las semillas
Se quedan sin enraizar en la tierra.
No todos los sentimientos genuinos
Erosionan los corazones humanos;
No se fracturan a propósito
Las alas de toda ilusión.

¡No, no todo 
Es como tú lo dices!

No todas las llamas
Se consumen en su propio fuego,
También iluminan a otros;
No todas las estrellas
Señalan la oscuridad en la noche,
También anuncian los primeros rayos del alba;
No todos los cantos
Pasan rozando los oídos,
También se alojan en el corazón.

¡No, no todo
Es como tú lo dices!

No todos los llamados carecen de eco;
No todas las pérdidas se quedan sin compensación;
No todos los abismos profundos se extinguen;
No toda la desolación cubre la cabeza de los débiles;
No todo espíritu puede quebrantarse bajo las pisadas en el fango;
No todas las consecuencias 
Son manchas de sangre y lágrimas,
También son una muestra de alegría.

Todo ahora está preñado de futuro,
Todo futuro echa raíces en su ayer.
La esperanza también lucha por sí misma,
Por favor, coloca este todo sobre tus hombros.


1982


 
 


Respuesta

Bei Dao

Despreciable es el salvoconducto del vil,
Noble, el epitafio del noble.
Vean, pues, en el baño de oro del cielo cómo
Flotan los reflejos serpenteantes de los muertos.

La época de los glaciares ha pasado ya.
¿Por qué entonces todo afuera es hielo?
El Cabo de Buena Esperanza lo ha descubierto:
¿Por qué mueren en el mar las mil velas que compiten entre sí?

Vine hasta este mundo
Y sólo traje papel, una cuerda y mi sombra,
Para estar en el juicio
Y leer en voz alta la sentencia:

Te digo, mundo:
¡Yo-no-creo!
Si bajo tus pies hay mil retadores,
Pues entonces considérame después del número mil.

No creo que el cielo sea azul;
No creo que el trueno tenga eco;
No creo que el sueño sea falso;
No creo que la muerte quede sin retribución.

Si los océanos van a romper los diques,
Entonces que todas las aguas amargas desemboquen en mi corazón;
Si los Continentes vuelven a elevarse,
Entonces la humanidad volverá otra vez a vivir en las alturas.

Las nuevas oportunidades y las estrellas titilantes
Salpican sin estorbos todo el cielo.
Son cinco mil años de pictogramas.
Es la mirada fija de la humanidad futura.

1976

Nuestro sol matutino de cada día

  Los frágiles brazos de la hierba sostienen el Sol
Gente de diferente color de piel se encamina hacia ti
Convergen en rayos de luz; tu voz de campana
Sacude la nieve acumulada en la cúspide hasta derramarla
Profundo es el temblor del miedo y el pesar de las arrugas
El espíritu no puede otra vez ocultarse tras una pantalla
El libro abre ventanas; da libertad a las parvadas para volar  en círculos
El viejo árbol ha dejado de roncar, ya no echa nuevos brotes
Atar las ágiles pantorrillas del hijo
Pocas mujeres vuelven desde una ducha lejana
Bajar las estrellas y la interminable luz de la Luna
Cada persona tiene la libertad de su nombre
Cada quien su propia voz, su amor, su deseo

Ponerse de pie en la pesadilla del témpano
Al amanecer se derrite, permanece en la oscuridad
Cada persona lleva su propia sombra
Se vuelve pesado el recuerdo bajo sus pies
Al irse poco a poco desaparece
Todos los brazos se unen en el horizonte
Cada historia tiene un nuevo principio
Pues entonces comencemos

1987
 

En 2000 se publicó en Beijing la obra completa de la poeta Shu Ting
Versiones del chino de Alejandro Pescador