Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 11 de marzo de 2002
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Espectáculos
La cinta mexicana y la canadiense Treed Murray destacan por su temática violenta

El gavilán de la sierra llama la atención en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata

FABRIZIO LEON DIEZ ENVIADO

Mar del Plata, Argentina, 10 de marzo. Luego de tres días de haber iniciado el 17 Festival Internacional de Cine de Mar del Plata (FICMP), dos películas han llamado la atención dentro de la competencia oficial: la mexicana El gavilán de la sierra, de Juan Antonio de la Riva, y Treed Murray, del canadiense William Philips.

Los dos filmes tratan el tema de la violencia: El gavilán de la sierra lo aborda en una compleja historia rural, donde el corrido es la liga principal para contar la vida de los gavilleros en la sierra de Durango que terminan masacrados al viejo estilo de las venganzas entre narcotraficantes y judiciales. Treed Murray trata de un empleado que se extravía en un enorme parque público de la ciudad de Toronto y luego de ser asediado por una pandilla, que lo asalta, se refugia en un árbol durante todo un día con su noche; mientras sus perseguidores idean cómo hacerlo bajar para vengarse de la ofensa que éste hizo al menor de la banda de asaltantes, quien termina muy mal herido por un balazo, a quien el peseguido termina salvándole la vida.

Si bien El gavilán de la sierra no recibió aplausos al final de su exhibición, fue elogiada por la prensa local y varios enviados extranjeros que percibieron en la película la estética del cine mexicano que trataba de pistoleros en medio de paisajes provincianos en los años cincuenta. De hecho hay una referencia explícita a la filmografía de Roberto Gavaldón, como un homenaje que De la Riva hace a una de sus "principales influencias", pues desde niño veía al legendario director mexicano en su natal San Miguel de las Cruces, Durango, donde su padre era el exhibidor en el único cine del poblado, recordó en conferencia de prensa, el cinerrealizador.

El filme de William Philips fue aplaudido al final de su segunda exhibición y, aunque es temprano para asegurarlo, será uno de los candidatos para el Ombú de Oro, por la eficacia de su historia y la óptima utilización de recursos en cuanto a espacio y actuación, lo cual no ha sido el caso de otras películas exhibidas hasta ahora, como la estadunidense Después de la inundación, de Robert Saitzk, y la suiza Neutral, ópera prima de Xavier Ruiz, que causó el efecto de un valium al inicio de una fiesta.

Realmente no hace falta criticar la organización de este festival, sus propios directivos lo hacen y se contestan. "Los argentinos tenemos una fuerte tendencia a la autodenigración y a ver la mitad de la botella vacía, aun cuando tenemos fama de agrandados, esto nos permite aprender", reflexionó Jorge Cosia, director del Instituto de Cine y Artes Visuales del gobierno argentino ante los cuestionamientos del público por el cambio de horarios, la suspensión de dos funciones dentro de la competencia oficial por no haber llegado a tiempo las cintas o la tardía salida del catálogo y la programación final. Es obvio que esto se debe a la premura con que el festival se decidió y al presupuesto, que fue de 450 mil dólares a diferencia de los 2 millones de dólares que se recibían en los últimos años, lo cual ha complicado prácticamente todo, al grado que la mayoría de los trabajadores del festival no ha cobrado su salario.

El director del FICMP, Claudio España, aseguró que "no todo está mal" al celebrar que más de 7 mil asistentes acudieron el sábado pasado a las múltiples funciones.

En las gasolineras abrieron altavoces para escuchar el clásico Boca-River (3-0 favor de los platenses); en todos los bares, restaurantes y hoteles los hinchas siguieron con pasión única el futbol, mientras al fondo el mar hacía honor al color que nombra a este puerto que, entre otras cosas, vio la muerte de una de las mejores poetas de Argentina: Alfonsina Storni, historia que ampliaremos en los próximos días. 

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