Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 11 de marzo de 2002
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Espectáculos
Siempre sí incluyeron a La Negra Graciana

Con juegos pirotécnicos concluye fiesta por los cien años del puerto de Veracruz

ARTURO CRUZ BARCENAS ENVIADO

Veracruz, Ver., 10 de marzo. Con 20 minutos de juegos pirotécnicos, la noche del sábado concluyeron los festejos del centenario del puerto artificial de Veracruz, luego de la actuación de la Orquesta Sinfónica de Xalapa, un ensamble de 100 arpas y el Mariachi Vargas de Tecalitlán. El Paseo del Muelle reunió a más de 10 mil personas, de acuerdo con lo previsto por las autoridades.

Una de las sorpresas de la noche fue la presentación de Graciana Silva García, La Negra, arpista que había sido excluida y que afortunadamente formó parte de esa centena de maestros músicos de este puerto, entre los que se pueden citar a Pepe Gutiérrez, mejor conocido en estos rumbos como El Chayote, y a Andrés Alfonso Vergara, de fama internacional.

La dirección del ensamble arpístico estuvo a cargo de Alberto de la Rosa, quien ya ha ofrecido este show en el Cervantino. Fue emocionante ver esas cien arpas juntas, triángulos de imaginación sonora y estructura sorprendentes. Todas eran diferentes y algunas pueden ser consideradas auténticas piezas de arte. Las había rojas, blancas, bicolores, con vivos dorados o plateados o, simplemente, color madera.

La Negra Graciana fue presentada de manera especial, citándola como una de las leyendas de este puerto, sus calles y sus portales, donde se gana la vida por unos cuantos pesos, en espera de que las autoridades, que tanto se ufanan de apoyar a la cultura, hagan algo por ella y otros músicos populares, en términos, dijo ella, de una seguridad económica. A cambio, La Negra ofrece enseñar su arte, que la ha llevado a muchos lugares del mundo, inclusive el Palacio de Bellas Artes de la ciudad de México. Las alrededor de 4 mil cuerdas de esas cien arpas cruzaban el cielo cuyo mar resplandecía por las luces colocadas ex profeso. Tocó de manera magistral El ahualulco, una de las piezas clásicas del cancionero veracruzano. No faltó El Colás y otras que la gente de acá tiene en alta estima y cariño, y que baila a la menor provocación. La gente a eso de las 10 de la noche ya estaba inclusive sobre las estatuas de quienes defendieron con su sangre a la Patria, y otras lo disfrutaban desde sus balcones del hotel Emporio. Muchos más, ante la imposibilidad de ver de cerca, disfrutaban de un raspado o de un agua de las tantas de sabores naturales con que se puede saciar la sed provocada por el sol que sólo se calma cuando se presenta un norte como el de la semana pasada.

Otro momento significativo fue cuando el decimero Rodrigo Gutiérrez dedicó a sus paisanos varias de las composiciones que lo han hecho famoso aquí y allende el estado. Con buen humor, recitó de manera improvisada algunas de sus décimas, como la de "mi gorda", es decir, su mujer, quien le exigía: "Muévete, ¡con un carajo!", a lo que respondió: "¿Cómo le hago, si estoy abajo?"

"Y apenas me estoy calentando", dijo, y se arrancó con otra de su inspiración: "Veracruz, orgullo de nuestro historial, /de la nación mexicana. /El conquistador de España /aquí situó el litoral. /Por destino celestial /también plantaron la cruz /de donde partió la luz /al resto del continente, /que aún se mantiene ardiente/ en la heroica Veracruz". Más aplausos.

Rompiendo el protocolo de seriedad que acompaña a sus presentaciones, el director de la OSX, Carlos Miguel Prieto, invitó a bailar danzón a la concurrencia. Si algo marca la vida de los veracruzanos es su gusto por el baile, lo cual les viene de siglos atrás. Marcan los pasos con maestría y ante eso no queda otro camino que admirarlos, verlos cómo ejecutan movimientos armónicos, en pareja, con elegancia.

Eso se contagia. Al momento, otras parejas, a un lado del sillerío, se pararon y dieron rienda suelta a su gusto. Una pausa fue cuando la OSX interpretó Las bodas de Luis Alonso, española que no es indiferente a los veracruzanos, pues Agustín Lara les infundió el gusto por los sonidos y melodías de la península Ibérica. Se escuchó Rayos y truenos, polka muy difundida en este tipo de eventos.

Para romper todo lo precedente subió al escenario el Mariachi Vargas de Tecalitlán, cuyos cantantes hicieron gala de pulmones llenos de aire en la interpretación de Por amor, que levantó aplausos. El maestro Rubén Fuentes no asistió debido a su edad avanzada, que lo ha alejado cada vez más de las actuaciones en vivo, pero sigue siendo un símbolo de la canción ranchera.

Hoy domingo hubo otros dos actos, pero ya sin mucha importancia para esta gente que sabe vivir, comer y bailar. Ya varios están listos para ir a la fiesta en el Tajín.

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