Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Martes 26 de marzo de 2002
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Política

Marco Rascón

Vicente Petain y la sumisición

los robocops de Monterrey se quedaron vestidos y alborotados vista la enorme mansedumbre de un país confundido y desarticulado, que montó un escenario para imponer al Gran Bush -la mayor baratija vendida por la globalización, a precio sangriento de Adolfo Hitler-, quien vino a ratificar la ocupación del territorio, así como a definir lealtades, apoyado desde luego por Vicente Petain y con la sumisión de todos los partidos de México.

Gracias a Fidel, a Cuba y su congruencia, sigue encendida la posibilidad de una reorganización de los pueblos para que éstos hagan valer su derecho a hacer revoluciones, a no permitir que el miedo y el presupuesto armamentista rijan los destinos del mundo. Para ello basta responder dos preguntas: Ƒcuánto vale la "financiación del desarrollo" prometida en Monterrey? y Ƒcuánto cuesta cada misil sobre Afganistán?

Bill Clinton, en discurso considerado estratégico, pronunciado en el Congreso el 14 de septiembre de 1998, en medio del escándalo Lewinsky y el mayor auge económico de los últimos tiempos, propuso convocar al G-8 para que éste llamara al Grupo de los 22, y éste a su vez al FMI y al Banco Mundial a fin de liberar fondos para ayudar a países y gobernantes "amigos" que ha-bían aplicado con toda disciplina las nuevas reglas económicas en sus países y enfrentaban presiones y tensiones como la pobreza. Había que aliviar eso con un fondo especial.

Ya con la recesión, tras la usurpación de Bush y el 11 de septiembre, la visión estadunidense cambió de fondo y la prioridad ya no fue la pobreza ni el desarrollo, sino el "combate al terrorismo". No obstante, si la forma es fondo, la visión clintoniana de apoyo a los amigos no fue excluida, sino transformada para apoyar la estrategia de George Hitler contra el mal, y qué mejor que la ONU, su mucama preferida, para tender las camas y fijar reglas para la distribución de las migajas, sin modificar un pelo el sistema de integración económica con los países "amigos" y "aliados contra el terrorismo".

En esta tarea la mejor carta de Kofi Annan, secretario general de la ONU, fue Ernesto Zedillo, uno de los mejores empleados del FMI y el Banco Mundial, quien no sólo creó el "consenso de Monterrey", sino también el terminajo "financiación" para que entendamos que la globalización llegó al lenguaje y es irreversible. Ya desde Clinton, en 1998, estos fondos servirían también para el desmantelamiento de las fuerzas que pudiesen organizar la resistencia al proyecto global, llámense izquierdas o fuerzas nacionalistas, lo cual en México les salió muy barato, pues la destrucción del PRD costó unos cuantos millones en prerrogativas para que grupos y corrientes enloquecieran, inventaran Brigadas del Sol y gastaran lo que nunca habían soñado tener en medios y propaganda, en elecciones internas fraudulentas, en nóminas con familiares incluidos y en una enorme burocracia. De esta manera, el auge económico de Estados Unidos se hizo sentir en los partidos y gracias a ello en México se pudo tener una "transición" a la medida de los intereses estadunidenses; en esto ayudaron también operadores para proponer y llevarse a universidades gringas a líderes progresistas como "profesores huéspedes" que neutralizaron.

El dinero que fluyó para el lumpenaje que se apoderó del PRD fue para que perdiera las elecciones. Gracias al primer flujo de fondos "contra la pobreza" ganó Vicente Fox con el beneplácito estadunidense y quedó para el segundo tiempo la lucha entre Carlos Salinas y Ernesto Zedillo, quienes se disputan la medalla a la abyección más grande.

La presencia y discurso de Fidel en la cumbre de la sumisición asentó la referencia a un mundo distinto y dio sentido a las protestas callejeras, desde Seattle hasta Génova o Barcelona, a las demandas de Porto Alegre, a las asambleas de barrio en Argentina y a todas las luchas sociales del mundo. Su presencia vino a ratificar la miseria política de los partidos en México, pues frente a la salida de Fidel de la cumbre y el contenido de su discurso Roberto Madrazo calló por disciplina a Salinas, mientras Beatriz Paredes correteaba a Ernesto Zedillo en Monterrey, y el PRD demostró que sigue lleno de Jorges Castañedas, pues al igual que por el 11 de septiembre el sol azteca guardó silencio frente al papel abyecto de Vicente Petain y las presiones estadunidenses.

Si en tiempos de auge, el apoyo "a los amigos" era estratégico para Clinton; en la recesión es la "lucha contra el terrorismo", por lo que la preocupación por la pobreza no es sino una mascarada que pinta de cuerpo entero a Bush, a Fox, a Castañeda, a la ONU y a los partidos de México. Esa es la sumisición, si a lenguaje vamos y a contenidos nos remitimos.

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