Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Martes 26 de marzo de 2002
  Primera y Contraportada
  Editorial
  Opinión
  Correo Ilustrado
  Política
  Economía
  Cultura
  Espectáculos
  Estados
  Capital
  Mundo
  Sociedad y Justicia
  Deportes
  Lunes en la Ciencia
  Suplementos
  Perfiles
  Fotografía
  Cartones
  La Jornada de Oriente
  Correo Electrónico
  Busquedas
  

Economía

MEXICO, SA

Carlos Fernández-Vega

EL PONENTE, COMO lo rebautizó su abogado defensor, está de regreso y empeñado en limpiar su muy deteriorada imagen, hazaña -dicho sea de paso- por demás inalcanzable. Parte fundamental de su estrategia -si no es que la estrategia en sí- es culpar a su sucesor de todas las calamidades -personales y nacionales- sufridas a partir del primero de diciembre de 1994, sin considerar los errores y excesos cometidos por él mismo.

EN REALIDAD, LA NACION puede presentar querella contra los dos implicados en este pleito de la farándula nacional, pero el hecho es que Carlos Salinas de Gortari, que tanto empleo informal generó (industria de la máscara de por medio) durante el gobierno de su acérrimo enemigo, acusa hoy a Ernesto Zedillo -defensor de pobres y de una que otra trasnacional- de haber recibido ''dinero de mi fondo secreto'', como señala la portada de la revista Proceso en su entrega de esta semana.

SIN EMBARGO, EN sus respectivos gobiernos y por medio de la llamada partida secreta -que de secreta no tenía nada porque estaba consignada en el presupuesto de egresos de cada año- ambos personajes -pertenecientes a la misma cueva- tuvieron acceso a miles de millones de pesos del erario y discrecionalmente hicieron uso de ellos como si fueran propios, considerándolos depósitos en sus chequeras personales.

POR MEDIO DE LA partida secreta (sólo por el programa de erogaciones contingentes del ramo 23 del Presupuesto de Egresos de la Federación asignado al jefe del Ejecutivo e independiente de los recursos presupuestales canalizados a la Presidencia de la República), Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo dispusieron -en sus respectivos sexenios- de alrededor de 12 mil 500 millones de pesos del erario, aunque aproximadamente 84 por ciento (10 mil 500 millones) correspondieron al hoy quejoso y el 16 por ciento restante (cerca de 2 mil millones) al hoy acusado. En ambas administraciones esos dineros se destinaron a gasto corriente, ni un peso a inversión.

EL PRESUPUESTO secreto asignado al presidente de la República alcanzó su máxima expresión siendo jefe del Ejecutivo Carlos Salinas de Gortari, a quien la Cámara de Diputados autorizó, para el ejercicio fiscal 1993, disponer discrecionalmente de alrededor de 2 billones de -todavía- viejos pesos, es decir, poco más de 600 millones de dólares al tipo de cambio de entonces. Para su primer año de gobierno, los inquilinos de San Lázaro aprobaron para Ernesto Zedillo una partida secreta por alrededor de 950 millones de pesos (casi 280 millones de dólares, antes de los errores de diciembre; más o menos 135 millones de dólares en enero de 1995).

SI BIEN EXISTE una notoria diferencia entre el volumen de recursos públicos dispuesto por uno y otro de los ex mandatarios citados, lo cierto es que no sólo uno sino todos los integrantes del círculo más cercano al presidente -en turno- de la República se beneficiaron, de una u otra forma, de la partida secreta. Así, en la compra-venta de favores acostumbrada en el circuito del poder tricolor, suena lógico, pues, que Zedillo obtuvo beneficios de esos dineros, como debe haber sucedido con Salinas de Gortari cuando Miguel de la Madrid despachaba en Los Pinos y cuando éste supuestamente rendía cuentas a José López Portillo. ƑCuántos funcionarios del zedillato se beneficiaron con esta muy peculiar fórmula?

EL EJERCICIO ANTERIOR, cronológicamente hablando, puede hacerse para atrás o para adelante, pero en cualquiera de los casos los afectados no resultaron otros que los que pagan sus impuestos y los que, por este mecanismo distributivo, deberían recibir los beneficios. El problema es que la partida secreta y su mecanismo para disponer de los recursos es, lamentablemente, legal.

LA ASIGNACION anual de la partida secreta para el uso exclusivo y discrecional del presidente de la República deriva de la reforma que hiciera la propia Cámara de Diputados a la Constitución General de la República el 6 de diciembre de 1977. En esa fecha reformó la fracción IV del artículo 74 constitucional -que delimita las facultades exclusivas de la Cámara de Diputados-, para quedar de la siguiente manera: ''No podrá haber otras partidas secretas, fuera de las que se consideren necesarias, con ese carácter, en el mismo presupuesto; las que emplearán los secretarios -de Estado- por acuerdo escrito del presidente de la República''. El texto está vigente, aunque en los últimos tres presupuesto de egresos de la federación el renglón aparece en ''ceros''.

EN OCTUBRE DE 2000, a pocas semanas de entregar la banca presidencial, Ernesto Zedillo, por medio de la Secretaría de Hacienda a cargo de José Angel Gurría, aseguraba que ''la supresión, en la práctica, de la llamada partida secreta, así como el ejercicio de un gasto responsable y austero son ejemplo de la integridad y rendición de cuentas que han caracterizado el uso de los recursos públicos en la presente administración''.

SIN EMBARGO, 1997 fue un año crucial para la paulatina desaparición de la partida secreta. Con mayoría opositora, la Cámara de Diputados obligó a la Secretaría de Hacienda -ya no existía la de Programación y Presupuesto- a reducir, terminantemente, la asignación de este tipo de recursos al presidente de la República. No fue la ''voluntad'' ni la ''gracia'' de Zedillo, sino el empuje y decisión de los legisladores de oposición los que redujeron la partida hasta dejarla en ceros. En 1995 dicho renglón sumó cerca de 950 millones de pesos; en 1996, 518 millones; en 1997, alrededor de 300 millones de pesos; en 1998, 64 millones y en 1999 solamente un millón de pesos. En 2000, la asignación fue de cero pesos cero centavos. La medianía republicana de Benito Juárez que aseguraba ejercer Zedillo fue otra de las farsas de su sexenio.

CUANDO SALINAS DE Gortari llegó a la Presidencia de la República la partida secreta autorizada sumó un billón 725 mil millones; en 1990 fue de un billón 643 mil millones; en 1991, de un billón 676 mil millones; en 1992, de un billón 465 mil millones; en 1993, de 2 billones 9 mil millones y en 1994, de un billón 630 mil millones (todas las cifras en viejos pesos, aunque los nuevos entraron en operación en 1993).

ASI QUE EN ESTE sainete Ƒcuál de los dos personajes tendría calidad moral para aventar la primera piedra?

Las rebanadas del pastel:


ARGENTINA SE SIGUE desmoronando, pero a nadie le importa, especialmente al Fondo Monetario Internacional y al gobierno amigou de George W. Bush: la utilizan como ejemplo, por si a alguien, en la comunidad de naciones, se le olvida quién es el patrón.

[email protected] / Fax: 55 45 12 53

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año