Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Martes 26 de marzo de 2002
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Cultura
Director de ¡Ay, Quijote!, montaje que abrió el octavo Festival Iberoamericano de Teatro

Los colombianos deberían convertirse en Quijotes para salvar el país: Porras

Por vez primera se presentó en su patria y cosechó la aceptación de crítica y público

Sancho Panza sintetiza la fraternidad y la confianza; AL necesita inspirarse en él, advierte

ARTURO JIMENEZ ENVIADO

Santefe de Bogota, 25 de marzo. Colombia no necesita uno sino muchos Quijotes. Todos los colombianos deberían transfigurarse en el caballero de la noble figura para sacar adelante a este país. Pero para que ya no ''viajen" de manera individual también requieren inspirarse en Sancho Panza, quien sintetiza la fraternidad y la confianza en los semejantes.

Habla en entrevista el colombiano Omar Porras, director de ¡Ay, Quijote!, obra de la compañía suiza Teatro Malandro que hace diez días inauguró el octavo Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá y que es considerada por él mismo un espectáculo ''mágico, poético, de ilusiones y de fantasías".

Rencuentro con la fe

Formado en Francia y en Suiza y con un reconocimiento actual en Europa como uno de los mejores directores jóvenes, a sus 38 años Porras se presenta por primera vez en su país y logra la aceptación de la crítica y del público del festival.

''Este Quijote nos ha servido como una identidad, como un rencuentro con la fe, con la esperanza, algo que en la grave situación actual de nuestro país se nos olvida un tanto porque nos desesperamos un poco. La obra ha representado una comunión y un encuentro cultural entre la compañía suiza y el público colombiano", expresa Porras, cuya obra participará en el próximo Festival Internacional Cervantino de México.

Con 11 años de trabajo en el Teatro Malandro de Suiza, Omar Porras tuvo que pasar antes por una etapa de penurias y de múltiples oficios de subsistencia, en el que destaca el aprendizaje y el trabajo callejero en París.

Se le pregunta acerca de las características específicas de su Quijote en relación con otras puestas basadas en esa obra de Miguel de Cervantes. Y se le recuerda que, por ejemplo, hace dos o tres años Santiago García y la compañía colombiana La Candelaria presentaron en México un Quijote lúdico y trágico.

''¡Ay, Quijote! es producto de una búsqueda y una investigación intensas de varios años, y una de sus grandes particularidades es el hecho de no haber caído en el icono constante que se tiene de don Quijote como aquel caballero de armadura, y de Sancho Panza como un compañero bajito, gordo y popular.

''Creo que logramos despojarnos de esa imagen arquetípica y hemos encontrado la sutileza del personaje en su alma, en su espíritu. Más que a dos personajes, vemos en Quijote y Sancho una estructura que nos permite hablar de su lenguaje espiritual y profundo."

Ideogramas con el cuerpo

Además, este Quijote permite ver la capacidad de los actores para dibujar en el espacio, con sus cuerpos, un lenguaje singular que Porras compara con ideogramas. ''Sus movimientos tienen una estructura rítmica y visual que compone imágenes que también son parte del lenguaje de Cervantes", sostiene.

Pero el Quijote de Porras no sólo mantiene una relación con la danza, sino con otras artes escénicas como el canto, las sombras chinas, la música y el trabajo de máscaras. ''Todo esto nos permite lograr una riqueza dramatúrgica y visual intensa, pues los lenguajes verbal y lineal de la obra de Cervantes no se alteran, sino que se profundizan para generar una lectura más universal."

Aclara que en ¡Ay, Quijote! también busca recuperar lenguajes de otras tradiciones antiguas, así como de la cultura artística y teatral latinoamericana. ''Los actores de esta obra son de diez nacionalidades diferentes. Lo que identifica al Teatro Malandro en Europa y lo que lo hace ver particular y renovador es su capacidad de mestizaje."

Latinoamérica, espíritu quijotista

-¿Hace falta un Quijote en Colombia?

-Un solo Quijote no podría solucionar las cosas. Creo que todo el pueblo colombiano y en general todos los pueblos de Latinoamérica somos Quijotes. Visto el desarrollo y la situación de nuestra cultura desde la Colonia, hemos sido forjadores de fe y de esperanza. La región se ha mantenido con la frente muy en alto gracias a ese espíritu quijotista que tenemos.

Pero agrega: ''Ahora, la situación aquí en Colombia es muy particular. Creo que los colombianos tienen esa capacidad quijotista, pero hacen falta un poco más de elementos de Sancho Panza: fraternidad y confianza en el compañero, en su hermano, en el que le está dando la mano, en aquel que cree en los sueños. Tenemos que acompañarnos todos.

''No podemos viajar todos sólo como Quijotes, sino también con la otra parte, con el complemento que es nuestro hermano, que es Sancho Panza."

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