Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 5 de abril de 2002
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Sociedad y Justicia

Surgen más casos de pederastia; suman más de 2 mil los sacerdotes acusados

Indemnizará la Iglesia católica de EU a mujer víctima de abuso sexual

Fue violada por un cura cuando era adolescente; recibirá 1.2 millones de dólares El lunes fue arrestado otro clérigo en Nueva York, que atacó a un niño en 1973 Presentan la primera demanda legal contra el Vaticano Los críticos responsabilizan a la jerarquía eclesiástica

JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES

Nueva York, 4 de abril. Otros dos casos de abuso sexual que involucran a sacerdotes católicos aparecieron esta semana, y suman ya más de 2 mil los clérigos acusados en Estados Unidos por explotación sexual de menores de edad, en un escándalo que está provocando una de las mayores crisis de la Iglesia católica, no sólo en este país, sino en todo el mundo.

Una mujer de California que acusó a un sacerdote de abuso sexual y que pagó porque le practicaran un aborto tras embarazarla cuando era adolescente, recibirá un pago de 1.2 millones de dólares para resolver su demanda legal contra la Iglesia católica, reveló el martes The New York Times.

Al mismo tiempo, se informó que un cura católico fue arrestado el lunes pasado en Nueva York acusado de violar a un menor, asalto indecente y de golpearlo. El abuso ocurrió, de acuerdo con la policía, en un pueblo de Massachussets. Comenzó en 1973 e involucró a un niño que entonces tenía siete años de edad y continuó durante siete años más. El sacerdote detenido, Romano Ferraro, de 67 años, atrajo la atención pública por primera vez en 1986, después de informar a un grupo de infantes de una iglesia en Nueva Jersey que Santa Clos había muerto.

Además, esta semana se presentó la primera demanda legal, no contra la Iglesia católica de Estados Unidos, sino directamente contra el Vaticano, por parte de víctimas de abuso sexual realizado por sacerdotes cuando eran menores de edad.

Crece el escándalo

Estos son sólo los casos más recientes de una serie donde al parecer casi cada semana se producen más denuncias de abuso sexual de curas católicos contra menores de edad. Las dimensiones del escándalo se incrementaron cuando se informó que siete de cada 10 católicos opinaron que la pederastia de curas es un problema mayor que debe atenderse inmediatamente, de acuerdo con una encuesta realizada por los periódicos The Washington Post y ABC News.

El escándalo estalló en grande a principios de este año, al revelarse -tras una investigación periodística del Boston Globe- el caso del cura John J. Geoghan, quien fue trasladado de iglesia a iglesia a pesar de que sus superiores, entre ellos el jerarca católico más importante de Estados Unidos, el arzobispo de Boston, Bernard Law, sabían que había cometido decenas de casos de abuso sexual de menores de edad durante 30 años.

A partir de entonces se reveló que unos 80 curas más habían sido acusados sólo en la diócesis de Boston en los años recientes, y todos habían recibido la protección de la Iglesia católica.

Y ese "encubrimiento" de la jerarquía católica estadunidense (como la de otros países) es talpedophilie-religion-59 vez el aspecto de este escándalo que más ha hecho temblar a esta institución religiosa.

El 64 por ciento de las personas encuestadas por The Washington Post opinó que el escándalo ha dañado la reputación de la Iglesia católica, y dos de cada tres desaprobaron la manera en que esa institución ha manejado el caso.

El hecho de que el arzobispo Bernard Law, de Boston, así como el actual arzobispo de Nueva York, Edward Egan -quien enfrentó un escándalo parecido cuando fue obispo en Connecticut-, haya tenido que admitir que la Iglesia ha pagado millones de dólares para resolver demandas legales y mantener este tipo de comportamiento en secreto, ha generado una controversia que incluye demandas para que renuncien los más altos representantes de la fe católica en este país.

Entregan lista con acusaciones de cuatro décadas

Este jueves, la arquidiócesis de Nueva York, al dar respuesta a las crecientes críticas por la renuencia de la Iglesia a informar a la policía sobre estos casos, dio un giro dramático y entregó a las autoridades fiscales una lista en la que resume cuatro décadas de acusaciones de abuso sexual contra sacerdotes. Esta es la tercera arquidiócesis más grande del país, y sigue los pasos de diócesis de Boston, Cincinnati, Nuevo Hampshire y Maine en la decisión de entregar documentos a las autoridades.

De acuerdo con el comentarista Hendrik Hertzberg, de la revista The New Yorker, ya hay unos 2 mil curas católicos en este país acusados de abusos sexuales. Desde enero, decenas de curas han sido suspendidos y obligados a renunciar. Aunque esto representa una minoría de los 47 mil curas católicos del país, el problema aquí -igual que el crimen de Watergate- no es tanto los actos repugnantes de estos curas, sino el hecho de que sus acciones fueron encubiertas por sus jefes.

En gran medida por los esfuerzos de algunos periodistas, de pronto se están revelando miles de documentos que se consideraban confidenciales, los cuales relatan, caso tras caso, cómo la jerarquía manejó el gran secreto de las acciones de sus curas, haciendo todo lo posible para mantener en secreto, bajo justificación religiosa, las relaciones de los curas con cientos, tal vez miles, de niños y adolescentes durante décadas.

Hertzberg argumenta que también ha comenzado, con esta crisis, un intenso debate entre la jerarquía y las bases católicas de este país, y un creciente disgusto sobre el autoritarismo con el que se manejan las controversias dentro de la Iglesia.

Los conceptos del celibato, del lugar secundario de la mujer dentro de la jerarquía católica, la posición sobre el aborto y acerca de la expresión sexual humana y otros debates internos se intensificaron con este escándalo.

Sin embargo, muchos críticos señalan que el primer punto es la responsabilidad de la jerarquía católica por las acciones de sus sacerdotes, y la posibilidad de que algunos obispos enfrenten ahora un problema que no compete ya a la ley divina, sino a la terrestre: su responsabilidad legal por tener conocimiento, encubrir y no reportar actos criminales de sus subordinados.

Débil defensa clerical

Sin embargo, la Iglesia católica ha defendido sus acciones alegando que sí hubo extensas consultas con sicólogos para abordar el comportamiento de curas que habían cometido actos indebidos y asegurarse que no representaban una amenaza para la comunidad. Pero esta respuesta no convence a los críticos, quienes señalan que la propia estructura y administración de la Iglesia católica es parte del problema.

"La renuncia en desgracia del cardenal Law sería significativa sólo en el contexto de una renuncia equivalente a la del papa Juan Pablo II, de cuyas políticas antirreforma -cerradas, secretas, deshonestas, totalitarias- el cardenal Law es no más que un funcionario", escribió James Carroll, autor reconocido y ex sacerdote citado por The New Yorker.

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