Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 7 de abril de 2002
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Cultura
Con nueve años, el proyecto de la Conafe recupera usos y costumbres de las comunidades

Promueve PAEPI educación bilingüe y bicultural en 3 mil zonas indígenas

Busca desterrar en educandos la idea de que su lengua debe estar constreñida a su región Es una nueva perspectiva; no es castellanizante ni destructiva de su patrimonio, comenta una promotora

ANASELLA ACOSTA NIETO

El Proyecto de Atención Educativa a la Población Indígena (PAEPI) promovido por el Consejo Nacional de Fomento Educativo (Conafe), que se inició en 1994 en ocho entidades país -Campeche, Chiapas, Guerrero, Hidalgo, Oaxaca, Puebla, Quintana Roo y Yucatán-, se inscribe en los esfuerzos de lingüistas, antropólogos, sicólogos y educadores para fomentar la instrucción bilingüe, bicultural y respetuosa de la cosmovisión de cada comunidad.

Ahora el PAEPI tiene presencia en 3 mil comunidades de más de 20 entidades, atiende a 25 mil niños de prescolar y primaria y capacita a 10 mil instructores de más de 50 lenguas indígenas.

Los recientes retos del PAEPI son alfabetizar a niños indígenas en el Distrito Federal y diseñar programas educativos para adultos en las comunidades donde ya opera. Además prevé la capacitación en el uso de tecnologías -como Internet- en las zonas urbanas, a fin de propiciar el aprovechamiento de los instrumentos multimedia desde la visión de las culturas indígenas.

Usos y costumbres del aprendizaje

El PAEPI recoge la propuesta de docentes y alumnos de tener como base de la educación el conocimiento indígena. De esta manera, el carácter bicultural que debe tener la educación parte de los usos y las costumbres que rodean al aprendiz y deja en segundo término la alfabetización basada en la cultura occidental.

Rocío Casariego y María de Jesús Salazar, fundadoras del PAEPI, hablan al respecto.

Casariego comenta: ''La educación unicultural, que limita la enseñanza en la escuela indígena a lo que presentan los libros de texto, en los que la cultura hispanohablante se convierte en el México universal, ocasiona que los niños crean que su lengua y su cultura deben estar constreñidas a los usos comunitarios. Pero en el momento en que se empiezan a manejar contenidos de su cultura durante las clases y que éstos se escriben, divulgan y evalúan, se le otorga valor a esa cultura. El carácter bilingüe recupera el derecho de que la educación que llegue a su comunidad se hable en su lengua.

-¿Cómo se introducen los contenidos de la cultura indígena en los cursos comunitarios?

Interviene Salazar: ''Los niños escogen los temas a desarrollar en clase a partir de sus intereses. Temas como las limpias, el peyote, el peregrinar y el juego de pelota son planteados como temas de investigación por los alumnos.

''A partir de la elección de esos tópicos, los niños indígenas buscan respuestas a partir de lo que les rodea, tanto en español como en su lengua, la que también aprenden a escribir por medio de alfabetos propuestos por el equipo técnico del PAEPI, pero elegidos por los docentes, que muchas veces pertenecen a la comunidad''.

En el contacto con los pueblos indígenas, comenta Casariego, ''hemos reconocido sus necesidades y sus urgencias, y hemos construido con ellos una nueva perspectiva que no es castellanizante ni destructiva de su patrimonio, pero sí propositiva y que responde a sus expectativas educativas de desarrollo".

Algunas experiencias que recoge un texto de pronta aparición que preparan los participantes en el proyecto provienen de comunidades como Río Grande, en Guerrero; China, Zihuateutla, Chamorro, Quimixtlán, Yohuajca y Chiltepec, en Puebla; Tecomatlán, en Hidalgo; San Juan, en Campeche; Poxil, en Quintana Roo; Teozatlán y San Marcos Zochiquilazala, en Oaxaca; San Isidro Izhuatlancillo, Atexcatitla y El Naranjal Texcatepec, en Veracruz; Ciudad Nezahualcóyotl e Ixtapaluca, en el estado de México; Guachochi, en Chihuahua, y Huamúchil, en Nayarit.

El Conafe ha trabajado desde 1971 con las comunidades rurales e indígenas, primero con un programa monolingüe, cuyos resultados fueron considerados negativos por los altos índices de reprobación.

Posteriormente desarrolló un plan bilingüe, y desde hace nueve años ideó un plan bicultural ?el PAEPI?, que se aplica y perfecciona en cursos de prescolar y primaria.

Destrucción cultural

Carlos Montemayor escribe en el prólogo al texto de divulgación de los trabajos del PAEPI, que la castellanización es una "forma de destrucción cultural que ha provocado procesos de sentimiento social o de discriminación no muy diferentes de los que ocurren ahora en Estados Unidos con los grupos migrantes".

Explica: ''En algunas zonas de México las familias no quieren que los hijos sigan hablando la lengua indígena; quieren que aprendan español, porque sienten que así estarán mejor preparados para sobrevivir. En Estados Unidos, por la misma razón, las familias de hispanohablantes quieren que los hijos sólo hablen inglés, no español".

Montemayor destaca la existencia de "un aprendizaje forzoso de la lengua como recurso de trabajo". Señala además la imposición del español como "lengua de dominio" en zonas donde debería aceptarse el "cultivo de las lenguas indígenas como parte sustantiva del desarrollo de esos pueblos", y en segundo término la lengua española como "una alianza para una nueva conciencia cultural".

Según el especialista, el proyecto del PAEPI destaca por considerar la participación de promotores y maestros nativos, como elemento indispensable en la alfabetización de las comunidades indígenas.

De acuerdo con el material que prepara la coordinación del PAEPI, la base de este plan educativo es que los docentes de los grupos hablen la misma lengua de la comunidad y recuperen en los contenidos escolares las culturas primigenias.

Para ello se ha diseñado un método peculiar que convierte la práctica del español y la escritura de la lengua nativa en un juego. Los niños plantean los temas de investigación que desarrollan en su lengua a partir de los libros de texto, pero también de las enseñanzas de sus padres, abuelos y entorno natural.

Exponen, dramatizan y se convierten en escritores de sus vidas por medio de un diario; se solidarizan con las experiencias de otros niños en comunidades distantes mediante materiales de divulgación cultural, como el suplemento Un dos tres por mí de La Jornada, dirigido por Martha Acevedo.

El uso de materiales didácticos alternativos a los libros de textos se introdujo porque "pensamos que la producción de libros de texto en lenguas indígenas no es la más viable para abarcar la mayoría de las lenguas indígenas, culturas y necesidades educativas que tienen las comunidades indígenas", explica Casariego.

Los libros de texto, indica, no han resuelto una demanda específica de las comunidades, que se centra en hacer los libros creíbles a partir de su forma de vida. Y precisa: ''La producción de libros de texto en lenguas indígenas ha sido muy lenta. La Dirección General de Publicaciones tiene 30 años o más y ni 50 por ciento de las lenguas existentes ha sido satisfecho. Si nos esperamos a que haya el libro de texto de cada lengua corremos el riesgo de que en 30 años algunas comunidades aún no tengan editado el suyo".

La meta del PAEPI, comenta Casariego, es sostener el proyecto a largo plazo y extender los cursos comunitarios más allá de los niveles prescolar y primaria, así como capacitar en el uso de computadora e Internet para que sean utilizados como herramientas de transmisión y producción del conocimiento y cultura indígenas.

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