DOMINGO 7 DE ABRIL DE 2002


¿Omisiones o mentiras en la versión del Ejército?

La inexistencia del general Serrano

El autor, descendiente del general asesinado en Huitzilac, examina las omisiones históricas que la Secretaría de la Defensa Nacional ofrece en su versión de los hechos dirigida a los ciudadanos. Además, pregunta si la "era del cambio" propiciará que por fin se conozca la verdad sobre la matanza de antirreleccionistas "que compromete a muchos de nuestros héroes revolucionarios oficiales"

FEDERICO SERRANO DIAZ

SE VIVE EN EL PAIS una situación inédita: el Ejército ha dejado de ser una institución intocable. Enhorabuena. Que la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) se abra a la verdad histórica es algo que la sociedad en su conjunto reclama desde hace muchos años. Este cambio de actitud de las fuerzas armadas no es una dádiva del régimen; incontables movilizaciones sociales obligaron al poder a entregar al pueblo un derecho que nunca debió haberle sido escatimado. Los discursos del secretario de la Defensa y del Presidente pronunciados el pasado 19 de febrero, Día del Ejército, resultan muy alentadores; ahora todo es cuestión de ver cómo las palabras se traducen en hechos.

serranoSi la Sedena se propone ser congruente con las palabras de su general y las de su comandante supremo, el Presidente de la República, tendrá que abocarse a numerosas tareas que le devuelvan la credibilidad, por ejemplo, abrir los expedientes de los antirreleccionistas asesinados en 1927 por generales y soldados, hechos que hasta la fecha han permanecido cuidadosamente ocultos.

La historia del antirreleccionismo en México durante el siglo XX tiene dos grandes vertientes antagónicas: la primera es el triunfo de la revolución maderista en 1911 y el Congreso Constituyente de 1917, en que fue elevado a rango constitucional el principio Sufragio efectivo, no reelección; y la segunda, cuando en 1926 se modificó la Constitución para permitir la reelección, no del Presidente, sino de un ex Presidente, en este caso Álvaro Obregón; las ejecuciones del candidato antirreleccionista Francisco R. Serrano y sus 13 acompañantes civiles y militares, ocurridas el 3 de octubre de 1927; y la arbitraria expulsión de la Cámara de quienes defendían la no reelección, muchos de ellos asesinados, encarcelados o enviados al exilio el 4 de octubre del mismo año.

La matanza de Huitzilac, ejecutada por el general Claudio Fox y otros 50 soldados de diversa graduación, ordenada desde el Castillo de Chapultepec, donde entonces se alojaba la Presidencia de la República es sólo la punta de un iceberg. En 1926 y 1927 el antirreleccionismo era un movimiento fuerte; mucha gente recordaba aún sus principios y a sus muertos. El 10 de junio de 1927 el general Serrano declaró al periódico El Universal, después de haberse entrevistado en Sonora con Obregón: "Le hice conocer mis puntos de vista, figurando en primer término el referente a que creo que en la República no existe sentimiento antiobregonista, pero sí marcada tendencia antirreleccionista (...) Me satisface creer que el general Obregón justiprecia mis indicaciones porque tiene presente que él ha sido el representante portavoz del antirreleccionismo como ideal democrático".

Quizá no eran tanto Serrano o Arnulfo R. Gómez -el otro candidato opositor- los mayores enemigos de Obregón, sino el antirreleccionismo mismo. Había en consecuencia que acabar con él de una manera feroz, para atemorizar y hacer huir a quienes se atrevieran a defender el traicionado principio constitucional. En ese sentido, los crímenes de Huitzilac ?y muchos otros cometidos inmediatamente después, vinculados con la misma causa, mal estudiados hasta la fecha, pero que son la piedra angular del sistema político instaurado un año más tarde por Plutarco Elías Calles a través del Partido Nacional Revolucionario, hoy PRI? constituyen lo que en la actualidad se definiría en una corte internacional como un acto de "terrorismo de Estado".

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En la página oficial de la Secretaría de la Defensa Nacional en Internet se ignora al general Francisco Serrano, quien fuera jefe del Estado Mayor del general Obregón en 1913; en 1915 ascendido a general; en 1916 Oficial Mayor de la Secretaría de Guerra y Marina; en 1918 diputado; en 1919 presidente de la Cámara de Diputados; en 1920 subsecretario de Guerra y Marina; en 1921 general de División y secretario de Guerra y Marina; entre 1925 y 1926 ministro plenipotenciario de México ante Europa; en 1926 gobernador del Distrito Federal y, finalmente, en 1927, candidato antirreleccionista a la Presidencia de la República para el periodo 1928-1932.

serrano4Para la Secretaría de la Defensa Nacional, el general Francisco R. Serrano no existió; no existe. Para darle credibilidad a su histórico texto, la Sedena recurre a 18 citas de personalidades tan acreditadas como Héctor Aguilar Camín, José Rogelio Álvarez, Lorenzo Meyer, Daniel Gutiérrez Santos, Luis Garfias, Friedrich Katz, Jorge Alberto Lozoya y Adolfo Gilly.

Pero sin duda es en el fascículo XI del documento que puede ser consultado por cualquier ciudadano en la red, intitulado "La etapa posrevolucionaria" que la Sedena alcanza límites extraordinarios de omisión, mentira y falsedad histórica. En el inciso denominado "segunda candidatura del general Obregón", el documento indica: "Al acercarse el fin del gobierno del general Plutarco Elías Calles, el general Álvaro Obregón fue nuevamente postulado a la Presidencia de la República, resultando vencedor en las elecciones de 1928, pese a las protestas de las organizaciones antirreleccionistas". Así, en unas cuantas líneas, el Ejército Mexicano, en un documento público y oficial, ignora, niega u oculta las pugnas que se dieron en la Cámara de Diputados entre los reeleccionistas, comandados por Obregón, y quienes defendían la no reelección, siendo los dirigentes de ambos bandos generales de División. ¿La matanza de Huitzilac, las persecuciones y crímenes que siguieron? ¿Una simple "protesta de las organizaciones antirreleccionistas"? Sí, es cierto, el 2 de octubre de 1968 es algo fundamental en la memoria colectiva de la sociedad. Seguramente los asesinatos cometidos por mandos altos, medios y de tropa del Ejército, que en palabras del secretario de la Defensa inició su historia el 19 de febrero de 1913, ya no están en el recuerdo vivo más que de unos cuantos, pero no por eso dejan de ser crímenes que una fiscalía especial para investigar las violaciones a los derechos humanos ocurridas en el pasado deba soslayar, o peor aún, negar.

A la luz de los recientes acontecimientos, de la época del cambio, de la transición, de las críticas y de la autocrítica del Ejército, ¿se abrirán por fin los archivos de la Secretaría de la Defensa Nacional sobre las masacres cometidas contra los antirreleccionistas en 1927, en particular los expedientes del general Franciso R. Serrano y otros seis militares que lo acompañaban el día de su muerte?

¿Habrá llegado por fin el tiempo de que los mexicanos sepamos qué pasó en ese periodo de nuestra historia moderna, que compromete a muchos de nuestros héroes revolucionarios oficiales?

El presidente Vicente Fox tiene la palabra.