Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 15 de abril de 2002
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Deportes

ƑLA FIESTA EN PAZ?

Leonardo Páez

Joaquín Vidal

 

UN EXTRAÑO PESAR me invadió al ver en primera plana de El País del jueves 11 la foto del crítico taurino de ese diario y el encabezado de la nota: "Muere Joaquín Vidal, gran innovador de la crítica taurina y escritor deslumbrante".

DIGO EXTRAÑO PORQUE su partida me dolió aun sin haberlo conocido personalmente como algunos a los que se les llena la boca por haber tenido ese privilegio, pues conocí y aprendí de Vidal a través de los deliciosos e inteligentes ensayos de sus libros El toreo es grandeza y Cuarenta años después, pero sobre todo de sus espléndidas crónicas y artículos en El País, donde colaboraba desde el 4 de mayo de 1976, fecha en que el periódico inició su circulación.

NO SE TRATO de un cronista más, sino de un insuperable maestro del estilo y del arte de analizar con bases, con independencia, rigor y encanto la imparable decadencia del espectáculo taurino, gracias a las claudicaciones e insensibilidad de los propios taurinos. Con agudeza y precisa prosa, Vidal no sólo denunciaba los bandazos de la fiesta en España, sino que su congruencia exhibía, por contraste, a las legiones de publirrelacionistas mal disfrazados de críticos taurinos que pululan en periódicos y semanarios policromos.

SANTANDERINO DE ORIGEN (1935) y madrileño por adopción, adonde su familia llegó al final de la guerra civil, Vidal supo muy temprano que ninguna crisis se soluciona rehuyéndola sino encarándola, identificando sus orígenes, insistiendo en sus consecuencias, denunciando a sus promotores y proponiendo medidas correctivas de probada eficacia.

OBVIAMENTE LOS RESPONSABLES y beneficiarios de las desviaciones del espectáculo lo calificaban de retrógrado, fundamentalista, enemigo de la fiesta, amargado y otras lindezas, mientras la afición sana -quiero decir pensante- de España y el resto de los países taurinos seguía con avidez sus vivificantes artículos y magistrales crónicas, en las que por sistema exigía la integridad y bravura del toro.

INCLUSO A NO POCOS de sus lectores más que interesarles el tema taurino los atrapaba su manera de escribir, la elegante y enérgica expresión de su inconformidad lúcida, el ejercicio responsable y sin concesiones de su descontento con bases, cuando el conformismo y la mediocridad globalizadas han tomado como rehén al planeta.

EN SU ULTIMO ARTICULO en El País, publicado el 19 de marzo pasado, cuando ya la muerte le guiñaba el ojo, Vidal incansable insistía en su denuncia taurina sin fronteras: "Tienen gran parte de responsabilidad en este profundo deterioro las autoridades -éstas y las anteriores- por su incompetencia, por desentenderse del problema y por su artera complacencia al tolerar las corruptelas... quizá haya llegado el momento de preguntarse si merece la pena luchar para restituir los valores de este espectáculo... quizá ni sea posible cuando se ha hecho desaparecer de los ruedos el toro bravo y sale en su lugar un animal feble, medio doméstico, fácil para pegarle pases... y cuando hay un público mayoritario que lo acepta y lo aplaude..."

ƑMERECIO LA PENA? "Sólo si el alma no fue pequeña", le habría contestado a Vidal un Pessoa conmovido y orgulloso de su común estirpe espiritual.

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