Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Martes 16 de abril de 2002
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Vivía bien, pero no con lujos excesivos, informó

María Félix no heredó nada al pueblo de México, señala su albacea

ARTURO CRUZ BARCENAS

María Félix vivía bien, "pero no con lujos excesivos", como piensa la mayoría de la gente. "No dejó ningún bien a ninguna institución" ni al pueblo de México, informó ayer el abogado y albacea de la actriz fallecida el lunes de la semana pasada, Javier Mondragón, en conferencia de prensa realizada en sus oficinas de Altavista, en bulevar Adolfo López Mateos número 20, en el Distrito Federal. "No existe una herencia que se esté disputando por parte de los familiares", precisó.

El abogado dio una explicación sobre el testamento de Félix, el cual, precisó, será leído en un plazo de ocho a 15 días. Abundó en detalles técnicos, pero, en concreto, dijo que la intérprete del papel central de la película La Diabla ya había vendido varias de sus propiedades, entre ellas su departamento de París.

Explicó que lo primero que debe precisarse es cuál es el testamento más reciente, "que creo que es el de julio de 2001. Se solicitó primero el acta de defunción, que es lo primero que se necesita, documento que nos fue pedido por el gobierno de la ciudad de México. Se le exhibió al notario para que solicite al Archivo General de Notarías y se cerciore de que no hubo un testamento posterior.

"Todos los notarios cuando otorgan un testamento mandan un aviso al archivo y éste sabe cuál es el último, por lo menos en la ciudad de México." Señaló que hace falta un archivo a nivel nacional. "Yo conozco el que se denomina público abierto", en el caso de María Félix.

Pero expuso que duda que exista otro testamento. "Traté con la señora durante seis o siete años y tengo la certeza de cuál fue el último testamento, pero eso requiere alcanzar el rango de certeza jurídica y no mi certeza personal. Hubo documentos previos; conozco por lo menos otros dos, o tres.

"Tenía su testamento antes de que muriera Enrique Alvarez Félix y pues, obviamente, tuvo que tomar otras decisiones." Los bienes de su hijo pasaron a ser propiedad de ella, por ser su única heredera. "Don Enrique era propietario de un departamento en Polanco, en Campos Eliseos; ella era dueña de una casa en la misma colonia, en Polanco, en la calle Hegel 610, y de otra en Cuernavaca. Esos tres bienes inmuebles están notificados, y también están identificados muchos bienes muebles, que fueron mandados a hacer o eran de época.

"Cada mueble lo compraba con anticuarios y los mandaba reparar. En su casa hay muchos cuadros, muy bonitos; los más importantes eran de ella misma, pintados por reconocidos artistas. Además estaba toda la colección de indios americanos de Antoine Tzapoff, pero que eran de ella. Las joyas, como los cocodrilos mandados a hacer con Cartier, fueron comprados por la propia Fundación Cartier, que tenía especial interés en tenerlas, porque eran únicas."

Agregó que ha localizado cuentas de cheques en varios bancos, "en uno por 48 mil pesos. Insisto, la señora vivía bien, muy bien, pero no en el lujo excesivo. La casa de la calle Hegel, ustedes vieron el frente, debe de tener unos 400 metros cuadrados; no es una mansión. El departamento de Enrique era de unos 200 o 300 metros cuadrados".

Aclaró que María Félix no dejó ningún bien a ninguna institución pública o privada. "Platiqué con ella muchas veces; no se sentía con la tranquilidad de dejar sus bienes a una institución, porque después no hay alguna persona responsable de los bienes. Tenía mucho cariño y respeto por el pueblo de México; lo demostró siempre. No confiaba en los políticos. No le podía dejar algo al pueblo porque éste como tal carece de figura jurídica, de patrimonio propio. Todo dependerá de una decisión que deberán tomar herederos y legatarios.

"Lo que sí quería es que su casa se conservara tal como está. Arregló cada detalle. Sus familiares no están disputando ninguna herencia (...) Si Tzapoff fuera el beneficiario podría decidir si acepta o no la herencia. Los familiares deben optar."

Reiteró que los informes a las instancias pertinentes tardan entre una semana o dos en ser recibidos. Hasta entonces podrá saberse el o los beneficiarios. "Con tales documentos en la mano hay que decidir si todos los herederos y legatarios están de acuerdo en ir ante el notario. Si no se ponen de acuerdo tengo la obligación de interceder."

Como quiera que sea, puntualizó, no se puede considerar la herencia como millonaria o excesiva.

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