Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 29 de abril de 2002
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Pervive la memoria contra el franquismo

Emotivo homenaje en Barcelona a ex presos de la dictadura; con cantos evocaron los años aciagos

ARMANDO G. TEJEDA CORRESPONSAL

Barcelona, 28 de abril. "Como después de una detonación cambia el silencio, así la guerra nos dejo durante mucho tiempo ensordecidos". Son palabras del poeta Jaime Gil de Biedma que, como muchos otros versos y canciones, imáge- nes y silencios, emocionaron hasta el llanto de un recuerdo amargo a los ex presos de la dictadura franquista homenajeados esta semana en el mítico Teatro del Liceo de Barcelona.

La ópera no se escuchó el pasado lunes en el liceo, recinto que hasta entonces era coto privado de la lírica, los vestidos largos y el cuello blanco. A cambio hubo cánticos revolucionarios de septuagenarios y octogenarios que evocaron los años aciagos de la Guerra Civil española y la dictadura de Francisco Franco (1936-1976), periodo histórico que vivieron entre cárceles, consejos de guerra, torturas, clandestinidad y exilio. Su delito: las ideas.

El teatro estaba atestado de viejos que no olvidan -que mantienen viva la memoria y el ideal de "un mundo más justo"-, pero también de adultos, jóvenes y niños que se replegaron en sus asientos para ver pasar ante sus ojos la historia de su país en aquellos años de bruguerra-civil-espana4talidad y enfrentamiento.

El escenario era sencillo, pero "ensordecedor": un proyector que hilvanaba imágenes de aquella guerra y de aquella lucha en una sala a oscuras, en la que sólo se escuchaban poemas y versos de los que reflejaron, como nadie, el espíritu de esa tragedia: Antonio Machado, Miguel Hernández, Jaime Gil de Biedma, Rafael Alberti, Raimon, José Agustín Goytisolo, Pere Quart y Francesc Valverdu, entre otros.

Pero también se escucharon y se entonaron los cánticos revolucionarios, tangos (Cambalache), ritmos mestizos y, por supuesto, La Internacional o el mítico Hasta siempre comandante, uno de los momentos más emotivos al reflejarse en todos los ojos de los homenajeados y asistentes la figura del Che Guevara, con su boina en espiral y la mirada perdida en un horizonte incierto.

Así vieron y escucharon con emotivo silencio -si acaso roto por algún "hijo de puta" que gritaban una o varias de las víctimas de la represión cuando aparecía la bestia negra, el generalísimo- un homenaje que excitó los recuerdos de más de 3 mil personas que sollozaron ante la "ensordecedora" cicatriz de la guerra y la dictadura.

España de hambre y fusilamientos

El acto de homenaje fue organizado por la Asociación Catalana de ex Presos Políticos, cuya presidenta, Mari Salvo, señaló que "estamos aquí para hacer justicia a la historia, manifestar el reconocimiento a todas las mujeres y hombres -y a sus familias- que sufrieron a causa de sus actividades para restablecer la democracia".

Entre ellas estaba Pilar Claudin, quien viajó desde México para el acontecimiento, el primero de estas características.

Luis Villagarcía Higueras, con la voz entrecortada por el llanto y la mirada serena ante el recuerdo, explicó a La Jornada: "Hemos venido aquí, además de recibir el homenaje, para vernos con personas con las que hemos convivido en las cárceles españolas. Yo estuve 18 años en la prisión, después de que fui detenido cuando tenía sólo 18 años; salí de prisión con 36 después de haber pasado por dos penas de muerte. Y solamente por tener ideas contrarias a un régimen como aquél, que vistió de luto a nuestra España a través del hambre, la miseria, las persecuciones y los fusilamientos."

Por eso -añadió- "me ha emocionado el acto, porque he visto cosas que conocí, situaciones que viví y además aparecieron fotografías hechas a los presos en el penal de Burgos, donde pasé 14 años de mi juventud. Por tanto para mí es un acto muy emotivo y me alegra encontrarme en este salón con camaradas y compañeros que vivieron esas penalidades".

Berta Sáiz Cáceres, que sufrió la guerra desde muy pequeña, cuando a su madre la recluyeron en un penal siete u ocho años a la espera de que se cumpliera una pena de muerte que finalmente fue condonada por el franquismo, señaló: "Estoy muy emocionada, pues mi hermano de 19 años fue fusilado, le juzgaron por la noche y a la mañana siguiente le acribillaron en unas tapias de un cementerio frente a mi otro hermano de 17 -para que aprendiera, le dijeron-. En mi familia es un llaga que llevamos dentro y que es muy difícil que la podamos sacar algún día".

Otra de las víctimas de la Guerra Civil, Gervasio Puerta García, ocho años en la cárcel y torturas varias, señaló que "el acto también es para exigir al Estado español, al gobierno, que reconozca nuestras reivindicaciones morales y económicas, que venimos desarrollando desde hace mucho tiempo, pues nosotros trabajamos para que no haya ningún preso político que no cobre y pase penalidades después de aquel trago amargo".

Miguel Nuñez, que acaba de terminar el libro La revolución y el deseo, y que también vivió parte de su vida en los calabozos franquistas, apuntó: "Yo estuve en la cárcel 18 años, pasé por cinco consejos de guerra y penas de muerte, así hasta 1975, si bien todavía tuve que hacer unos meses de trabajo en la clandestinidad. Este homenaje está muy bien pero, al igual que en México, contar la historia es muy difícil, pues para hacer una radiografía fidedigna habría que reunir a los que han luchado y a los que han muerto para recoger todos los testimonios, porque, como en la vida misma, no hay uniformidad. Por ejemplo, los presos, los torturados y los fusilados son una cosa, pero otro asunto a tomar en cuenta es cómo lo vivió la familia. Yo dejé a mi niña de 11 meses con mis padres y la volví a ver otra vez, sólo por unos minutos, cuando ella tenía 10 años, y otra vez cuando tenía 16 y vino a la cárcel a pedirme permiso para casarse. ƑQuién cuenta el sufrimiento de esos niños o de esas familias que no son los luchadores directos? La lucha de los revolucionarios y de los que queremos cambiar este mundo tan terrible no sería posible sin toda esa otra gente que se sacrifica tanto o más que nosotros. Son sufrimientos anónimos pero sin ellos no hubiera sido posible Zapata o ningún revolucionario. El homenaje, por eso, tiene que ser también para toda esa gente sencilla".

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