Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 3 de mayo de 2002
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REPORTAJE

Invertimos $2.95 por kilo y nos pagan $1.65, ¿dónde está la ganancia?

Somos "capitalistas, pero sin dinero", señalan caficultores de la región más pobre de Hidalgo

CARLOS CAMACHO CORRESPONSAL

?Si no es negocio, entonces, ¿cómo le hacen?

?Con apoyos del gobierno ?responde Enrique González Solano, del Consejo Hidalguense del Café (CHC) para la región otomí-tepehua, y cita como ejemplo el Fondo de Estabilización de Precios del Café, que consiste en dar 20 pesos por quintal, lo cual significa que cada caficultor recibiría en promedio 180 dólares por cosecha, siempre y cuando el precio esté debajo de los 50 dólares

San Bartolo Tutotepec, Hgo., 2 de mayo. Antonio Godínez camina a diario por empinadas laderas con sus 60 años a cuestas y 50 kilogramos de café cereza que cada jornada le dejan una ganancia de 50 pesos, pero sólo en tiempo de cosecha, que dura cuatro meses; el resto del año no hay mucho que hacer en estas tierras, donde 75 por ciento de la población ?niños, mujeres y ancianos? se dedica al cultivo del grano.

Como él, Eliseo Tolentino o Juan García, originarios de San Jerónimo, recorren 40 kilómetros (seis horas a pie) por veredas bordeadas de vegetación que impresiona, de un verde que lastima la vista, como la miseria, la marginación y la desnutrición en que está sumida la gente de esta región, reconocida como la más pobre de Hidalgo, con 80 por ciento de sus localidades incomunicadas, y a la que le da vida la siembra de café, que se hereda por generaciones.

"Ahora ya no tanto", ataja Regino León Romero, productor "desde niño" de la comunidad de Santa María Temascalapa, municipio de Tenango de Doria, quien reconoce que "los jóvenes ya no quieren trabajar la tierra"; prefieren irse a Estados Unidos apenas rebasan los 15 años.

La producción de café en esta región acapara 75 por ciento de la actividad agrícola. Su altura sobre el nivel del mar, combinada con los vientos del golfo de México y la humedad de la tierra, permiten los estándares requeridos para producir buen café: humedad y tierras a alturas entre 300 y 900 metros sobre el nivel del mar.

El de mayor calidad, el café de altura, está en los mil 200 metros, dice Regino León y señala con el índice, a lo alto, a una montaña a la que no se le ve forma de llegar. Pero ellos la alcanzan y con el cesto atado a la espalda o la cabeza, cuando es tiempo de corte, suben para ganarse un peso por cada kilogramo que cosechen.

Cuando la temporada es buena "se juntan 50 kilos, pero cuando baja no logra uno ni los 15", dice Everardo Hernández Yánez, quien heredó tierras y cafetos de su padre y desde hace 20 años sobrevive por los apoyos que da el gobierno federal, para no terminar de desalentar la actividad.

Con 4.22 por ciento de la producción nacional, Hidalgo se ubica en el quinto lugar entre los 12 estados productores de café, sólo después de Chiapas, Veracruz, Puebla y Oaxaca, que aportan 34.82, 24.34, 15.04 y 14 por ciento, respectivamente.

En unidades de superficie sembradas ocupa el sexto lugar. Sus zonas cafetaleras se encuentran en 449 localidades de 23 municipios, con una superficie total de 43 mil 600 hectáreas, de las cuales están en producción 38 mil 199.16 hectáreas en las que laboran 25 mil 164 productores, unos 7 mil menos que hace una década.

La producción calculada para el ciclo 2001-2002 es de 354 mil 882 quintales, que en un valor promedio de 50 dólares cada uno ?el precio varía de acuerdo con la Bolsa de Valores de Nueva York, que ha fijado cifras récord hasta de 220 dólares por quintal? alcanzaría los 17 millones 744 mil 100 dólares por temporada, los cuales, repartidos entre todos los productores, redituarían cada uno 705.25 dólares ó 6 mil 664.61 pesos por cosecha.

Sus propias cuentas

Rodolfo Vigueras, administrador de la Sociedad Cooperativa El Denche, en San Bartolo Tutotepec, hace sus propias cuentas: Nosotros invertimos unos 2.95cafe_hgo4 pesos por cada kilogramo de café, que luego los intermediarios nos pagan a 1.65 pesos. Entonces ¿dónde está la ganancia? Somos "capitalistas, pero sin dinero".

Las heladas de 89

Pero hay otros problemas: primero, la mayoría de los productores desconocen el beneficio, y el otro es que, como condición para recibir los apoyos, requieren de un recibo de compraventa expedidos por los compradores, que son acaparadores como Félix y Jaciel Pérez, Alfonso Neri y Jaciel Mendoza, intermediarios locales que, para evitarse problemas con la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, no dan ningún papel por la compra.

Arturo Arenas Rodríguez, comprador a granel que opera desde Pachuca, a 150 kilómetros de distancia, es el único que da recibos, válidos ante el CHC, el cual entrega los cheques nominales a cada productor que cubre el requisito y pide el apoyo.

De los 25 mil 164 productores registrados en el censo, que se supone concluyó en abril, sólo una minoría está organizada en asociaciones o cooperativas, lo que les permite reducir sus costos de producción y obtener otras ventajas como instalar sus propios centros de acopio y evitar el coyotaje.

Otro problema que enfrentan es la baja producción por falta de asistencia técnica adecuada, pues según los expertos cada hectárea debería producir entre 15 y 20 quintales (cada quintal equivale a 57 kilogramos), pero aquí el promedio es de cinco, y sólo en huertos experimentales, como el de camino a Huehuetla, se alcanzan los 12 quintales por hectárea.

La comunidad de San Antonio El Grande, municipio de Huehuetla, en los límites con Puebla y Veracruz, con sus 2 mil 800 habitantes, es una de las mejores productoras de café, pero Jaime Romero Lazcano y Luis Bernardino, de la Sociedad Cooperativa Corazón de la Sierra, y Ciro Gregorio, de la Sociedad de Solidaridad Social Agua de Hormiga, reconocen que hay problemas, pero "tenemos la esperanza de que en unos cuatro o cinco años mejore el precio y entonces sí".

?¿Mientras?

?Esperar y buscar vivir de otra cosa, de criar animalitos, de irse a México a trabajar de albañiles, pero también de los apoyos del gobierno, porque sin ellos ya no habría producción de café y quién sabe qué sería de nosotros.

A pesar de todo, el café en las regiones productoras es parte de su cultura, de su tradición, y la mayoría cosecha café que guarda y saca en la medida que necesita dinero para comprar su recaudo o sus abarrotes. De sus rústicas bodegas sacan cinco o diez kilos que el coyote (un mal necesario, dice Rodolfo Vigueras) paga a 6.00 o 6.50 pesos.

El recorrido por veredas y carreteras entre San Bartolo Tutotepec, Tenango de Doria y Huehuetla permite observar los techos de concreto de las casas, acondicionados como "patios de secado" del grano, que requiere de "cinco soles" antes de poder venderse en grano. En una maquina secadora, que cuesta 200 mil pesos, el proceso dura 24 horas.

En la última década, los productores de la región han sufrido dos grandes "castigos".

En diciembre de 1989, en plena cosecha, cayeron las heladas negras más fuertes de la historia, que acabaron con todos los sembradíos y provocaron que mucha gente cambiara de actividad o emigrara a las ciudades del centro del país o al extranjero, principalmente a Estados Unidos.

Hasta 1993, mediante la resiembra y la creación de viveros con semilla mejorada, se logró repoblar de plantas las laderas, antes invadidas de cafetos criollos, hoy con planta mejorada que permite tener en cada hectárea unas tres mil plantas, en lugar de las mil 500 de café criollo. Cada cafeto tarda en madurar de tres a tres años y medio.

Luego, en agosto de 1994 se creó la organización Agroempresas Sociales Unidas de Hidalgo, que pretendía aglutinar a todos los caficultores y cerrar la cadena de producción hasta llegar a la comercialización directa, para dar valor agregado a su producto y evitar el coyotaje.

Hasta crearon su propio café soluble, El Minero, con el que participaban esporádicamente en la Feria del Caballo, la más importante que se realiza en la capital del estado, y al mismo tiempo buscaban hacer negocio con las grandes tiendas departamentales y las cadenas restauranteras, que venden, en promedio, a 12 pesos la taza del aromático, cuando por cada kilogramo salen unas 90 tazas.

Luego hubo problemas y, ocho años después, los socios piden al administrador, José Ruano Salazar, que rinda cuentas que nunca les han dado del uso de las instalaciones ubicadas en el municipio de Tulancingo, donde parte de ellas han sido rentadas como bodegas y del dinero "sólo el administrador sabe". Huele a fraude, aseguran.

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