Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 5 de mayo de 2002
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Política

Néstor de Buen

Los primeros de mayo

En los recientes años la fiesta de los trabajadores se ha conmemorado en México de maneras muy diferentes. La vieja tradición era el desfile que culminaba en el Zócalo con saludo presidencial y del gabinete, con encuentros directos entre dirigentes empresariales y sindicales en los salones del Palacio Nacional. En uno de esos encuentros, en 1971, nació precisamente la Comisión Nacional Tripartita. Fue acusada de corporativa: lo era, pero con resultados interesantes. El más notable, el nacimiento del Infonavit.

La segunda etapa, contemporánea de la clara división del movimiento obrero entre los leales al sistema y los de oposición, vigente hasta el año pasado, se iniciaba con la concentración en el Zócalo de las huestes del Congreso del Trabajo para seguir, después, sin desfile, en algún local cerrado. Allí se oían los discursos oficiales pero no faltaron tampoco las muestras de protesta de algunos de los trabajadores invitados.

A su vez, los grupos de la UNT y otros sindicatos independientes ejercían su derecho a expresar públicamente, quizá con escasa cortesía hacia las autoridades ausentes, sus más que fundados motivos de inconformidad. A la conquista del Zócalo.

En la era Fox y a partir del pasado primero de mayo, la escenografía ha cambiado. Ahora la reunión de los fieles se hizo en Los Pinos, con petición de portarse bien y de no protestar en contra de los proyectos de ley (por lo visto hoy nos gusta invitar bajo condición), en alguno de los salones magníficos de la residencia presidencial. Yo suponía que los invitados desfilarían alrededor del salón, con pancartas cordiales y atentas, expresando su íntima satisfacción por la marcha de los asuntos laborales. Pero, por lo visto, sólo fueron discursos. Incluyendo, nada menos que el del presidente del Consejo Coordinador Empresarial, en un primero de mayo: "Cosas veredes Mio Cid, que farán fablar las piedras..."

Entre tanto, en las calles de la ciudad, pilotos aviadores de Aviacsa y trabajadores de Euzkadi, entre muchos otros, dijeron sus verdades y no faltaron algunos gritos destemplados que son los que se recuerdan con gusto. Allí estaban los de la UNT, los del Frente Sindical Mexicano, encabezado por el SME; los miembros alegres del FAT y muchísimos otros. Sin presidente de la República en el balcón de Palacio Nacional, por supuesto.

Como van las cosas, seguramente habrá una cuarta etapa en estos festejos tan especiales y no dudo que el año que viene, la ceremonia conmemorativa se celebre por invitación de la Coparmex. Dos antiguos presidentes de esa importante organización: el secretario de Trabajo y Previsión Social y su jefe de asesores son claros protagonistas del mundo laboral oficial.

Leo en El País un artículo firmado por José María Fidalgo, secretario general de Comisiones Obreras (CCOO) que se manifiesta amenazador en contra de medidas legislativas propuestas por José María Aznar, las cuales pretenden acabar con los salarios caídos en los juicios por despido y disminuir los derechos de los trabajadores, reduciendo las oportunidades de recibir el subsidio por desempleo.

Aznar tiene mayoría en el Parlamento y podría obtener la aprobación de las reformas. Pero los sindicatos españoles, en frase de José María Fidalgo, "somos organizaciones sólidas y coherentes. Tenemos capacidad de propuesta y capacidad de confrontación".

Esa coherencia y esa capacidad de confrontación deben ser la bandera que asuman las organizaciones sindicales democráticas de nuestro país. Ha habido ya una clara experiencia de las ventajas de la solidaridad sindical en las dos huelgas promovidas por los sobrecargos de aviación. La amenaza de un paro solidario por la UNT puso fin a las huelgas.

No olvidemos, por otra parte, la solidaridad de las organizaciones sindicales estadunidenses, particularmente la AFL-CIO. Y está bien que se diga que los sindicatos están hoy, en el mundo, a la defensiva. Pero no hay que olvidar, por supuesto, que la mejor defensa es el ataque.

Sin esas respuestas, rotundas y coherentes, hay el riesgo de que el próximo primero de mayo se celebre en algún salón elegante, con una orquesta de cámara que alterne valses con polkas. En lugar del clásico RSVP, la invitación dirá también: STPS.

Será obvia condición que los músicos no estén sindicalizados.

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