Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 5 de mayo de 2002
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Economía
José Antonio Rojas Nieto

La marcha del mercado petrolero

La economía estadunidense experimenta signos contradictorios en su comportamiento que impiden asegurar -como de hecho ya lo hacen algunos políticos- que la recuperación no sólo es incuestionable sino firme. No está claro.

Este mes de abril, por ejemplo, se alcanzó la tasa de desempleo más alta de los pasados ocho años (6 por ciento), y aunque efectivamente la demanda de bienes manufacturados fue mayor, su comportamiento aún es errático y desigual. Coincidentemente, estimaciones preliminares indican que en abril se registró el nivel más bajo de la demanda de crudo, tanto en Estado Unidos como en los otros dos grandes bloques de consumo (Unión Europea y Japón); y, aunque se espera un fortalecimiento paulatino, el rango de éste también resulta incierto.

Sin embargo, si las estimaciones que sobre ello se hacen resultaran válidas, la demanda mundial de crudo alcanzará en diciembre cerca de 81 millones de barriles diarios, el máximo no sólo de este año sino de toda la historia. Esto, por cierto, representaría cerca de 6 millones de barriles más de consumo que el experimentado en abril y, curiosamente, equivale a la limitación del volumen de producción acordado por productores OPEP y No OPEP a partir de principios del año pasado.

Precisamente por eso, da la impresión de que, por sí misma, esta evolución resulta insuficiente para explicar la firmeza de los precios. Varias razones complementarias nos pueden ayudar a comprenderlo. Una primera sería la del nivel de inventarios en los tres grandes bloques consumidores, en este momento cercano a 2 mil 225 millones de barriles de crudo y petrolíferos, equivalentes a 56 días de consumo, cuatro más de los registrados en 2000 y 2001 (52 días), pero cuatro menos de los de 1999 (60 días). Otro aspecto que, sin duda, fortalece los precios es la inevitable incertidumbre de parte importante de la oferta, que se desprende ya no sólo del nivel de producción OPEP -que seguramente en su próxima reunión del 24 de junio determinará una leve ampliación- sino, en primer término, de la agudeza y persistencia del conflicto entre Israel y Palestina, riesgo continuo para la estabilidad de los suministros provenientes de la zona de producción de crudo más importante del mundo, el golfo Pérsico.

Pero, en segundo término, esta incertidumbre en el nivel de la oferta se desprende de la evolución específica que siga la producción iraquí, afectada ya no sólo por la determinación propia de abatir su nivel en protesta a la beligerancia de Israel, sino por las limitaciones derivadas del Programa Crudo por Alimentos impuesto por la ONU (Oil for Food Program) cuya etapa actual finaliza el 29 de mayo y cuyas nuevas características están por determinarse. Es cierto, entonces, que el papel del control de la producción OPEP ha sido determinante en el nivel actual de precios, pero hay que cuidarse de no sobrestimarlo.

En ese marco, México -relativamente bien portado aunque no del todo, porque cuando puede le envía a Estados Unidos mayores volúmenes de crudo- ha experimentado una notable mejoría en sus ingresos petroleros en relación con los deprimidos meses de septiembre de 2001 a febrero de 2002. Cuatro meses de este año con un precio medio de la mezcla mexicana ligeramente superior a los 18 dólares y un volumen de exportaciones próximo a un millón 600 mil barriles diarios lo manifiestan. Y lo corroboran ingresos por cerca de 3 mil 500 millones de dólares, 600 millones de dólares menos que los del mismo periodo en 2001, pero 500 más respecto al precio de 15.50 dólares presupuestado como promedio del año en los criterios de política económica.

No es ocioso reiterar que vienen meses muy complicados en los que se disputará la ampliación de la producción para satisfacer el incremento de la demanda. Sólo hay que imaginarse cómo se van a distribuir los 5 a 6 millones de barriles de crudo que -se estima- se irá incrementando entre mayo y diciembre el consumo mundial de crudo. ¿Qué cuotas exigirá la OPEP? ¿Qué cuotas espera obtener la ansiosa Rusia, convertida ya en el primer productor mundial de crudo? ¿Qué exigirán Noruega y México, hasta hoy relativamente solidarios antes que nada consigo mismos, pero también con la OPEP?

Atrás de esto, sin duda, está la pregunta en torno al nivel de precios que esta difícil recuperación económica soportaría. La responsabilidad de los productores en estos momentos es mayúscula. La de México entre ellos, acaso mayor por el papel que juegan sus exportaciones a Estados Unidos las que, por cierto, pronto será conveniente analizar con mayor detalle.

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