Vía pacífica para que más
de 4 millones de personas logren mayor autonomía
Privilegia la minoría kurda en Irán la
lucha parlamentaria a la armada; tiene 10 diputados
En una guerra con EU no jugaría el papel de la
Alianza del Norte en Afganistán, dice
Refugiados en el Kurdistán iraquí, los
combatientes radicales opuestos a los ayatolas
JUAN PABLO DUCH ENVIADO
Teheran, 4 de mayo. A diferencia de lo que ocurre
en Irak y Turquía, la minoría kurda en Irán, cerca
de 7 por ciento del total de la población, parece haber descartado
la lucha armada como opción para reivindicar sus anhelos independentistas.
Aunque el segmento iraní poblado por 4 millones
620 mil kurdos sigue siendo una de las regiones del país menos desarrolladas
económicamente, caldo de cultivo para el descontento y la inestabilidad
política, los líderes de esta minoría étnica
apuestan, de unos años a esta parte, por lograr mayor autonomía
dentro de Irán.
El gobierno reformista de Mohammad Ja-tami, que busca
integrar a los kurdos al conjunto de la sociedad, supo tender puentes para
que el Partido Democrático del Kurdistán Iraní (KDPI,
por sus siglas en in-glés), la organización más poderosa
y re-presentativa, haya dejado la clandestinidad y tenga ya incluso 10
diputados en el Majlis, el Parlamento iraní.
Los kurdos en Irán viven principalmente en una
provincia cuyo nombre es en sí un reconocimiento a su legítimo
derecho de existir, Kurdistán, y gozan de ciertas libertades, pueden
hablar su lengua y preservar su cultura.
Un cambio significativo
Es
éste un cambio significativo, si se toma en cuenta que en la década
de los años 80 la jerarquía religiosa chiíta trató
de acabar a sangre y fuego con la cuestión kurda en Irán,
debido a que este grupo étnico, aparte de su vocación independentista,
encarnaba el sacrilegio de profesar la variante sunnita del Islam.
Sólo 10 por ciento de los ciudadanos iraníes
son sunnitas, y de éstos casi todos son de origen kurdo.
Al triunfar en 1979 la revolución islámica,
la población kurda sufrió una brutal represión, sobre
todo durante la guerra con Irak, pues el contexto fue propicio para acusar
a los dirigentes del KDPI de "colaborar" con el enemigo.
En esa época el KDPI privilegiaba la lu-cha armada
y los enfrentamientos con el ejército iraní eran frecuentes.
El cambio de estrategia política se produjo con la elección
de Jatami en 1997 como presidente de esa república islámica.
Para ese entonces, la dirigencia del KDPI había
sido prácticamente descabezada: en 1989 fue asesinado en Viena el
líder del partido, el doctor Ghasemlou y, en 1992, su sucesor, el
doctor Sharafkandi, fue acribillado en Berlín.
Todavía un año después de la elección
de Jatami, murió en un atentado el clérigo sunnita Seyed
Ali Hussein, que representaba a esta minoría religiosa en la Asamblea
de Expertos, una instancia oficial del régimen de los ayatolas.
Dos líderes religiosos sunnitas con fuerte ascendiente
entre la población kurda, los mullah Rabei y Ahmad Moftizadeh,
también fueron asesinados por grupos paramilitares conservadores,
en la primera mitad de los años 90.
El presidente Jatami se propuso detener la espiral de
violencia y su política de acercamiento con las minorías
étnicas encontró eco en la nueva dirigencia del KDPI, que
estaba inmersa en un intenso debate sobre la conveniencia de continuar
la lucha armada para alcanzar la independencia.
Al interior del partido surgió una corriente que
empezó a considerar que la lucha armada en Irán había
entrado en un callejón sin salida y que, por lo mismo, había
que intentar defender los derechos kurdos con otros métodos.
Esta corriente es la que prevalece ahora, si bien grupos
minoritarios, que encontraron refugio en el vecino Irak, no han abandonado
las armas.
El problema kurdo, visto desde EU
"(...) Los kurdos, igual que los baluchis, lurs, turkmenos,
ghasghais y otras minorías étnicas, son todos parte de la
nación iraní, con sus propios antecedentes culturales y religiosos.
A la vez, son iguales bajo la ley y ninguno puede aspirar a recibir un
tratamiento preferencial.
"(...) He hablado con muchos kurdos y no tengo la menor
duda de que ellos se consideran a sí mismos los primeros y más
pa-triotas iraníes, salvo una minoría que co-quetea con la
idea del separatismo.
"(...) Un Kurdistán 'independiente' estaría
más aislado de lo que ahora está aislado el propio Irán.
"(...) Los iraníes están y estarán
comprometidos con nuestra integridad territorial. Estoy convencido de que,
de ser necesario, los kurdos serán los primeros en defender su patria,
Irán".
Quien piensa así está libre de sospecha
de servir al régimen de los ayatolas y tampoco trabaja para el gobierno
de Jatami.
Los párrafos están contenidos en una carta
abierta de Reza II Pahlevi, el hijo del depuesto sha, que reside en Estados
Unidos y encabeza la oposición monárquica desde el exilio.
Esta opinión sólo refuerza la impresión
de que los kurdos iraníes, en caso de producirse un ataque militar
de Estados Unidos, difícilmente jugarían aquí el papel
de punta de lanza que se atribuyó a la Alianza del Norte en el vecino
Afganistán.
En cambio, no se puede decir lo mismo de los kurdos iraquíes
respecto del régimen de Saddam Hussein. Dentro de los múltiples
escenarios que se diseñan en el Pentágono, uno asigna un
papel relevante a esa minoría étnica.
Por sí solos poco podrían hacer los 70 mil
combatientes kurdos iraquíes frente a los 400 mil soldados del ejército
del presidente Saddam Hussein, pero sí podrían, apoyados
por las bombas y los misiles, preparar el terreno para el desembarco de
soldados estadunidenses.
A mediados de abril pasado, según trascendió,
Masoud Barzani, líder del Partido Democrático Kurdo, y Jalal
Talabani, dirigente máximo de la Unión Patriótica
de Kurdistán, se reunieron durante tres días cerca de la
capital alemana, Berlín, con representantes del Pentágono,
el Departamento de Estado y la CIA estadunidenses.
El propósito del encuentro fue, de acuerdo con
la versión que proporcionaron disidentes iraquíes al diario
árabe Asharq Al Awsat, que se edita en Londres, "coordinar
un ataque conjunto contra Hussein" y "discutir las distintas modalidades
de administración provisional para el norte de Irak".
Las implicaciones para Irán
El problema para Irán no es que los kurdos iraquíes
quieran contribuir a derrocar el régimen de Hussein, sino que en
esa parte de Irak tienen su base de operación los mo-vimientos armados
de la oposición al régimen de los ayatolas.
El principal de éstos, la organización de
los Mojahedines Khalk (MKO, por sus siglas en inglés), fue incluido,
por vez primera, en la relación de grupos terroristas que dio a
conocer este viernes el Consejo de la Unión Europea.
Es alta la probabilidad de que el MKO, igual que el Ejército
de Liberación Nacional de Irán, esté dispuesto a jugar
el papel que los kurdos iraníes, aparentemente, descartan para sí
en un eventual ataque de Estados Unidos.