Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 5 de mayo de 2002
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Mundo
Vía pacífica para que más de 4 millones de personas logren mayor autonomía

Privilegia la minoría kurda en Irán la lucha parlamentaria a la armada; tiene 10 diputados

En una guerra con EU no jugaría el papel de la Alianza del Norte en Afganistán, dice

Refugiados en el Kurdistán iraquí, los combatientes radicales opuestos a los ayatolas

JUAN PABLO DUCH ENVIADO

Teheran, 4 de mayo. A diferencia de lo que ocurre en Irak y Turquía, la minoría kurda en Irán, cerca de 7 por ciento del total de la población, parece haber descartado la lucha armada como opción para reivindicar sus anhelos independentistas.

Aunque el segmento iraní poblado por 4 millones 620 mil kurdos sigue siendo una de las regiones del país menos desarrolladas económicamente, caldo de cultivo para el descontento y la inestabilidad política, los líderes de esta minoría étnica apuestan, de unos años a esta parte, por lograr mayor autonomía dentro de Irán.

El gobierno reformista de Mohammad Ja-tami, que busca integrar a los kurdos al conjunto de la sociedad, supo tender puentes para que el Partido Democrático del Kurdistán Iraní (KDPI, por sus siglas en in-glés), la organización más poderosa y re-presentativa, haya dejado la clandestinidad y tenga ya incluso 10 diputados en el Majlis, el Parlamento iraní.

Los kurdos en Irán viven principalmente en una provincia cuyo nombre es en sí un reconocimiento a su legítimo derecho de existir, Kurdistán, y gozan de ciertas libertades, pueden hablar su lengua y preservar su cultura.

Un cambio significativo

Es éste un cambio significativo, si se toma en cuenta que en la década de los años 80 la jerarquía religiosa chiíta trató de acabar a sangre y fuego con la cuestión kurda en Irán, debido a que este grupo étnico, aparte de su vocación independentista, encarnaba el sacrilegio de profesar la variante sunnita del Islam.

Sólo 10 por ciento de los ciudadanos iraníes son sunnitas, y de éstos casi todos son de origen kurdo.

Al triunfar en 1979 la revolución islámica, la población kurda sufrió una brutal represión, sobre todo durante la guerra con Irak, pues el contexto fue propicio para acusar a los dirigentes del KDPI de "colaborar" con el enemigo.

En esa época el KDPI privilegiaba la lu-cha armada y los enfrentamientos con el ejército iraní eran frecuentes. El cambio de estrategia política se produjo con la elección de Jatami en 1997 como presidente de esa república islámica.

Para ese entonces, la dirigencia del KDPI había sido prácticamente descabezada: en 1989 fue asesinado en Viena el líder del partido, el doctor Ghasemlou y, en 1992, su sucesor, el doctor Sharafkandi, fue acribillado en Berlín.

Todavía un año después de la elección de Jatami, murió en un atentado el clérigo sunnita Seyed Ali Hussein, que representaba a esta minoría religiosa en la Asamblea de Expertos, una instancia oficial del régimen de los ayatolas.

Dos líderes religiosos sunnitas con fuerte ascendiente entre la población kurda, los mullah Rabei y Ahmad Moftizadeh, también fueron asesinados por grupos paramilitares conservadores, en la primera mitad de los años 90.

El presidente Jatami se propuso detener la espiral de violencia y su política de acercamiento con las minorías étnicas encontró eco en la nueva dirigencia del KDPI, que estaba inmersa en un intenso debate sobre la conveniencia de continuar la lucha armada para alcanzar la independencia.

Al interior del partido surgió una corriente que empezó a considerar que la lucha armada en Irán había entrado en un callejón sin salida y que, por lo mismo, había que intentar defender los derechos kurdos con otros métodos.

Esta corriente es la que prevalece ahora, si bien grupos minoritarios, que encontraron refugio en el vecino Irak, no han abandonado las armas.

El problema kurdo, visto desde EU

"(...) Los kurdos, igual que los baluchis, lurs, turkmenos, ghasghais y otras minorías étnicas, son todos parte de la nación iraní, con sus propios antecedentes culturales y religiosos. A la vez, son iguales bajo la ley y ninguno puede aspirar a recibir un tratamiento preferencial.

"(...) He hablado con muchos kurdos y no tengo la menor duda de que ellos se consideran a sí mismos los primeros y más pa-triotas iraníes, salvo una minoría que co-quetea con la idea del separatismo.

"(...) Un Kurdistán 'independiente' estaría más aislado de lo que ahora está aislado el propio Irán.

"(...) Los iraníes están y estarán comprometidos con nuestra integridad territorial. Estoy convencido de que, de ser necesario, los kurdos serán los primeros en defender su patria, Irán".

Quien piensa así está libre de sospecha de servir al régimen de los ayatolas y tampoco trabaja para el gobierno de Jatami.

Los párrafos están contenidos en una carta abierta de Reza II Pahlevi, el hijo del depuesto sha, que reside en Estados Unidos y encabeza la oposición monárquica desde el exilio.

Esta opinión sólo refuerza la impresión de que los kurdos iraníes, en caso de producirse un ataque militar de Estados Unidos, difícilmente jugarían aquí el papel de punta de lanza que se atribuyó a la Alianza del Norte en el vecino Afganistán.

En cambio, no se puede decir lo mismo de los kurdos iraquíes respecto del régimen de Saddam Hussein. Dentro de los múltiples escenarios que se diseñan en el Pentágono, uno asigna un papel relevante a esa minoría étnica.

Por sí solos poco podrían hacer los 70 mil combatientes kurdos iraquíes frente a los 400 mil soldados del ejército del presidente Saddam Hussein, pero sí podrían, apoyados por las bombas y los misiles, preparar el terreno para el desembarco de soldados estadunidenses.

A mediados de abril pasado, según trascendió, Masoud Barzani, líder del Partido Democrático Kurdo, y Jalal Talabani, dirigente máximo de la Unión Patriótica de Kurdistán, se reunieron durante tres días cerca de la capital alemana, Berlín, con representantes del Pentágono, el Departamento de Estado y la CIA estadunidenses.

El propósito del encuentro fue, de acuerdo con la versión que proporcionaron disidentes iraquíes al diario árabe Asharq Al Awsat, que se edita en Londres, "coordinar un ataque conjunto contra Hussein" y "discutir las distintas modalidades de administración provisional para el norte de Irak".

Las implicaciones para Irán

El problema para Irán no es que los kurdos iraquíes quieran contribuir a derrocar el régimen de Hussein, sino que en esa parte de Irak tienen su base de operación los mo-vimientos armados de la oposición al régimen de los ayatolas.

El principal de éstos, la organización de los Mojahedines Khalk (MKO, por sus siglas en inglés), fue incluido, por vez primera, en la relación de grupos terroristas que dio a conocer este viernes el Consejo de la Unión Europea.

Es alta la probabilidad de que el MKO, igual que el Ejército de Liberación Nacional de Irán, esté dispuesto a jugar el papel que los kurdos iraníes, aparentemente, descartan para sí en un eventual ataque de Estados Unidos.

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