Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 5 de mayo de 2002
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Deportes

COPAS DEL MUNDO

Italia, campeona mundial en ese tiempo, llegó con bajas, luego de la tragedia de Superga

El Maracanazo aún hoy hace temblar a Brasil

A los locales les bastaba un empate para coronarse, pero Uruguay demostró la garra charrúa

AFP

El mundo comenzaba a reponerse de los estragos de la segunda Guerra Mundial cuando la FIFA decidió en 1946, durante un congreso en Luxemburgo, celebrar la cuarta Copa del Mundo, trofeo que empezó a llamarse Copa Jules Rimet,0 en honor del creador de la justa.

Un solo país presentó su candidatura para organizarla, Brasil, donde el balompié ya se había convertido en pasión nacional. Proclives a la exageración, las autoridades brasileñas decidieron deslumbrar construyendo el estadio más grande del mundo en un suburbio de Río de Janeiro, el Maracaná, una mole circular con capacidad para 200 mil personas.

Además, aquel congreso sirvió para que la Federación Inglesa de Futbol, ausente desde 1929, volviera al redil de la FIFA y se decidiera por fin a participar en una cita mundialista.

SGE.BJA41.090202231528.photo02.Finalmente, 13 selecciones divididas en cuatro grupos se dieron cita en la tierra de la samba. Los cuatro vencedores de su grupo disputarían después una liguilla de todos contra todos y conquistaría la justa quien obtuviera mayor puntuación.

Y llegó la primera sorpresa. El 29 de junio, el país inventor del futbol, Inglaterra, cayó 1-0 contra Estados Unidos. Los ingleses, deprimidos, perdieron después contra España y se marcharon con el rabo entre las piernas.

La pesadilla italiana

Otra que tampoco pasó de la primera ronda fue la bicampeona Italia: la squadra azzurra intentó sin éxito defender su título, pero estaba muy débil después de que 18 integrantes del equipo de Torino -columna vertebral de la selección- fallecieran en la tragedia aérea de Superga de 1948.

Así que España, Suecia, Uruguay y Brasil se clasificaron para la siguiente ronda. Los anfitriones fueron ganando encuentro tras encuentro con un futbol ágil y bonito gracias a figuras como Ademir y Chico. En el último partido les bastaba un empate contra su pequeño vecino, Uruguay, para ser campeones del mundo. El Mundial parecía finiquitado.

Pero llegó la segunda sorpresa. El 16 de julio, con un estadio Maracaná lleno, los uruguayos demostraron lo que es la "garra charrúa". En el minuto 47 Brasil se adelantó con gol de Friaça. Schiaffino trajo el empate en el 65.

Y a 12 minutos del final, un disparo rasante de Ghiggia enmudeció al estadio y a todo el país, era el 2-1 definitivo. Los uruguayos volvían a ser campeones gracias a una gesta -el Maracanazo- que ha alcanzado en el país categoría de acontecimiento histórico superlativo.

Brasil, por su parte, necesitó ocho años para sobreponerse del abatimiento y ganar un Mundial.

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