La Jornada Semanal, 5 de mayo del 2002                           374
(h)ojeadas
Las nuevas glorias del gran Garibay

Guillermo Vega Zaragoza


 

Ricardo Garibay,
Obras reunidas,
Editorial Océano/Consejo y Fondo Estatales para la Cultura y las Artes de Hidalgo/Conaculta,
México, 2002.
Nunca, nadie, en la historia de la literatura mexicana, escribió tanto y tan bien como él, y a pesar de ello nunca una obra fue tan ninguneada por la cultura oficial, los suplementos culturales, las revistas literarias y los estudios académicos como la suya. Todo se debió a su peculiar forma de ser, altiva y pendenciera, intolerante ante la mediocridad y de fúrica reacción ante las actitudes genuflexas. A los jóvenes escritores recomendaba: "Ser sumamente humildes frente a su oficio y sumamente soberbios frente a los demás; no arrodillarse jamás ante nadie, ser verdaderamente un lépero ante la autoridad y un perro con la cola entre las piernas ante el propio afán de escribir; nada más."

Así pensaba y vivió Ricardo Garibay, hijo predilecto de Tulancingo, Hidalgo, ciudad a la que regresó muchos años después nada más porque le iban poner su nombre a un callejón lodoso, a espaldas de un cine. Desde luego, rechazó el gesto y le indicó al gobernador que, por lo menos, se merecía una calle de cien metros "con un camelloncito". 

Todo escritor es un hombre profundamente inmoral. Es el hombre que traiciona todos los principios, todas las convicciones… Un escritor es básicamente un descastado, un hombre sin clase y sin compromisos. Si conoce un escritor honesto es que debe ser muy joven y entonces le falta a usted y a él vivir un poco más.
Falleció el 3 de mayo de 1999, a los setenta y seis años, vencido por el cáncer, pero haciendo hasta el último momento lo que siempre quiso: leer y escribir. Y aunque un poco tarde, se han venido sucediendo poco a poco las cosas que se le negaron en vida: los homenajes, los reconocimientos, los estudios académicos, las antologías y las recopilaciones. 

Primero fue el "retrato hablado" del "ogro Garibay" que la escritora y periodista Iris Limón publicó con el título de Signos vitales de Ricardo Garibay (Editorial Colibrí, 2000), que se inició con la intención de convertirse en una especie de "biografía autorizada" del escritor, pero que él mismo se encargó de desalentar en el proceso, cuando la autora empezó a investigar aspectos íntimos que la familia no quería que salieran a la luz. De esta forma, el libro se convirtió en una serie de entrevistas con amigos y conocidos de Garibay, quienes dibujaron su difícil personalidad y ubicaron la trascendencia de su obra. 

Rubén Bonifaz Nuño, amigo y compañero de Garibay en la preparatoria, señaló que "el reconocimiento público a Garibay como escritor, lo oí yo después de su muerte, cuando un funcionario de Educación lo puso al mismo nivel de Octavio Paz y Jaime Sabines. Yo pienso que Garibay era, con mucho, más sabio y opulento que Jaime Sabines como escritor; y, sin embargo, durante mucho tiempo trataron de considerarlo como si no fuera nadie. ¿Por qué? Por su manera de ser, por su gana de estar continuamente en violencia contra el mundo. Simplemente, si podían premiar a otro en vez de a él, lo premiaban. Era una manera de no hacerle caso. No había nada expreso contra él, más que el silencio". Pero Garibay contestó así cuando la autora le preguntó al respecto: "A mí no me ningunean, yo soy el que los ninguneo a ellos."

Cualquier idea, grande, chica, elemental o muy elaborada es veneno para la literatura. La literatura se hace con emociones, con intuiciones, con dolores; con felicidades o alegrías es muy difícil. La literatura es el pantano, es el vicio.
El gran público lo recuerda como el señor enojón que aparecía con bata en la televisión en horarios infames, molesto porque en el estudio de junto estaban martillando mientras él hablaba y guardaba silencio ante las cámaras por interminables segundos hasta que cesara el ruido. Otros pocos se refieren a él como el creador de un personaje arquetípico de la sociedad urbana en el México de siglo pasado: el Milusos. Muchos menos, como el cronista imprescindible de las páginas editoriales del Excélsior de Julio Scherer. 

Sin embargo, todo eso y el recuerdo de sus desplantes y su soberbia, con el tiempo darán paso a la permanencia de la obra. Polígrafo consumado, se abismó en todos los géneros (quizá sólo le faltó incursionar a fondo en la poesía) y todos dominó: novela, cuento, crónica, ensayo, memorias, artículo periodístico, semblanza, comentario, viñeta, retrato, reportaje, guión cinematográfico, teatro… 

Nada es tan fascinante como contar lo que hace un ser humano en la vida, en cualquier día. Si hay lucidez literaria, ahí estará todo, todos los secretos de la existencia estarán ahí.
Todo ello está viendo ahora nuevamente la luz a través de las Obras reunidas de Ricardo Garibay, en coedición de Editorial Océano con el Consejo y Fondo Estatales para la Cultura y las Artes de Hidalgo y el Conaculta, cuyos primeros cuatro tomos se encuentran ya en librerías. Lujosamente empastados y presentados, con prólogos y estudios críticos de especialistas en su obra, estos libros reúnen todos los cuentos escritos por el hidalguense, así como una primera selección de novelas, crónicas y memorias, y también se prometen volúmenes con su teatro, creación varia y una selección de textos inéditos. 

La introducción general de la colección fue realizada por Vicente Leñero, quien se aproxima al oficio literario de Garibay, abordando sus diversas facetas de cuentista y novelista, periodista y memorioso, guionista y dramaturgo, poeta y charlista. Dice Leñero: "El de Tulancingo Hidalgo nunca llegó a ser lo que quería y debió ser por derecho propio: un escritor reconocido arrolladoramente, premiado y aplaudido por un público unánime, en punta de los que conforman su generación y de los que vinieron después y no alcanzaron a forjar un estilo tan propio, una prosa de cadencias tan bravas, un amor tan perfecto al oleaje feliz de las palabras."

Cuente cosas: eso es todo. No piense, cuente. El arranque maestro de toda literatura es: había un rey que tenía tres hijas: la primera era cuzca, la segunda era narcotraficante, la tercera era monja. Cuente y así evitará las ideas y la mezcla del agua y el vino.
El primer volumen de las Obras… reúne los casi cien cuentos que publicó en vida, algunos ya inconseguibles. Género con el que se inició, pero en el que transitó relativamente poco, el cuento fue un ámbito venerado y cultivado con especial dedicación por el autor de El gobierno del cuerpo. En el ensayo que abre el volumen, Manuel Gutiérrez Oropeza afirma: "Por la rotundez con que aborda el género, porque sabe convertir lo cotidiano en extraordinario, los cuentos de Ricardo Garibay deberán ocupar un sitio de memoria en una sociedad con mejores lectores."

El hidalguense publicó casi sesenta libros y lamentablemente, como bien lo apuntó Emmanuel Carballo, lo eclipsó la gloria de sus condiscípulos en el Centro Mexicano de Escritores en 1952-53, Juan José Arreola y Juan Rulfo, autores "más bien estreñidos". Al principio los tres subían como la espuma, uno tras otro se sucedían cuentos de cada uno de ellos, a cuál más valioso. Así fue hasta que en 1955 Garibay entró en un estado de neurosis que lo inmoviliza y le impide seguir escribiendo. 

Yo no tengo por qué saber de caballos para escribir sobre ellos. Los veo y ya con eso sé todo.
Nunca les perdonó, sobre todo al autor de Pedro Páramo, que le arrancaran lo que él sentía que le correspondía por derecho propio. No se cansaba de denostar a Rulfo. En mayo de 1984 dijo: "Una de las personas que más ternura o lástima me dan es Juanito Rulfo, el glorioso autor de dos libros de cien páginas; nadie ha vivido nunca tan bien como Rulfo a cambio de tan pocas páginas escritas, dos libros, folclóricos, buenos, que lo han hecho vivir hasta los setenta años de edad, desde hace cuarenta."

Diez años exactos pasa Garibay en el infierno de la inmovilidad, casi la locura, sufriendo como un perro, sin poder escribir. Pero una vez que pactó una tregua con sus demonios, nadie lo detuvo. Las obras se acumulaban una tras otra, pero muy pocos críticos las tomaban en cuenta. Y como la paga era poca y el hambre mucha, Garibay tuvo que dividirse entre el periodismo, el guionismo y la televisión, y alguno que otro trabajo eventual para dar de comer a los suyos. 

Así, conforma una obra paradójica, controvertida y desigual, como su propia personalidad. En el largo estante que ocupan sus libros, al lado de obras eminentemente alimenticias, como algunas recopilaciones de sus artículos periodísticos y reportajes hechos por encargo de algún funcionario, se encuentran novelas y cuentos fundamentales de la literatura mexicana: Beber un cáliz, La casa que arde de noche, Triste domingo, Fiera infancia y otros años, Par de Reyes… 

Un hombre ama a una mujer. La mujer lo despide. El hombre se queda sin la más bella razón de existir, que era esa mujer. Nada podrá devolverle el sentido de la vida. Eso es desesperación.
El segundo volumen de las Obras… abarca la primera parte de su quehacer novelístico, incluso el ya inencontrable Lo que es del César, en el que reunió sus "novelas cinematográficas", como El Milusos. En el ensayo respectivo, el también hidalguense Agustín Ramos señala que "antes que nada esta literatura tiene conciencia de que es un arte del oído, un arte acústico, ni más ni menos que como la música… la literatura viene del contar y el cantar…" 

En efecto, se ha vuelto ya lugar común mencionar el espléndido "oído" de Garibay para atrapar el habla popular en la página. En su faceta como cronista es donde deja notar con mayor inmediatez aún este "oído" literario. La crónica sobre Rubén Olivares sería el ejemplo más socorrido. En el prólogo del primer volumen de las crónicas reunidas, Eduardo Mejía asevera que Garibay destaca en el género por sus cualidades de "escritor firme, rudo, viril, tierno, impresionable, luchador justo, irónico, temible observador, terrible adversario", además de su eficacia literaria y "su ya famosa habilidad para reproducir vocabulario, diálogos, monosílabos de manera impecable", y su contundencia para definir de manera irrebatible a una persona, una situación, un suceso, una intención, con "un adjetivo regateado pero muy bien puesto". En el libro se pueden encontrar crónicas poco conocidas, como la primera que publicó en 1955 sobre el Templo de nuestra Señora de la Soledad en Coyoacán, y una crónica-reportaje sobre Ciudad Sahagún de 1976, junto con otras que forjaron su fama, como Las glorias del gran Púas o Acapulco

Sin embargo, se ha prestado poca atención a los hallazgos estilísticos y de estructura narrativa que Garibay plasmó en sus libros más logrados. Esculpía delicadas obras con martilleantes trazos e imágenes. El fraseo ágil y puntilloso, sin duda influido por el lenguaje cinematográfico, sin que demerite la profundidad psicológica de los personajes, como en Verde Maira; o la multiplicidad de ritmos y atmósferas contrastantes, en las que refulgen con igual fuerza personajes tan disímbolos, como en Triste domingo. Su obra sigue en espera de la ponderación y el análisis que se merece, aunque los ensayos que acompañan cada volumen de sus Obras reunidas son un primer, importante paso en ese sentido.

El amor tiene un único afán: adueñarse del ser amado, poseer al ser amado. Fíjese bien: ser el ser amado. Ese es el ideal más intenso y más profundo del amor: convertirse en el ser amado, es decir, devorarlo. Y eso es imposible, en la medida en que el amor sólo se cumpliría y satisfaría enteramente devorando al ser amado, convirtiéndose en el ser amado, esto es imposible. El amor es imposible. Es un proyecto siempre frustráneo por el que habremos de padecer, porque nunca podrá cumplirse por entero.
Una fatal coincidencia quiso que Garibay muriera en 1999, apenas unos días después de otro grande de la literatura mexicana, Jaime Sabines, con quien lo hermanó José Emilio Pacheco, al decir que Beber un cáliz es el equivalente en prosa a lo que en la poesía de nuestro país representa "Algo sobre la muerte del mayor Sabines". En efecto, ambas obras rezuman el desgarrado dolor de la pérdida física del padre; sin embargo, para Sabines es la desaparición del padre sin duda amado y venerado, mientras que para Garibay es el deceso del progenitor temido, y a la vez odiado y reverenciado. 

Por otra parte, en actitud vital quizá no pudieron existir personalidades tan opuestas como las de Sabines y Garibay. Así lo revela el primer tomo de memoria reunida, en la que vuelven a circular dos libros largamente buscados y codiciados: Cómo se pasa la vida y ¡Lo que ve el que vive!, en los que conjuntó sus colaboraciones en las páginas del mítico Excélsior. Escribe el poeta Juan Domingo Argüelles en el prólogo del volumen: "Narrativa viril la de Garibay, es también poesía, poesía en prosa de la mejor que hay, de la mejor que se ha escrito en nuestro país; porque de nada sirve leer, si luego quedamos igual, si nada se transforma en nosotros, si la memoria y el corazón quedan en blanco después de cerrar las páginas del libro."

Pero si de la casualidad se trata, al mismo tiempo de revisar estas Obras reunidas de Garibay estuve leyendo un librillo de poemas del escritor norteamericano Charles Bukowski. Recordé que en una ocasión Garibay se refirió a éste como "escritorzuelo con lenguaje de mingitorio y alma fornicaria", además de "borracho, y drogo, que apestaba más que un cerdo". Es decir, nada más que la verdad. Y, sin embargo, al citar el pasaje inidentificable de una novela de Bukowski, Garibay le concede el reconocimiento de "una abismación literaria que es erotismo de limpia especie". Esa es la única referencia que conozco entre estos escritores que resultan, en apariencia, tan distantes. 

Pero, bien miradas, sus vidas y obras resultan líneas paralelas que se divisaron entre sí apenas un instante. ¿No es "la fiera infancia" de Garibay de alguna forma "la senda del perdedor" de Bukowski? ¿No es la admiración de las "treinta y cinco mujeres" del mexicano parecida a la mordaz y tierna visión de las "mujeres" del germano-californiano? ¿No coquetearon ambos con el cine y luego se burlaron de él? ¿No es el retrato de las cloacas de Los Ángeles de alguna forma también la crónica del lujo y el hambre de México? ¿No empezó de lleno el gran Buk su camino en la literatura bien entrada la cuarentena, y no se liberó del infierno de la infecundidad Garibay en su cuarta década de edad? ¿No fueron y siguen aún siendo denostadas sus personalidades y sus comportamientos irreverentes y pendencieros? ¿No murieron ambos haciendo lo único que siempre quisieron: leer y escribir? 

Si no se está escribiendo un libro, no se está viviendo, no se está respirando •

N O V E L A


Jugar a las contras

Leo Mendoza

Frédéric Beigbeder, 
13.99 euros
Anagrama, 
España, 2002.

13.99 euros, algo así como 128 pesos mexicanos, es lo que cuesta la novela del mismo nombre escrita por el antiguo publicista Frédéric Beigbeder, quien de buenas a primeras devino joven estrella de la narrativa francesa, animado por el autor de Las partículas elementales, Michel Houellebecq.

Al igual que Houellebecq, quien ha despertado recientemente la ira de los fundamentalistas, Beigbeder es un desilusionado de la modernidad y de una sociedad dominada por el irresistible ascenso de la publicidad que obliga a personas "que no pueden permitírselo el deseo de comprar cosas que no necesitan". Como bien sabemos, casi todas las grandes compañías destinan una parte sustancial de sus ganancias a la creación de conceptos publicitarios que no sólo encarecen los productos sino que los convierten en artículos de primera necesidad para muchos consumidores.

Esta tiranía publicitaria y los mecanismos que hacen posible su existencia son retratados sin ningún tipo de miramientos por Beigbeder quien, por cierto, poco antes de lanzar su novela al mercado editorial, fue despedido de la agencia donde laboraba como creativo.

El autor anuncia al final de la novela –que en francés se tituló 99 francs– que ya se encuentra en el mercado la banda sonora de la misma y que muy pronto saldrá a la venta un programa de realidad virtual que nos podrá hacer vivir las experiencias de Octave Parango, creativo publicitario de la filial francesa de la agencia Rossery & Witchcraft, cocainómano condenado a diez años de prisión por asesinato, quien por cierto escribe una novela sobre el mundo de la publicidad que costará en el mercado "13.99 euros".

Muy cerca de la literatura de Easton Ellis y de Bukowski, la novela de Beigbeder (nacido en 1965) se sumerge en una suerte de narrativa nihilista, una especie de realismo sucio en donde ninguna situación resulta digna de emulación: todos los personajes, desde el poderoso industrial de los yogures hasta el último ayudante de la agencia, resultan repulsivos y despreciables, incluido el mismo narrador de la novela, quien abandonó a su novia embarazada convencido de que las prostitutas resultan un sustituto bastante eficiente del amor; así es como logra que una de sus más caras amantes se convierta en estrella publicitaria por un día.

Octave describe desde dentro el horror cotidiano de una agencia publicitaria: su decálogo de actuación está basado en echarle la culpa a los demás y en un arribismo que parece encontrarse presente en casi todos sus compañeros de trabajo. Las perversiones, las adicciones, la basura de último momento que se presenta como la gran idea, son parte de este mundo de privilegiados capaz de hastiarse de todo, incluso del paraíso, como les ocurre a Patrick y Carolina –ex jefe y ex novia de Octave, respectivamente–, quienes en las Islas Caimán parecen dispuestos a reiniciar su vida al lado de muchos otros famosos que han decidido fingir su muerte para escaparse a una isla casi desierta.

Devastadora, aun contra sí misma, la novela no resulta del todo convincente quizá por el mismo sentido negativo con que el autor ha dotado a su producto. Porque en el fondo eso es. Más allá de una prosa descarnada e implacable, más allá de la ironía sangrienta con la que Beigbeder ve al mundo de la publicidad, 13.99 euros se encuentra contaminada por aquello contra lo que su autor despotrica en esta suerte de manifiesto novelístico: su obra, más que literatura, es un producto de consumo de nuestro tiempo. Jugando a las contras el autor ha logrado convertirse en un "auténtico fenómeno de masas" –tal y como se lee en la cuarta de forros. Y con esta magnífica ironía del destino, cerramos el libro•



FICHERO
LOS LIBROS QUE LLEGAN A NUESTRA REDACCION
BIOGRAFÍA
• Dios, el diablo y la aventura. La historia de Pedro Páez, el español que descubrió el Nilo Azul, Javier Reverte, Plaza y Janés Editores, Barcelona, España, 2001, 239 pp.
• Mao, Jonathan Spence, traducción de Cristóbal Pera, Col. Vita-breve, Mondadori, Barcelona, España, 2001, 221 pp.

CINE
• Centro de Capacitación Cinematográfica 1975-2000, presentación de Ángeles Castro Gurría, México, 2001, 268 pp.

CRÓNICA
• Los cínicos no sirven para este oficio o Sobre el buen periodismo, Ryszard Kapuoecinski, Col. Crónicas, Editorial Anagrama, Barcelona, 2002, 124 pp.
• Nada como el poder. Crónicas de un testigo circunstancial, Raúl Cremoux, Col. Tiempo de México, Editorial Océano, México, 2002, 180 pp.

ECONOMÍA
• México competitivo 2020. Un modelo de competitividad sistémica para el desarrollo, René Villareal y Rocío de Villarreal, Col. Con una cierta mirada, Editorial Océano, México, 2002, 356 pp.

ENSAYO (LITERARIO)
• Los autores, el texto, los lectores en el Quijote de 1605, María Stoopen, Col. Seminarios, Facultad de Filosofía y Letras/Universidad Nacional Autónoma de México/Universidad de Guanajuato/Gobierno del Estado de Guanajuato, México, 2002, 393 pp.

NARRATIVA
• Confabulario, Juan José Arreola, (libro y cd), Col. Voz del autor, Voz Viva de México, UNAM, México, 68 pp.
• El hombre bajo la piel, Alejandro Estirill, Plaza Janés, México, 2002, 286 pp.
• El insaciable hombre araña, Pedro Juan Gutiérrez, Col. Narrativas hispánicas, Editorial Anagrama, Barcelona, 2002, 211 pp.
• Estampas para el recuerdo. Los caminos indígenas de doña Amalia, Amalia Solórzano de Cárdenas y Julio Moguel (notas e integración de textos), Casa Juan Pablos, México, 2002, 127 pp.
• Los secretos de la aurora, Jorge Aguilar Mora, Col. Biblioteca Era, Ediciones Era, México, 2002, 400 pp.
• Tajimara, Juan García Ponce, (libro y cd), Col. Voz del autor, Voz Viva de México, UNAM, México, 60 pp.

PERIODISMO
• Por sus comas los conoceréis, Huberto Batis, Col. Periodismo cultural, Conaculta, México, 2001, 542 pp.

POESÍA
• Caminar el miedo, Ángel Carlos Sánchez, Col. Letras perras, Ediciones Casa Vieja, México, 2001, 91 pp.
• Espacios liminares, Iván Ríos Gascón, Col. Dánae, Editorial Praxis, México, 2002, 50 pp.
• Gabatha, Diego Muzzio, Práctica Mortal, México, 2001, 73 pp.
• La folia, Miguel Ángel Muñoz, Museo José Luis Cuevas/Editorial Praxis, México, 2001, 27 pp.
• La tentación de Orfeo. Antología poética, Carlos Antonio Barreiro Jáuregui, Amaranta Caballero Prado, Mario Calderón, et al., Col. Autores de Guanajuato, Ediciones La Rana, México, 2001, 330 pp.
• Lecturas de poesía clásica. De la Edad Media al siglo XIX, selección, presentación y notas de Francisco Serrano, ilustraciones de Leonid Nepomniachi, tomo II, CIDCLI/Conaculta, México, 2001, 231 pp.
•Poemas, Nicolás Guillén, (libro y cd), Col. Voz del autor, Voz Viva de América Latina, UNAM, México, 2002, 93 pp.
• Signo a-signo, Felipe Vázquez, Ediciones Sin Nombre/Difocur, Sinaloa/Foeca, México, 2001, 78 pp.
• Yunque de sueños, Miguel Ángel Muñoz, Editorial Praxis, México, 1999, 130 pp.

REVISTAS
• Archipiélago, núm. 35, enero-marzo de 2002, año 7, textos de Esther Iglesias Lesaga, Enrique Santamaría, Pablo González Casanova, entre otros, Confluencia, México, 89 pp.
• La Tempestad, núm. 23, marzo-abril de 2002, año 4, textos de Benjamín Valdivia, Jorge Ortega, Antonio Alatorre, entre otros, Editorial Imágenes y Movimientos, México, 62 pp.
• Origina, núm. 110, abril de 2002, año 9, textos de Víctor Manuel Banda, Alejandro Alonso, Mariana Winocour, entre otros, Gilardi Editores, México, 88 pp.



CONVOCATORIA. Premio Nezahualcóyotl de Literatura en Lenguas Indígenas 2002, en el marco del 600 aniversario del natalicio del Tlatoani Acolmiztli Nezahualcóyotl. Podrán participar los escritores indígenas mexicanos que tengan una obra literaria escrita en su lengua. El trabajo deberá ser inédito, con una extensión mínima de cincuenta cuartillas en la lengua indígena y con traducción íntegra al español. Los trabajos deberán firmarse con seudónimo, anexando en sobre cerrado, por separado, los siguientes datos, en el exterior de éste: el seudónimo, género en que participa, nombre de la obra y lengua indígena en la que está escrita; en el interior: nombre completo del autor, domicilio, teléfono y copia de identificación. Los interesados deberán dirigir sus trabajos a la Dirección General de Culturas Populares e Indígenas, Av. Revolución 1877, 6º piso, CP 01000, San Ángel, México, DF. La recepción será hasta el 30 de agosto de 2002 a las 18:00 horas. No se considerarán las propuestas enviadas por correo cuyo matasellos tenga fecha posterior a la fecha indicada. Los trabajos serán revisados y dictaminados por los miembros del jurado, el cual estará conformado por distinguidos escritores conocedores de la literatura indígena. El fallo será inapelable y el resultado se dará a conocer en la prensa el 15 de octubre de 2002. El premio será único e indivisible y tendrá un monto de cincuenta mil pesos ($50,000.00). La Dirección General de Culturas Populares e Indígenas podrá difundir o publicar, por los medios que considere adecuados, la obra ganadora del Premio, celebrando el convenio de edición correspondiente con el autor. No podrán participar los escritores que hayan obtenido el Premio Nezahualcóyotl en emisiones anteriores. Para mayores informes dirigirse a los teléfonos: 5490 97 68, 5490 9769 o al email: [email protected]

CONVOCATORIA. El Sistema Nacional de Fomento Musical del Conaculta convoca a los compositores mexicanos y extranjeros inmigrados a participar con una pieza inédita, de cinco minutos, en el Cuarto Concurso Nacional de Composición Coral Infantil. El certamen permanecerá abierto hasta el 26 de julio, y está dirigido a los autores de piezas para coro infantil de dos, tres y cuatro voces, con solistas optativos, a capella o con acompañamiento de piano, y creaciones que retomen textos de autores mexicanos en español o lenguas autóctonas (acompañadas de traducción al español), cuyos contenidos sean apropiados para los niños. No hay límite de edad. Las composiciones deberán estar escritas en computadora y entregarse dentro de un paquete con cuatro ejemplares de la obra, tamaño carta, formato vertical nominados exclusivamente con seudónimo, anexando, también por cuatriplicado, un disco en el que se incluya el archivo fuente y una copia en formato midi. El paquete deberá contener un sobre cerrado con los datos personales del participante (nombre, dirección, teléfono, fax, correo electrónico, identificación oficial o documento migratorio). Todos los participantes otorgarán al Sistema Nacional de Fomento Musical el derecho de integrar su obra a la Biblioteca Nacional de Coros, donde quedará a disposición de las agrupaciones corales afiliadas con fines de ejecución pública. Los derechos de autor quedan reservados en caso de publicaciones y grabaciones de las obras. Habrá tres premios: 12 mil pesos al primer lugar, 10 mil para el segundo y 8 mil para el tercero. Los resultados se publicarán el 8 de septiembre en el periódico Reforma y la premiación será el 7 de noviembre. La recepción de propuestas es en: Sistema Nacional de Fomento Musical-Coordinación Nacional de Coros, San Fernando 14, col. Guerrero, Delegación Cuauhtémoc, cp 06300, México DF, mayores informes a los teléfonos 5512 2690 y 5512 3539. Fax: 5521 0703. Correo: [email protected]

EXPOSICIÓN. En la sala A del Museo Rufino Tamayo se presenta la exposición fotográfica Identificaciones, del artista alemán Tomas Ruff, un deconstructor de imágenes en México. La muestra estará abierta al público hasta el 4 de agosto.

La Galería de Arte Mexicano invita a la inauguración de la exposición Trini, obra reciente, que tendrá lugar el martes 7 de mayo de 2002 a las 19:30 horas. La cita es en Gobernador Rafael Rebollar núm. 43, San Miguel Chapultepec, México, DF, 11850, teléfono: 5273 1261, correo electrónico [email protected]

MÚSICA. El Museo Universitario del Chopo invita al ciclo "Rolastitlán", con los mejores intérpretes de música independientes. Participan: Nina Galindo, Rosina Conde, Grupo Mitote, Verónica Ituarte, Mujeres en Fuga y Francisco Barrios, "el Mastuerzo". El ciclo se llevará a cabo los sábados 11, 18 y 25 de mayo, a las 19:00 horas en el Museo.

PRESENTACIÓN. El Museo de Arte Moderno invita a la presentación del libro de fotografías de Susana Chaurand que tendrá lugar el miércoles 8 de mayo del 2002 a las 19:30 horas. La cita es en Paseo de la Reforma y Gandhi s/n, Bosque de Chapultepec, México, DF, CP 11560, teléfonos 5211 8331 y 5211 7827.

TEATRO. Bajo la dirección de Enrique Pineda, se presenta en la Casa del Teatro la obra Paisaje del kaos, del argentino Martín Dordoni. La cita es en Vallarta 31-A, Coyoacán, los viernes a las 20:00, los sábados a las 19:00 y los domingos a las 18:00 horas.