Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 12 de mayo de 2002
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Espectáculos
Arturo Cipriano celebra 30 años de carrera con el disco La geografatura

Mitote Jazz busca darle a la música un sentido más ceremonial: Ciprianodonte

Hasta el momento ningún productor se ha acercado a decirnos ''me gusta lo que haces''

Se presentará el 17 de mayo en el Museo del Chopo; después emprenderá breve gira por el país

JUAN JOSE OLIVARES

Ya son 30 años de hacer música para el jazzista Arturo Cipriano, mejor conocido como Ciprianodonte, los cuales celebra con la edición de su décimo disco -ahora con la agrupación Mitote Jazz- llamado La geografatura, el cual será entonado con toda la bizarría de su show el próximo 17 de mayo a las 20 horas en el Museo del Chopo.

Mitote Jazz no es un grupo común, porque en cada una de sus vueltas por varias geografías latinoamericanas absorbe lo más intenso de cada sonoridad regional. Los distingue su mezcla de ritmos del universo étnico con el jazz contemporáneo.

Cipriano dice en entrevista que su grupo quiere darle a la música un sentido más ceremonial: ''Cuando te presentas en cualquier escenario está la onda de correr, enredarte con el micrófono y aventárselo al público, y tener muchas luces a tu alrededor (casi casi como rock star), pero también es bueno llevar a la gente que te escucha a otros espacios poco frecuentados por la mayoría de las bandas. Puedes apagar las luces, quedarte sin micrófonos y con sólo el rumor o con el frotamientio de los cueros, con el sonido de la flauta, con guturales, con ruidos bucofaríngeos y onomatopeyas... con relatos, provocaciones; puedes también quedarte viendo a la gente, caminar entre ellos, sentarte en sus piernas, dar vueltas, gritos, inflexiones. Dicen que la música es para no estar en silencio, pero no, en la medida en que los músicos captan lo que pasa, se vuelve una ceremonia, una ceremonia con ruidos extramusicales."

Se dice que con Mitote Jazz "retumban los repiques de los carnavales en Montevideo y el sonoro migrante de las velas istmeñas. Se crea un folclor panarmónico que recoge ambientes de los alegres camineros (cofradía maya quiché) de Chichicastenango, folclor que apaña lo sugestivo de la topada-murga y del son purépecha, que suda el agite de Banderlux en el zócalo senegalizado".

Pero que también recoge para sus arcas "el huehuenchi o gueguense empulcado y beebopero", decenas de ritmos adquiridos y metidos sin forzamientos al jazz, a un jazz rico y muy popular.

Pese a su manufactura no tradicional del jazz, Mitote Jazz sí vive la tradicional limitación de los jazzistas para producir discos y ofrecer conciertos.

-¿Se necesita ser aferrado para seguir siendo músico de jazz?

-Hasta el día de hoy no se ha acercado algún productor o manager que nos diga ''me gusta lo que haces''. Por eso yo mismo me ovaciono, me animo y me lo digo yo: me gusta lo que haces, Cipriano, vamos a hacer un pacto. Somos un montón de aferrados. Dichosos son los o las que les ha llegado alguien y les ha dado el jale. En lo que espero que llegue -ya son 30 años- esa persona, le sigo taloneando, no hay de otra. Pero el jale sigue, pese a que autoridades culturales dicen que la banda que escucha jazz ya no existe. No obstante, hay muchos canales; si no es con uno es con otro, y entonces esperamos que terminen estos dos años, que acaben su gestión esas autoridades, para ver qué pasa; mientras, a darle al talón a escuelas, cafetuchos o antros.

De químico a músico

Cipriano rememora cómo se inició en la música: ''Como fracasé en la escuela de Ciencias Químicas, quedó nada más la alquimia. Tuve que sacar esa alquimia en otro lado: la música".

Todo se inició cuando su padre le regaló su primera armónica ("mi mamá silbaba, mi abuelo le enseñaba silbatazos y dianas militares a sus cenzontles, esas fueron las primeras impresiones"). Estuvo ausente hasta los 20 años porque jugaba futbol. En su casa había un aparato de radio que sólo tocaba boleros, los cuales "me deprimían mucho, porque tenía letras que nunca me atraparon, tengo aversión a la inmensa mayoría de estas canciones porque son los mantras mexicanos: el sufrimiento, el golpeteo y el alcohol, y ahí está el pueblo mexicano, y, por consecuencia, Centro y Sudamérica".

Cipriano se considera un hombre afortunado. ''En el momento que leí un folleto que decía Escuela Nacional de Música, me dije: ''se estudia la música". A la mañana siguiente ya estaba en la ciudad de México. A las primeras de cambio le prestan una flauta, y a partir de ahí, de siete a ocho horas practicándola. Conoce a Héctor Alcázar con quien forma Talón San Cosme, "y comenzamos a girar; hacíamos jazz-rock con sonidos aleatorios contemporáneos".

Vino luego La Nopalera, todo un colectivo que reunió a músicos como Gerardo Bátiz, Marcial Alejandro, Maru Enríquez, Eniac Martínez, Chamaco Torres, Jesús Mendoza y Cecilia Toussaint, entre otros. "La Nopalera tenía excelentes ejecutantes; fue un motor para muchos, para el jale, para andar de ofrecidos y buscar tocadas''.

Pero el presente para Cipriano ?quien además toca la armónica, los saxos y la cantilación? es Mitote Jazz, su nuevo laboratorio de inquietudes acústicas, el cual está conformado por: Isabel Tercero y su delirante y juguetona voz (también toca el chakeré); Rodrigo Castelán (en la guitarra de 7 cuerdas, guitarra sinte de 12 cuerdas, los arreglos y el contrabajo), Daniel Kitroser (en la batería, carapachos, pailas y semillas), y Víctor Castillo, en la bataca.

La geografatura se une a la larga lista de productos independientes de calidad, olvidados por los grandes sellos discográficos y las autoridades culturales.

Dice Cipriano al respecto: ''En Argentina se alivianó la industria, en Brasil lo hizo hace 35 años, también en España, pero en México, los que están en la contratación son los cincuentones a los que les gustaban rolas como Agujetas de color de rosa y que tenían el bolero como un antecedente, por lo que están cerrados en el avance rítmico y pues, lo armónico no les entra".

Agrega: ''Tienden a crear productos desechables; no se arriesgan. El hacer un disco es nuestro medio de susbsistencia. Lo bueno es que a los conciertos van a escucharnos jóvenes, a los que se les quedará la idea de otra forma de hacer música. Un ejemplo son unos niños que nos escucharon en Tlaquepaque hace unos años y ahora ya están haciendo música.

Experimentar con diferentes músicas

Ciprianodonte argumenta que seguirán en el talón porque "es lo único que sé hacer y he encontrado a personas que compartimos esa forma de hacer música. La cuestión es impactar a la audiencia, no seguir convencionalismos; el deseo de mover a la gente."

El músico avencindado en Cuernavaca, Morelos, está convencido de que se tiene que experimentar con diferentes músicas "desde las de Macedonia, del Medio Oriente, hasta toda Latinoamérica. Boston Berkley (la escuela de música) dicta como Hollywood dicta en el cine. Muchos compañeros hacen el latinjazz de Hollywood con la insulsalsa de Miami, o el jazz de elevador, y mucha gente se deja llevar por eso. Una cosa es el producto y otra la distribución, porque incluso habiendo calidad, las cosas deben ser muchas veces de rebote: funcionar en otros lados para hacerla aquí, porque están muy cerrados".

Por lo pronto, he aquí su producto, que será presentado en una breve gira por el interior de la República. Del 24 al 29 de mayo en Guanajuato (teatro Cervantes). Luego visitan Cuernavaca, Ciudad Manuel Doblado, Abasolo, Yuridia y San Lusi Potosí. Más informes en: [email protected] 

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