Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 13 de mayo de 2002
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Sociedad y Justicia

El presunto integrante de Los Antrax no fue torturado, insiste la dependencia

La PGR pide exhumar el cadáver de Vélez Mendoza

Hay imprecisiones de orden técnico-criminalístico en dictámenes de peritos externos, dice

La Procuraduría General de la República (PGR) solicitó, por conducto de las autoridades competentes, la exhumación del cuerpo de Guillermo Vélez Mendoza -joven que murió durante la detención por parte de elementos de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI)- para practicar nuevamente la necropsia.

La dependencia insiste, con base en las investigaciones y pruebas periciales practicadas hasta el momento, que el joven Vélez Mendoza no fue objeto de tortura.

De esta forma, aunque resulta atribuible la responsabilidad del homicidio al comandante Hugo Armando Muro Arellano, a los otros cuatro agentes de la AFI que realizaron el traslado de Vélez Mendoza -acusado de pertenecer a la banda de secuestradores Los Antrax- sólo se les ha acreditado hasta hoy una "probable responsabilidad" por su omisión de ponerlo inmediatamente a disposición del Ministerio Público y, en su caso, abstenerse de informar cuanto antes sobre su deceso.

En un comunicado, la PGR señala que en su declaración ministerial los peritos que practicaron la necropsia manifestaron que no detectaron lesión alguna en los genitales del cadáver, porque no existieron, y en los mismos términos declararon los peritos de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal que intervinieron en la indagatoria CUH-6T3/522-03, declaraciones que en su conjunto, aseguró, hacen prueba plena.

La dependencia considera que con todas las diligencias practicadas y valorando incluso las pruebas periciales presentadas por Guillermo Vélez Pelayo, padre del joven occiso, la averiguación previa arroja como resultado de los hechos que las esquimosis y escoriaciones que presentó Vélez Mendoza fueron producidas en un solo evento lesivo, como fue la dinámica de persecución, proyección y caída, sometimiento físico, forcejeo, lucha y posterior reanimación cardiopulmonar... en conclusión, no hubo tortura.

Los peritajes de la PGR y de los organismos externos concluyen: la causa de la muerte fue la obstrucción de vías respiratorias a nivel de laringe y tráquea, a consecuencia de fractura de cartílago tiroides; no existen lesiones típicas de tortura ni pisotones, puntapiés o puñetazos, ni lesiones en genitales.

Incluso, se aclara -según la PGR- que los presuntos pisotones referidos en el dictamen del fuero común no son sino manchas de tinta que se impregnó al tomar sus huellas dactilares.

Asimismo, la dependencia sostiene que las lesiones en genitales a que reiteradamente hace referencia el padre del occiso "carecen de sustento alguno", pues según la propia declaración de los peritos criminalistas, fotógrafo y médico forense de la procuraduría capitalina, así como los forenses que practicaron la necropsia, corroboran la inexistencia de tales lesiones.

En conclusión, dice la PGR, no existen lesiones típicas de tortura, contrariamente a lo que pretenden hacer creer a la sociedad tanto el señor Vélez Pelayo como los peritos en medicina forense Adrián Ramírez López y Ricardo O. Loewe Raiss, y en criminalística Guadalupe Sánchez Palacios y Guillermo Ponce Yépez.

Además señala que en sus respectivos dictámenes estos peritos reflejan imprecisiones de orden técnico-criminalístico, pues en el apartado de antecedentes identifican como testigos a servidores públicos de la institución, cuando no es así.

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