miércoles 15 de mayo de 2002
La Jornada de Oriente publicación para Puebla y Tlaxcala México

 
Trama Financiera

¿Debe promover el presidente la inversión extranjera?

n Mario Villar Borja

Como en la mayoría de sus viajes, el presidente Fox, en la actualidad por el viejo continente, se encuentra en promoción para atraer al país inversión extranjera directa, lo cual es a todas luces dañino al desarrollo económico en cuyo nombre realiza tales esfuerzos. La inversión extranjera podría contribuir, sólo en el corto plazo, al desarrollo económico del país si ésta fuera limitada a las actividades que no han abarcado los empresarios nacionales, dado que podrían traer tecnología asimilable y contribuir a desarrollar la productividad de la mano de obra nacional. Sin embargo, invitar a los inversionistas sin ninguna limitación a invertir en el país sólo acarrea males, y con el paso del tiempo esto se volverá un cáncer muy dañino, causando grandes males al desarrollo económico nacional.
Cuando una inversión extranjera viene a competir con las empresas nacionales, lo hace con todas las ventajas, con todas las de ganar, y por lo tanto desplaza a las empresas nacionales. Esto se da porque utiliza las ventajas domésticas, como los bajos costos de la mano de obra y otras de carácter legal, y simultáneamente retiene las relativas al bajo costo del capital y la tecnología que hay en los países desarrollados, con lo cual no puede competir el empresario mexicano, puesto que en el país el sistema bancario, a pesar de que ha sido entregado en charola de plata a los extranjeros, sigue actuando con actitudes de un total oligopolio. En consecuencia, el empresario nacional se ve en la necesidad de competir en condiciones totalmente desventajosas y consecuentemente contribuye a consolidar el oligopolio extranjero. Si cuenta con los recursos para modernizar su planta productiva, lo hace desplazando mano de obra y permitiendo a los extranjeros la obtención de jugosas ganancias. Al desplazar mano de obra se está convirtiendo en cómplice del proceso; sin embargo, es su única posibilidad de sobrevivir, pues con la tecnología intensiva de mano de obra con la que operaba no puede competir con la inversión extranjera. Si adopta la misma tecnología que los extranjeros, aún enfrenta los altos costos de la tecnología y el capital que las ineficiencias del mercado mexicano le imponen, lo cual permite a los inversionistas extranjeros obtener altas ganancias, sangrando a los consumidores nacionales y propiciando la descapitalización del país.
En fin, si a esto va el presidente Fox de viaje al exterior, qué bueno que cuando menos en una ocasión el Senado de la República le haya negado el permiso, a ver si así entiende su papel de Ejecutivo federal y cumple con su promesa de "guardar y hacer guardar" la Constitución.