ESCULTURAS DE PALOFIERRO
El palofierro es un árbol pequeño y espinoso que puede tener forma de arbusto. Llega a medir casi ocho metros de altura, es quebradiza; encontrarla de grandes dimensiones es difícil, pues el árbol es retorcido y ramoso.

Los artistas konkaak utilizan herramientas manuales, pequeñas hachas, machetes cortos, li-mas y escofinas para tallar la madera de palofierro, que recolectan de árboles secos. Seleccionan para su trabajo trozos con sugerentes formas naturales. En sus creaciones aúnan aguda capacidad de síntesis y finos detalles.

Ellos crearon los modelos básicos y abrieron el mercado; después fueron imitados y producidos con herramientas mecánicas por cientos. Un ojo atento podrá diferenciar con cierta facilidad las piezas auténticas de las hechas con máquina. En las mañanas, en Punta Chueca y Desemboque, después de la salida de los pescadores, se puede escuchar el sonido de los machetes cortos de los talladores kokaak y ver cómo con golpes rápidos y precisos sobre un rudo tronco empieza a sugerirse la cabeza de una tortuga.

El trabajo es dilatado; según el tamaño de la pieza, el proceso para hacerla puede tardar dos semanas, desde la recolección de la madera hasta su terminación.

Es frecuente que las mujeres sean las encargadas de terminar las esculturas con un fino y brillante pulido; cuando hay turistas, también son ellas las que muestran las piezas, desenvolviendolas de sus blancos paños.

Palofierro

Artistas y creadores populares utilizan materiales que hay en su medio ambiente; por ejemplo, en las ciudades se aprovechan, reutilizan o reciclan cartón, papel periódico, madera industrializada y plásticos, entre otros.

Los creadores, artesanos y artistas que están más cerca de la naturaleza, como los konkaak (también conocidos como seris), cuya vida transcurre en parte de la franja entre el mar y el desierto en la costa de Sonora, utilizan para sus trabajos fibras vegetales, conchas, hueso de pescado y madera.

Una de las maderas es la del palofierro, que se conoce en la zona como hésen, tésota o commitin. Aunque en la región hay otros árboles o arbustos que llevan el nombre de palofierro, término técnico del que se usa para esculturas en las localidades de Punta Chueca y Desemboque es olneya tésota.

Primeras referencias

Una de las primeras referencias escritas sobre el palofierro, es la de Miguel del Barco (1706-1790). ''Sobre las mesas se halla con frecuencia otro arbolillo que llaman Palofierro. Este crece poco porque su tronco, a poco de subir, se divide en ramas alrededor que crecen horizontalmente, más que hacia lo alto y, a poco crecer, llegan al suelo; de suerte que este arbolillo es más ancho que alto. Todos los ramos están llenos de espinas largas. No produce algún fruto de que los indios se aprovechen. Su madera toda es torcida, y tan dura como indica el nombre que le han puesto; por eso para nada sirve.''

La historia

El aprovechamiento de la madera del palofierro para hacer esculturas es relativamente re-ciente, quizá date de los cuarenta. Se dice que José Astorga fue el primero de los konkaak que hizo esculturas con este material y con corazón de mezquite. Lo sorprendente es ver cómo la mayoría de las obras, además de poseer el sello del artista que las elabora, tienen el estilo que caracteriza a su cultura.

Las tallas de madera usualmente representan animales marinos, aves de la costa o animales del desierto; de las manos de los artistas salen delfines, tortugas, tiburones, pelícanos, gaviotas, borregos cimarrones, aguilillas y correcaminos, aunque ahora es menos frecuente ver a estos animales en la naturaleza.

La tortuga y el pelícano son, además, parte del universo de creencias religiosas de los konkaak.
 
 


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