Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 18 de mayo de 2002
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Espectáculos
MELON

Luis Angel Silva

Rudy Calzado

TAL PARECE QUE mayo es fatal para los soneros. En 1987, el día 13 fallecieron Manuel Osorno Buendía, trompetista de gran sabor, aquí en el DF, y en Puerto Rico, Ismael Rivera, el sonero mayor de Borinquen. Según informes de la agencia C y M, el sábado 11 del presente emprendió el viaje sin retorno el sonero compositor Rudy Calzado, en Hamburgo, a consecuencia de larga enfermedad cardiovascular.

RUDY LLEGO A México en 1954 como parte de la orquesta de Enrique Jorrín. En esa agrupación venían Mario Muñoz Papaito (R.I.P.) y Roberto Agüero, el cual todavía se encuentra entre nosotros. Debutaron en el desaparecido teatro Follies; posteriormente, actuaron en el cabaret Pigalle durante larga temporada con gran éxito.

ORIUNDO DE SANTIAGO de Cuba, Rudy compuso Kikirikí, número muy popular que diferentes agrupaciones grabaron, así como Quimbia. Pero Tumba la caña, en mi opinión, es una composición bellísima.

A PESAR DE su estancia en México, por motivos de trabajo no hubo acercamiento entre nosotros. Esto sucedió en Los Angeles, California, en la segunda gira a territorio pecoso de Lobo y Melón con su grupo. Compartimos tarima en varias ocasiones, en especial, en el Club Havana (sic), del cual eran propietarios Chico Sesma y René Bloch, director de la orquesta donde Rudy Calzado era el cantante, mientras Humberto Cané (R.I.P.) tocaba el bajo y Pat Rodríguez -al cual Tito Rodríguez dedicó El que se fue-, la paila. Era una orquesta de gran calidad.

LE GRABAMOS VARIAS composiciones; en lo particular nuestro trato fue cordial, sobre todo durante mi estancia en Los Angeles, cuando tuve que ausentarme de mi patria por razones que no viene al caso comentar. A mi llegada conocí a Bernie Ulano, el cual formó la orquesta La Diferencia, y compró el Club Binochios de North Hollywood, el cual inauguró Tito Puente. Más tarde me invitó a tocar en ese lugar alternando con su orquesta, donde Rudy era parte de la misma, en compañía de grandes músicos, entre ellos, José Caridad Perico Hernández, otro gran compositor, percusionista y cantante. Guardo grato recuerdo de Rudy, así que, descanse en paz.

LO MISMO PUEDO decir de Maelo, al que conocí en Nueva York y pasé una tarde deliciosa en su compañía. A petición de él mismo, eché la paloma con sus Cachimbos en el Casino 14 de la Gran Manzana. Lamento su deceso porque la clase de persona que fue es la que me gusta: sin dobleces, franca, directa, donde la hipocresía no tiene cabida. De eso me di cuenta en todas las ocasiones que pasamos juntos.

DE MANOLO, MI compadre, el recuerdo es mayor. Nuestra amistad tuvo que ver con el son y el ser vecinos; más tarde formar parte de conjuntos que dejaron huella. Tuve el macabro honor de haber sido testigo de sus últimas improvisaciones, las cuales tuvieron lugar en La Escena, acompañándome en mis actuaciones. Tuve que llevarle su sueldo, sordinas y campana al hospital de Pemex, de donde salió sólo para velarlo y, por supuesto, enterrarlo con las notas de sus grabaciones, que quedaron para la historia del son cubano, en este México de mis amores a pesar de lo que ha sucedido, sucede y espero algún día pare, para bien de nuestra patria.

TERMINO CON ALGO dedicado a quien fue testigo de mis tristezas, alegrías, triunfos y fracasos en el medio sonero, con cariño y respeto:

Manuel Osorno Buendía
Alma de niño y sonero
Con estilo zandunguero
Bordado de fantasía.

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