Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 18 de mayo de 2002
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¿LA FIESTA EN PAZ?

Leonardo Páez

Toro de ojos rasgados

"HOY, CIERTOS PAISES y sus imitadores quieren abolir las corridas, pero es tanto como querer abolir los shows de Madonna: Al que le indignen, que no vaya, y al que le exciten, que no se los pierda", señala el antropólogo Yoshi Makázima, quien realiza una investigación sobre los significados de la muerte en ritos y mitos. Familiarizado con los rituales táuricos en las diferentes civilizaciones, añade:

"EL TORO ES una importante presencia mitológica en las civilizaciones más antiguas. En Egipto, Mesopotamia, Persia, India, Creta, Grecia y aun Roma, era visto como deidad benefactora, símbolo de fuerza, de fecundidad y combatividad. Hace más de 7 mil años muchos pueblos lo destinaban al sacrificio, y otros lo siguen haciendo hoy en día."

''EN EL JAPON medieval, luchadores de jiujitsu enfrentaban toros a mano limpia, venciéndolos, y en los años de la posguerra me tocó ver al gran maestro de karate Mazutatzu Ogama matar varios toros bravos, aunque no de lidia, ya que en mi país el toro también tuvo un rol mitológico.

"UNA LECTURA SIMPLIFICADORA sostiene que en la corrida el toro representa las energías animales y la sexualidad humana, y una lectura piadosa afirma que la tauromaquia actual es la escenificación del renovado propósito de anticipar la victoria espiritual, a cargo del torero, sobre las fuerzas oscuras de la carnalidad y la materia, representadas por la amenazante negritud del toro.

"PERO CON LA paulatina domesticación de la bravura y la consiguiente simplificación de la técnica de la lidia, así como con la proliferación de espectáculos, rito y mito táuricos descendieron a mercadotecnia de circo, a una teatralización monótona de la tragedia, pues la vida del torero difícilmente es puesta en juego, mientras que la muerte del toro casi ha perdido toda dignidad.

"EN 1567 LA Iglesia -prosigue Makazima-, en la plenitud de su poderío político, prohíbe la fiesta de toros, no por consideración alguna hacia los animales, valor inexistente entonces, sino para castigar con excomunión la escandalizante soberbia por parte de algunos nobles de desafiar a la muerte sin ninguna causa trascendente o motivo religioso detrás. Pero ocho años después Gregorio XIII se ve obligado a levantar la prohibición, tanto por la indiferencia entre caballeros y espectadores españoles ante la amenaza de ser excomulgados, como por los motivos de política interna esgrimidos por Felipe II al Papa.

"LOS ENEMIGOS DE la decadente función taurina actual, llámense ecologistas, proteccionistas o ambientalistas -versiones emergentes del jainismo, secta de la India que ordena no hacer daño a ninguna criatura-, mal disimulan sus miedos ante su complicidad con un mundo irrefrenablemente absurdo, aunque ya se vio que si se muestran muy compasivos con especies tan perfectamente protegidas como el toro de lidia, hasta puestos políticos pueden obtener.

"PERO EL PERFECCIONISMO, más que sensibilidad hacia los seres, entraña un gran enojo consigo mismo y una ira patológica porque el mundo no es, ni podrá ser, perfecto."

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