Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Martes 21 de mayo de 2002
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Editorial
 
 
EL PRECIO POLITICO DEL CANCILLER

sol rayuelaAyer, el legislador panista Gustavo Buenrostro, presidente de la Comisión de Justicia de la Cámara de Diputados, acusó al canciller Jorge G. Castañeda de utilizar parte de la estructura de la organización Amigos de Fox para fortalecer su imagen y promoverse como eventual candidato a la Presidencia de la República.

Asimismo, Buenrostro emitió un señalamiento sesgado contra el actual titular de Relaciones Exteriores al recordar que éste, como otros integrantes de Amigos de Fox, no era integrante del Partido Acción Nacional (PAN) en la pasada campaña presidencial, en la que esa agrupación recibió fondos del extranjero y de empresas privadas que podrían resultar ilícitos y contrarios a lo establecido en el Código Federal de Procedimientos e Instituciones Electorales (Cofipe), y por los cuales está en curso una investigación reabierta por orden de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) y a cargo del Instituto Federal Electoral (IFE).

Ciertas o no las imputaciones e insinuaciones del diputado panista contra Castañeda, el hecho es que la permanencia de éste en el gabinete empieza a resultar demasiado onerosa en términos políticos para el presidente Vicente Fox.

Las principales bancadas opositoras en el Senado de la República --PRI, PRD y PVEM-- han llegado a descalificar a Castañeda como interlocutor, e incluso le pasaron a su jefe una abultada factura por los desatinos, desplantes y extravíos del canciller cuando, recientemente, denegaron al Presidente autorización para abandonar el país. El gobierno foxista habría podido concluir entonces que la irritación y el desagrado ante el estilo personal de Castañeda para destruir la tradicional política exterior mexicana se circunscribían a las bancadas opositoras y que esas reacciones podían ser hasta naturales y lógicas.

Pero los señalamientos del diputado Buenrostro --que no son, por lo demás, las primeras ni las únicas invectivas lanzadas contra el secretario de Relaciones Exteriores desde las filas panistas-- podrían, si fueran leídos e interpretados de manera correcta, encender en Los Pinos un foco rojo: Castañeda no es apreciado ni siquiera en el partido del Presidente, y eso indica ya algo cercano a la unanimidad de la clase política en la animadversión contra el canciller tempestuoso.

De hecho, si los señalamientos de Buenrostro son ciertos, Amigos de Fox podría ser la única base de apoyo de Castañeda. Si el titular del Poder Ejecutivo se empeña en mantenerlo en el cargo, y si el canciller sigue cometiendo pifias y desfiguros al ritmo que acostumbra, esa agrupación informal podría convertirse a la larga en el único respaldo del propio mandatario. ¿Estará dispuesto Fox a correr el riesgo de enemistarse con su partido con tal de conservar en la nómina a su canciller?
 

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