miércoles 22 de mayo de 2002
La Jornada de Oriente publicación para Puebla y Tlaxcala México

 
VisionES

Entre la ciencia y el arte

n César Gordillo Aguilar

Tal vez una de las discusiones filosóficas y estéticas más añejas en la historia del arte ha sido la posibilidad de interactuar arte y ciencia en un único cuerpo integral de conocimiento que le dé justificación tanto a la producción como a la lectura de la obra de arte, desde Platón, pasando por Leonardo, Bruneleschi, Goethe o John Cage, la inquietud de crear un "arte científico" ha producido expresiones artísticas de una intelectualización que algunas veces raya en lo impersonal, pero que, cuando se integra con esa parte interior y sensible del hombre ha logrado producir obras que alcanzan a tocar esa armonía cósmica que Carl Sagan identificó como "la música de las esferas".
En la disciplina artística de la arquitectura es donde quizá de forma "natural" esta confluencia de arte y ciencia debería darse casi como una condición propia de su existencia; sin embargo, aquella arquitectura en que la geometría, la matemática y la estática eran el eje rector de su "formalización" y que produjo ejemplos tan extraordinarios como la arquitectura gótica, las obras de Félix Candela o las cubiertas de Pier Luigi Nervi ha cedido a los formalismos a ultranza producto de movimientos pos y neo tan en boga hoy en día.
Santiago de Calatrava (Benimamet, Valencia, 1951) es uno de esos escasos arquitectos contemporáneos que escapan a estos formalismos poco críticos y superficiales a los cuales hacía referencia, y durante mayo y junio presenta una exposición retrospectiva de su trabajo en el museo del Palacio de Minería de la ciudad de México, exposición a la que tuve la suerte de ser invitado como colaborador de La Jornada de Oriente por el arquitecto Juan Antonio Giral y Mason, director de la Unidad de Posgrado de la Facultad de Arquitectura de la UNAM.
Formado como arquitecto e ingeniero civil y doctorado en Zúrich como doctor en Ciencias (el equivalente a Matemáticas Puras en nuestro sistema), Santiago de Calatrava ha ligado su exploración y conocimiento de la matemática y la geometría al estudio de las estructuras orgánicas, su crecimiento y su movimiento, lo que él llama "su plegabilidad" y que ha sido un elemento fundamental en alguna de sus obras, como LÕhemisferic de la Ciudad de las Artes, en Valencia, o el Centro de emergencias de St. Gallen, o sus ya paradigmáticos puentes, como El puente del Alamillo, en Sevilla, o El puente de Lusitania, en Mérida, España.
Sin embargo, aun cuando las obras de Calatrava se fundamentan en un control extraordinario de la geometría, la estática y la matemática, la exposición presentada en México nos habla, a partir de una serie de croquis y estudios de figura realizados en acuarela, de un proceso de diseño que parte del estudio intuitivo de la forma y el movimiento, fundamentalmente del cuerpo humano, y que trasciende, posteriormente, al análisis técnicocientífico que no sólo le otorga funcionalidad y estabilidad, sino que en un proceso integral logra trascender al nivel de lo estético y lo artístico en una obra que funde arte y ciencia en un todo integral.
En la obra de Calatrava nunca existe el color, él mismo acepta su incapacidad de controlarlo, sus mismas maquetas, presentadas en la exposición, son realizadas en blanco dejando a la forma y la geometría tomar el papel protagónico, y en cambio siempre existe, como él mismo lo anota en el video que se presenta dentro de la exposición, una intención poética, conceptualmente derivada del análisis del cuerpo humano tanto estático como en movimiento, que busca mover la imaginación colectiva y que busca trastocar la imagen del entorno en que se sitúan, tratando de convertirse en lo que Kevin Lynch llama "nodos urbanos" y que en última instancia se convierten en referentes simbólicos del contexto urbano en que se sitúan.