Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Jueves 23 de mayo de 2002
  Primera y Contraportada
  Editorial
  Opinión
  Correo Ilustrado
  Política
  Economía
  Cultura
  Espectáculos
  Estados
  Capital
  Mundo
  Sociedad y Justicia
  Deportes
  Lunes en la Ciencia
  Suplementos
  Perfiles
  Fotografía
  Cartones
  La Jornada de Oriente
  Correo Electrónico
  Busquedas
  >

Política

Martí Batres Guadarrama

Las promesas de Fox y el Congreso

Ya es lugar común en el discurso oficial y oficioso que el Congreso de la Unión constituye el obstáculo para el cumplimiento de las promesas de Vicente Fox. Y a medida que se acerque la elección legislativa de 2003 esta falacia se convertirá en eje de una campaña intensa tendiente a: 1) victimizar al Presidente, 2) justificar su inmovilismo e incumplimiento, 3) golpear al Congreso de mayoría opositora, y 4) alentar el voto en favor del PAN.

Señalar que tal discurso es falso no es suficiente. Pero demostrarlo es relativamente sencillo. Fox hizo un caudal muy amplio de promesas en campaña. Muchas no necesitan reforma legislativa alguna para su concreción, es decir, no pueden ser obstaculizadas por el Congreso, en tanto que éste no es necesario para su instrumentación. Es atribución del Presidente realizarlas directamente. Por ejemplo, "poner a Carlos Salinas de Gortari en manos de la justicia" no requiere de reformas legislativas; "impedir que Espinosa Villarreal camine tranquilamente por la calle" tampoco; "aclarar el Fobaproa" menos aún, pues el IPAB depende directamente del Ejecutivo federal. Asimismo "retirar el ejército de Chiapas", "combatir el contrabando", "abatir la inseguridad", "castigar los crímenes del pasado", "reducir gastos onerosos", "crear la Comisión Nacional de Transparencia", "atrapar a peces gordos de la corrupción", "disminuir la evasión fiscal", todo lo puede hacer el propio Presidente sin que el Congreso pueda impedírselo. Si no lo ha realizado es porque él mismo no ha querido.

Existe otro grupo de promesas que sí requieren reformas legislativas. Sin embargo, hasta la fecha no han sido presentadas al Congreso en forma de iniciativas por Fox. "Establecer la figura del juicio político al presidente", "ratificar el gabinete presidencial por el Congreso", "elevar el presupuesto de educación para ubicarlo en 8 por ciento del PIB", "renunciar al fuero, empezando por mí mismo", "transferir a los estados recursos federales del 20 al 45 por ciento", "darle a los maestros el salario que se merecen", "reasignar muchas partidas presupuestales para ponerlas en educación", "crédito barato para que cada quien cuente con un changarro", "otorgar el voto de los mexicanos en el extranjero", entre otras, no se han materializado en iniciativas legislativas o presupuestales del Ejecutivo. El Congreso no pudo haberlas bloqueado toda vez que es la fecha en que no las ha propuesto. Muchas, sin embargo, las han hecho suyas los partidos de oposición presentándolas formalmente. No obstante, han sido bloqueadas por el partido del Presidente.

Un tercer grupo de compromisos políticos foxistas han sido traicionados por él mismo. Por ejemplo, en el primer debate entre candidatos a la Presidencia dijo: "es falso que pretenda aplicar el IVA a medicinas y alimentos", en respuesta a un señalamiento directo de Cuauhtémoc Cárdenas. Al cerrar su campaña y en su toma de posesión reiteró: "no voy a privatizar Pemex, no voy a privatizar la CFE". Lo mismo podríamos decir de su compromiso con la comunidad cultural en torno a los derechos de autor.

Un tipo de promesas más se refieren a aquellas que sí ha cumplido pero que fueron frenadas no tanto por la oposición sino por su propio partido. Es el caso de la llamada ley Cocopa, enviada por el Presidente a la Cámara, respaldada fundamentalmente por el PRD y el PT y obstaculizada por el PAN y la mayoría del PRI. Algo parecido ocurrió con el discurso de Fox sobre reforma del Estado, del 5 de febrero de 2001, respaldado por el PRD y atacado por Acción Nacional.

Por otra parte se encuentran las promesas voluntaristas, como la oferta de "crecimiento del país a 7 por ciento del PIB" o la creación de "un millón 350 mil empleos anuales", que obviamente no dependen del Congreso y ni siquiera del propio Presidente.

Así pues, con la relativa excepción de la ley Cocopa, el Congreso no obstruye el cumplimiento de ninguna promesa presidencial. En cambio los legisladores sí han presentado iniciativas para ayudarle a cumplir sus ofertas políticas. Le han aprobado los primeros presupuestos -por consenso- en la historia del parlamento plural de México y le han incrementado los ingresos de las arcas públicas. Por cierto, el Congreso ha aprobado 95 por ciento de las iniciativas legislativas presidenciales y, aun antes de que tomara posesión, aprobó el proyecto que presentó su partido para crear nuevas secretarías de Estado, como las de Seguridad Pública y la de Economía.

A la fecha el Congreso se ha negado a aprobar el IVA en medicinas y alimentos, así como a la privatización de la industria eléctrica. Ello no es obstáculo para el cumplimiento de las promesas foxistas dado que en campaña ofertó lo contrario a lo que ahora propone en ambos temas. Por lo tanto, concluimos que: 1) el Congreso no frena el cumplimiento de las promesas del Ejecutivo, 2) al país le conviene un Congreso de mayoría opositora, 3) Vicente Fox ya no quiere cumplir con lo que ofreció, 4) las propuestas que el Congreso no le quiere aprobar son contrarias a sus propias promesas electorales.

Lo más importante es que Vicente Fox es su propio obstáculo y su partido en nada le ayuda a cumplir con sus ofrecimientos "quizá un poco exagerados", como tímidamente acaba de reconocer en su última gira por Europa.

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año