Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 24 de mayo de 2002
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Hace 20 años llegaron huyendo de las matanzas organizadas por Efraín Ríos Montt

Ex refugiados guatemaltecos: historia de prosperidad entre la pobreza de Quintana Roo

JAVIER CHAVEZ CORRESPONSAL

Campamento de Maya Balam, Q. Roo, 23 de mayo. Los campesinos más prósperos de la región son mexicanos, pero no nacieron aquí. Llegaron hace casi 20 años huyendo de las matanzas indígenas organizadas por el régimen militar de Efraín Ríos Montt en Guatemala y se establecieron en Quintana Roo y Campeche, donde años más tarde obtuvieron la nacionalidad que hoy ostentan.

La prosperidad de sus campamentos contrasta con la marginación que enfrentan miles de campesinos de Quintana Roo, en cuyos ejidos proliferan el desaliento y la inconformidad, ya que no tienen acceso a créditos y persisten los problemas de comercialización que provocan la pérdida de toneladas de naranja, frijol y picante.

Valerio Moo Ku, comisario ejidal de Buena Fe, mexicano de nacimiento, señala con la mano izquierda más allá de los árboles: "Estamos más jodidos que los guatemaltecos que se quedaron aquí. Nos han ganado en todo y son muy buenos para la agricultura. Hasta tienen riego, mientras nosotros dependemos de San Pedro".

Y es que a sólo cinco kilómetros de ese lugar, el ex campamento de refugiados de Maya Balam se presenta como la comunidad ideal. Aunque cada familia sólo cuenta con dos hectáreas, la producción de gramíneas, plátano y hortalizas es considerable y destinada en su mayor parte a la comercialización, principalmente en Chetumal.

Algunos ex refugiados se organizan para conseguir una camioneta y transportan su producción hasta los mercados de la región, donde les ofrecen precios muy bajos. Pero no les queda alternativa.

"Nuestro problema es qué hacer con las cosechas. Nos quieren pagar a tres pesos el kilo de frijol", dice Nicolasa Ramírez Matías, quien frente a su vivienda tiene varios costales de la leguminosa.

Plantíos de plátano, cacahuate, calabaza, frijol, picante y tomate sobresalen a un costado del camino de terracería, donde abunda el maíz con rendimientos muy superiores a la tonelada por hectárea.

En Maya Balam hay 300 familias que solicitaron su naturalización, ya que "aquí estamos bien felices", afirma Eulalia Francisco Bernabé.

La comunidad cuenta con jardín de niños, una primaria llamada 26 de Octubre y la telesecundaria Solidaridad. Hay un centro de salud, electricidad, agua potable y un campo de futbol.

A cuatro kilómetros, el ex campamento de Kuchumatán no tiene nada que envidiarle a Maya Balam. Cuenta con una guardería infantil.

Leucadia Domínguez López, esposa del delegado Lázaro Mejía, atiende una tienda de abarrotes de las que abundan en la comunidad. "Nos ha ido muy bien", dice.

En las calles merodean cerdos, bo-rregos, pavos y gallinas que forman parte de la dieta de los ex refugiados, quienes colocan en el mercado parte de sus animales.

"Creo que aquí en México nadie debe padecer hambre. El campo da para todos", afirma Domínguez López.

Instalados originalmente en Chiapas az-ex-refugiados1 principios de los años 80, unos 4 mil refugiados fueron reubicados en 1984 en los campamentos Los Lirios y Los Ranchos, al sur de Quintana Roo. Los apoyos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados fueron suspendidos a principios de los 90, ya que habían alcanzado la autosuficiencia.

Actualmente sólo quedan mil 656 ex refugiados, incluyendo sus hijos.

En el ejido Buena Fe, habitado por 250 mexicanos de nacimiento, se cultiva en cambio sólo maíz y frijol para el autoconsumo, a pesar de que tiene una extensión de 4 mil 200 hectáreas. Además no hay médico.

"Aquí nos falta todo. Los muchachos que pueden se van a Cancún, Playa del Carmen o Cozumel. Consiguen trabajo de albañiles, los que tienen suerte. Otros jalan de mojados para Estados Unidos", dice el comisario ejidal Valerio Moo Ku.

En Buena Fe sólo hay dos primarias. Cuando llueve, el agua se filtra y los niños tienen que interrumpir las clases. No hay telesecundaria y la única alternativa es estudiar en el ejido Blanca Flor, también cercano a los cuatro antiguos campamentos de refugiados guatemaltecos, quienes han superado con mucho a los campesinos quintanarroenses.

Cerca del ex campamento de Kuchumatán, en la comunidad de San Fernando, las familias campesinas enfrentan todos los problemas. "El kínder está cerrado desde hace tiempo, hay apagones frecuentes y el agua es escasa", cuenta el campesino Epifanio Pérez, quien desde hace cinco años no sabe lo que es una buena cosecha de maíz.

"Nuestra producción es más baja que la de los guatemaltecos. Ellos tienen sistema de riesgo. Aquí hay puro espeque".

-Los guatemaltecos naturalizados mexicanos Ƒlos han superado?

-Pos sí.

-ƑPor qué?

-Ellos saben cómo hacer producir la tierra. Saben cultivar hortalizas y están bien organizados. Además, venden barata su producción.

Los mexicanos, en cambio, "nos acostumbramos a los apoyos del Procampo, pero no los aprovechamos para producir. Y ahora que no hay crédito la situación nuestra es más difícil", concluye.

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