DOMINGO 26 DE MAYO DE 2002


Hacer una donación y no morir en el intento

La larga travesía burocrática

Cosas de la vida en las fronteras. Mientras miles de mexicanos intentan burlar a la Patrulla Fronteriza y sobrevivir al inclemente sol del desierto, para así llegar a Estados Unidos; la Asociación Ciudades Hermanas de Scottsdale, Arizona, y el gobierno municipal de Alamos, Sonora, recorren un largo laberinto burocrático para poder hacer llegar una donación de equipo médico a México. Así, resulta que mientras de Sur a Norte los seres humanos no pueden cruzar; de Norte a Sur, un engorroso trámite impide el paso a sillas de ruedas y muletas. Ahora, sin embargo, las autoridades mexicanas aseguran que con la simplificación administrativa en materia de donaciones, casos como el de Scottsdale-Alamos ya no ocurrirán. Está por verse

TANIA MOLINA RAMIREZ

Batas de hule, vendas, sillas de ruedas usadas, espejos vaginales, muletas, vaporizadores, guantes quirúrgicos, cinta microporo, puntillas nasales, andaderas, rodilleras mecánicas, bisturíes, mesas de exploración, pañales para adulto... cientos de bultos y paquetes con equipo médico, de cómputo y aparatos ortopédicos yacen, desde hace meses, en bodegas y en el garage de una casa en Scottsdale, Arizona, en espera de poder cruzar la frontera y llegar a su destino: Alamos, Sonora.

"Necesitan un permiso de la Secretaría de Salud y otro de la de Economía", le dijo el agente aduanal a Juan Corrales, director de Ingresos Municipales en Alamos, Sonora, cuando este solicitó sus servicios para introducir la donación de la organización católica St. Vincent de Paul. "Yo la veo difícil, no van a conseguir los permisos, no le entro", fue la conclusión del agente de Nogales, Sonora. Eso fue en septiembre del año pasado. Corrales regresó desilusionado a Alamos.

El presidente municipal de Alamos, José Jesús Caravallo Mendivil, se tomó la cosa en serio y decidió presentarle el caso al titular de Hacienda. En febrero, durante una visita del secretario Francisco Gil Díaz a Sonora, Caravallo personalmente le entregó los papeles del caso. Cuenta el presidente municipal que, tras hojear los papeles, la respuesta de Gil Díaz fue: "Todo está en orden, lo único que necesita es el permiso de la Secretaría de Salud".

Pues bien, a principios del pasado mes de abril, en una reunión en Acapulco, a la que asistió el encargado de Salud, Julio Frenk Mora, Caravallo dio el paquete de papeles a Rubén Durán Fontes, de la Secretaría de Salud, quien se comprometió a entregárselo a Frenk Mora. Hasta la fecha, el funcionario de Alamos no ha recibido respuesta alguna de la dependencia gubernamental encargada de la salud. Y las sillas de ruedas descansan en unas bodegas, sin que se haga uso de ellas.

De 400 a 9

Ahora, sin embargo, las autoridades mexicanas dicen que casos engorrosos como el de la donación para Alamos serán cosas del pasado. En enero entró en vigor la nueva Ley Aduanera y a partir del pasado 15 de abril, en vez de 400 hay sólo nueve páginas de reglas 3.8.13, 3.8.14, 3.8.15 de la resolución miscelánea fiscal.

"El procedimiento era tan complicado en el pasado que no podrían creer lo fácil que es ahora", asegura Rigoberto Valenzuela, de la Administración General del Destino de Bienes de Comercio Exterior Propiedad del Fisco Federal, quien también trabaja en la Oficina Presidencial para Mexicanos en el Exterior, y funciona como enlace en materia de donaciones entre esta oficina y el Fisco.

Vayamos por partes. Antes, para poder introducir una donación al país, era necesario solicitar una autorización ante la Administración Local Jurídica que correspondiera, luego buscar un agente aduanal que diría cuáles permisos de qué Secretarías ha-
cían falta y luego habría que solicitar esos
permisos.

Ahora, según Valenzuela, sólo hace falta llenar un formulario y la Administración del Destino de Bienes se hace cargo de buscar los permisos correspondientes. Ya no se necesita de la intermediación de un agente aduanal.

Bien. Pero el problema es que nadie lo sabe. Las autoridades de Alamos se enteraron de los beneficios que les pueden traer las nuevas regulaciones sólo cuando fueron consultadas por este suplemento.

En unos días se sabrá si funcionan las modificaciones porque, a decir de Valenzuela, "todas las solicitudes de donaciones que han llegado ?han sido pocas? con el nuevo procedimiento ya fueron autorizadas, los trámites se han tomado de una a dos semanas".

El administrador local de la Aduana de Nogales, Rodolfo Torres Herrera, no comparte el optimismo del funcionario de Hacienda: "(Después de las modificaciones) está muy lento (el proceso de importación de donaciones), no está funcionando como debía funcionar".

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Alamos y Scottsdale ya llevan larga vida de "hermandad": realizan programas de intercambio de estudiantes y un hidrólogo planea visitar Alamos para trabajar en un proyecto que tiene que ver con la presión del agua del sistema potable. Pero esta donación es la más grande que una organización estadunidense ha hecho a la comunidad sonorense.

Un pequeño grupo de Alamos fue a Scottsdale para escoger el material de almacenes de hospitales. "Durante dos días estuvimos muy ilusionados, apartando cosas", cuenta el doctor Humberto Arana, director del Hospital de Alamos, al cual está destinada gran parte de la donación.

"Vimos muy buen material y muy buena disposición de allá", sigue.

Y es que, además, a los hospitales estadunidenses les conviene hacer donaciones porque el equipo nuevo que compren es deducible de impuestos. Así, las mesas de exploración que llevan un año se cambian por unas nuevecitas.

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Al doctor Arana se le desvaneció un poco de la ilusión al llegar a Nogales proveniente de Scottsdale. Se había traído de las bodegas estadunidenses una máquina de escribir y un scanner, ambos usados, para dar una probadita a sus compañeros del hospital de lo que vendría después. Pero cuál sería su sorpresa cuando al llegar a la aduana de Nogales le cobraron 750 pesos por introducir estos artefactos al país. Eso sí, le dijeron que, como un favor, le estaban cobrando la tarifa de importación más reducida. De nada valieron sus explicaciones.

Y ahora que aún no han podido llegar los equipos y materiales hospitalarios, peor es su desilusión. "Ha sido inútil, desmoralizante, ver que hay una ciudad con posibilidades de ayudarnos y que por la falta de voluntad de las autoridades limiten esas posibilidades", dice el doctor.

"Hay tantas cosas que podríamos mandar a México, ya tenemos un montón de equipo médico", se lamenta Frances Burruel, de la Asociación Ciudades Hermanas. Y pregunta al aire: "¿Cómo puede ser que ahora con el TLCAN, las carreteras, haya tantas problemas para hacer donaciones?"

Pero ahora que Frances se enteró de las nuevas disposiciones, exclama: "¡Ahora (Hacienda) tiene la oportunidad de enseñarnos que es muy fácil!"



"La clínica pasa, el vehículo no"

Esta es otra historia de tortuguismo burocrático en cuestión de donaciones. En Zacatecas, el DIF sufrió un tropezón aduanal a la hora de querer trasladar al estado una clínica médica móvil donada por los clubes zacatecanos en California. En febrero pasado, un jubilado migrante manejó la unidad que fue de la Cruz Roja californiana hasta Ciudad Juárez y ahí ya no lo dejaron pasar. "La clínica puede pasar, pero el vehículo no", argumentaron los de la aduana. El atorón duró varios días, hasta que, según cuenta Le Roy Barragán, director estatal del DIF-Zacatecas, "Juan Hernández (coordinador de la Oficina Presidencial para Mexicanos en el Exterior) habló con la gente de la Dirección de Aduanas". Juan Hernández contó a Masiosare que le dijo: "Okey, dénos el permiso de seis meses, cuando se cumplan la vamos a abandonar, Hacienda la recoge y se la dona al DIF de Zacatecas". Este proceso continúa a la fecha.

Barragán cuenta que ha tenido tanto éxito la unidad en los municipios más marginados que ya están pensando en traerse otra: "Ahora ya nos sabemos todo el trámite", dice.