Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 27 de mayo de 2002
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Economía

Estudio de Clemente Ruiz Durán, de la UNAM

Individualismo e improvisación caracterizan a nuevos empresarios

DAVID ZUÑIGA

La mayoría de los jóvenes mexicanos crea su primera empresa antes de los 35 años, pero carece de una cultura de cooperación y trabajo en equipo. Como resultado, sus negocios son actividades de subsistencia que apenas dan trabajo a dos o tres personas.

En un estudio comparativo entre México, América Latina y el este asiático, Clemente Ruiz Durán, investigador de la Unidad de Posgrado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), señala que las cámaras empresariales no sirven para que los emprendedores resuelvan sus problemas y por ello prefieren depender de sus propios recursos y conocimientos o buscar respaldo de proveedores, clientes, familiares o amigos.

El documento señala que México tiene una base empresarial más grande que los principales países latinoamericanos, con poco más de 3 millones de micro, pequeñas y medianas empresas, con lo que supera por amplio margen a Brasil, Argentina, Japón, Corea del Sur, Taiwán, Perú y Costa Rica. Su más cercano competidor en número de negocios, Brasil, tiene poco más de millón y medio.

Sin embargo, en términos de empleo México está en el último lugar con apenas 2.5 plazas por establecimiento, mientras las microempresas japonesas y las taiwanesas crean diez; las de Corea del Sur, 8.5; las brasileñas 4.5 y las de Costa Rica 6.5.

El pequeño empresario mexicano es el que empieza más joven: 35.7 por ciento comienzan antes de los 25 años; 31.2 por ciento entre los 26 y los 35 años, y 33.1 por ciento lo hace después de los 36 años.

Los nuevos negociantes mexicanos se caracterizan por una cultura individualista: sólo cuatro de cada diez negocios en este país son fundados por un equipo de emprendedores; en Perú son seis de cada diez y en Argentina y Brasil nueve de cada diez.

El estudio de Ruiz Durán muestra que los futuros empresarios obtienen sus capacidades de tres fuentes principales: la experiencia laboral en pequeñas y medianas empresas, la escuela y el entorno familiar. Sin embargo, adquieren habilidades limitadas que se concentran en negociar, solucionar problemas y tolerar el riesgo y la incertidumbre, mientras en América Latina y el Este asiático se le concede mayor importancia al trabajo en equipo, la mercadotecnia y la administración.

Las principales fuentes de financiamiento de los emprendedores mexicanos son los ahorros personales, seguidos del crédito comercial de proveedores y clientes, la compra de equipo de segunda mano y, en último lugar, los préstamos bancarios. Con algunas diferencias, las mismas tendencias se observan en el resto de América Latina y en el Este de Asia.

En los primeros años de operación las principales dificultades de los nuevos empresarios mexicanos son, entre otras, en orden decreciente, conseguir trabajadores calificados, encontrar proveedores adecuados, aumentar la clientela, tener un flujo de caja equilibrado, adquirir maquinaria y equipo apropiados, y disponer de información confiable sobre el mercado.

Estándares de calidad

En los primeros años de operación los emprendedores mexicanos que necesitan apoyo para resolver problemas recurren a proveedores y clientes, a sus propios recursos y a familiares o amigos. Las cámaras empresariales figuran en cuarto lugar entre las preferencias, seguidas de colegas, instituciones públicas, universidades y centros de investigación y, en último sitio, las empresas consultoras. En cambio, en América Latina las cámaras empresariales son la primera opción.

El investigador señala que si México realmente busca crear una cultura empresarial y no sólo formar empleados, debe concentrarse en promover la formación de negocios tanto en las escuelas como entre los adultos que ya pasaron por las aulas, reducir las barreras burocráticas y los costos para crear y abrir empresas, crear una infraestructura de financiamiento, así como desarrollar programas de capacitación, consultoría e incentivos adecuados a las características de las empresas jóvenes.

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