Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Jueves 6 de junio de 2002
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Sociedad y Justicia

Reglamentar en tres meses la distribución de líquido superficial del Bravo, la meta

Logra acuerdos el gobierno para cumplir con entrega de agua a EU

Participaron Fox, Usabiaga, Jaime Jáquez y las autoridades de NL, Tamaulipas y Chihuahua

JUAN MANUEL VENEGAS

El presidente Vicente Fox Quesada y los gobiernos de Tamaulipas, Nuevo León y Chihuahua lograron ayer una serie de acuerdos, que se deberán cumplir antes de que termine agosto próximo, para reglamentar la distribución de las aguas superficiales del río Bravo; depurar el padrón de usuarios que permita restablecer el balance hidráulico de esa cuenca, y "con base en criterios de productividad", modernizar y tecnificar la superficie sustentable de los distritos y unidades de riego de la zona.

Los acuerdos para atender "racionalmente" las necesidades de los "estados involucrados" permitirán cumplir con el tratado sobre distribución de aguas entre México y Estados Unidos, firmado en 1944, y que obliga a ceder a los estadunidenses "un promedio" de 431 millones de metros cúbicos de agua del río Bravo cada año.

Se hace notar, sin embargo, que el propio tratado permite que en situaciones de "extrema sequía" (como es el caso actual en el norte del país) México pueda cubrir su cuota y "los faltantes que existieren" a Estados Unidos en el periodo siguiente, que empieza a correr el 26 de septiembre próximo, ya concluido el ciclo 1997-2002.

Es decir, la distribución de aguas del río Bravo se contabiliza en ciclos de cinco años. Actualmente corre el llamado ciclo 26 (1997-2002) y sólo a partir de que se inicie el próximo periodo (26 de septiembre) se podrá hacer un balance de los "faltantes" a Estados Unidos durante el lustro. Si los hubo, México está en posibilidades de cubrir su "deuda de agua" en el transcurrir del quinquenio o ciclo 27 (2002-2007).

Una vez establecidos estos acuerdos "internamente", desde ayer mismo empezaron las negociaciones con el gobierno de Estados Unidos para determinar la forma y los tiempos para cubrir la cuota y "los faltantes que existieren del ciclo que está por concluir", explicó el titular de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), Víctor Lichtinger.

Hasta pasado el mediodía de ayer, en Los Pinos nada se había informado del acuerdo al que llegaron Fox y los gobiernos estatales mencionados. Fue Lichtinger quien, abordado por la prensa en una gira del mandatario por Morelos en ocasión del Día Mundial del Medio Ambiente, se anticipó a la Coordinación de Comunicación Social de la Pragua_presa_m05esidencia para revelar que "muy temprano" se habían reunido en la casa presidencial "todos los gobernadores involucrados" y que ya había una propuesta para enfrentar la sequía y el compromiso con Estados Unidos.

Sorprendidos se vieron los responsables de la comunicación presidencial ante la revelación del titular de la Semarnat. Fue el propio presidente Fox quien, ante las preguntas de los reporteros, ordenó que el documento del acuerdo fuera distribuido a los medios. Nadie quiso informar por qué la tardanza y el motivo de que no se informara antes de la reunión en Los Pinos.

"Estuvieron los gobernadores de Tamaulipas, de Chihuahua... estuvieron todos en Los Pinos y lo firmaron (el acuerdo) hoy... se determinó cómo vamos a utilizar mejor el agua y cómo vamos a pagar a Estados Unidos", dijo el funcionario, rodeado por micrófonos y cámaras.

Agregó: "Se trata de un acuerdo interno... luego será con Estados Unidos... hoy van a empezar las conversaciones allá".

Sabedor de que el Presidente se enteró que él se había adelantado a dar la nota, al final Lichtinger se molestó y ya no quiso decir nada a la prensa, que seguía presionándolo para que terminara de soltar prenda.

Los "faltantes" a EU se pueden cubrir hasta el próximo ciclo

A la indiscreción siguió la presentación del documento oficial. Ya de regreso en la ciudad de México, se distribuyó el texto del acuerdo que firmaron Fox; el secretario de Agricultura, Javier Usabiaga; el director de la Comisión Nacional del Agua, Cristóbal Jaime Jáquez, y los gobernadores de Tamaulipas, Tomás Yarrington, y de Chihuahua, Patricio Martínez. Por Nuevo León asistió representando a Fernando Canales el secretario general de Gobierno, José Mario Garza Benavides.

Entre las consideraciones del "Acuerdo para el uso sustentable del agua superficial en la cuenca del río Bravo" se destaca que conforme al tratado firmado con Estados Unidos, su gobierno está obligado a entregar a México, anualmente, mil 850 millones de metros cúbicos de agua del río Colorado y, a su vez, los estadunidenses tienen derecho a una tercera parte del agua que llega a la corriente principal del Bravo procedente de los ríos Conchos, San Diego, San Rodrigo, Escondido, Salado y Arroyo de las Vacas. Este volumen no puede ser menor a 432 millones de metros cúbicos anuales.

Pero con todo esto, el mismo tratado "dispone que en casos extraordinarios de sequía que hagan difícil para México dejar escurrir los 431 millones de metros cúbicos anuales que corresponden a Estados Unidos, los faltantes que existieren al final del ciclo que corresponda se repondrán en el siguiente ciclo". Lo mismo corresponde al caudal del río Colorado y las entregas a México.

Se advierte en el documento firmado por Fox que, "en todo caso", el tratado "establece un sistema que da lugar a entregas recíprocas de volúmenes de agua, cuyos saldos se modifican continuamente". Hace notar, en ese sentido, que "desde 1993 la cuenca del río Bravo se ha visto afectada por la sequía más severa que se tenga registro".

Debido a ello, el agua disponible para riego disminuyó 34 por ciento en el periodo 1993-2002 respecto a la usada hasta 1992.

Explicada la situación, en las mismas consideraciones se ofrece la siguiente alternativa: "Mediante inversiones en la modernización y tecnificación de los distritos y unidades de riego de la cuenca del río Bravo, se podrán rescatar volúmenes de agua para transferirlos a ese afluente, en cumplimiento de los compromisos internacionales; asimismo, con base en lo anterior, se reducirá la demanda de agua para riego con el objetivo de restablecer el balance hidráulico de la cuenca".

Luego de las "consideraciones" vienen las "declaraciones", en las que el gobierno federal no rehúye el cumplimiento del tratado con Estados Unidos, en los términos firmados y ratificados por el Congreso de la Unión.

En la parte de los acuerdos todo quedó en compromisos a cumplir en los próximos tres meses. Así, "durante junio y julio" y con la participación de los gobiernos de los estados involucrados, se elaborará un proyecto de reglamento para la distribución de aguas superficiales del río Bravo.

El gobierno federal presentará a los estados, durante los mismos meses, los volúmenes y superficies sustentables de los distritos y unidades de riego previstos en el proyecto de reglamento, así como las posibles áreas a desincorporar de tales distritos.

Se pretende restablecer el balance hidráulico de la cuenca del río mediante el análisis y la depuración del padrón de usuarios y el ordenamiento de la misma y, con base en la productividad y un orden "que dé prioridad al mayor impacto de las obras en la cuenca, modernizar y tecnificar la superficie sustentable de los distritos y unidades de riego de la cuenca".

Se precisa que todas las disposiciones jurídicas de distribución de las aguas superficiales del río Bravo se aplicarán a partir del año agrícola 2002-2003, en cumplimiento del reglamento que se apruebe para distribuir el líquido.

Los gobiernos de Chihuahua, Tamaulipas y Nuevo León, por su parte, se comprometieron a presentar, durante agosto, una propuesta para "reordenar productivamente sus distritos y unidades de riego con los criterios de uso eficiente del agua y competitividad productiva".


Rancheros texanos temen una solución a medias

En McAllen, certeza de que México no pagará el agua

Desconfían de negociaciones políticas entre ambos países

JIM CASON Y DAVID BROOKS ENVIADOS

Mcallen, Texas, 5 de junio. Aquí todos saben que México no pagará el agua que dicen que debe, pero están a la espera del resultado de negociaciones entre ese país y Washington para ver qué decidirán los políticos sobre quién gana y quién pierde, y por cuánto.

Este jueves importantes funcionarios de los dos gobiernos se reunirán en el Departamento de Estado para discutir una propuesta inicial mexicana y buscar una solución negociada a la disputa, que de pronto se volvió un asunto prioritario en la agenda bilateral.

"Sabemos que van a llegar a un arreglo en los próximos tres meses, pero sentimos que México debería pagar alguna consecuencia", opina Jo Jo White, gerente administrador del distrito de agua para dos de los condados más afectados por la crisis del líquido en el sudeste de Texas. "Si Estados Unidos le va a permitir circunvalar el tratado mismo, debe haber un costo para México. No me importa que sea la peor sequía agraria del mundo; tienen que entregar algo de agua".

Glen Jarvis, uno de los planificadores regionales de agua en esta parte de Texas, espera que México "demuestre buena fe" al entregar al menos un volumen reducido del líquido para los granjeros de este lado de la frontera.

Para el ranchero Bobby Sparks, todos los políticos son sospechosos, y con una foto en la que aparecen él y el presidente George W. Bush abrazándose detrás de su escritorio, dice: "Hasta estoy dudando de él". La pregunta, señala Sparks, es si los políticos estadunidenses van a sacrificar a tres condados texanos por el bien de la relación bilateral con México.

Dice entender que hay que mantener un México fuerte y una buena relación con él, y que hay temas importantes, como el de los indocumentados, el Tratado de Libre Comercio (TLC) y el narcotráfico, pero alguien tiene que resolver este problema, "alguien debió hacerlo hace mucho".

White está de acuerdo y reconoce que esta disputa "es regional en carácter, no afecta al resto de Estados Unidos ni al resto de Texas". Por esto, teme que los funcionarios buscarán resolver la disputa sólo motivados a limitar las consecuencias políticas de la crisis sin solucionar el problema mismo.

Estos granjeros y sus simpatizantes tienen una medida de poder político que, al parecer, está creciendo en la medida que no hay una solución de ese corte. Mientras que el subsecretario de Relaciones Exteriores, Enrique Berruga, llega a Washington a presentar una propuesta inicial consensada entre gobernadores y autoridad federal en torno a la disputa por el agua, la situación aquí se polariza más.

Ayer el Texas Farm Bureau, la principal asociación de granjeros del estado, expresó su disposición de abrogar todos los acuerdos del agua con México y advirtió que esa propuesta podría ser llevada ante su organización nacional. Al mismo tiempo, la Junta de Políticas Agrarias de Texas está por enviar una carta a los presidentes Vicente Fox y Bush para pedirles que resuelvan la crisis enfrentada por granjeros de ambos lados del río Bravo.

Los granjeros temen que no serán consultados por su gobierno sobre las propuestas y negociaciones para resolver la crisis. Aceptan que el tratado sobre el uso de agua del Bravo, adoptado en 1944 por ambos países, no incluye medidas punitivas para el país que no cumpla con sus obligaciones.

White y Sparks saben que México no podrá pagar la deuda de agua que ellos dicen que debe. Esta situación, señala Sparks, debería haber sido resuelta por los políticos hace un año, pero "esto ya se ha contaminado con el politiqueo, y ahora es más tenso que nunca y todos perderán".

Pero argumentan que una solución debe reconocer esto, y advierten que Washington tiene que asumir la responsabilidad de lo ocurrido. "Si no están dispuestos a protegernos, si van a argumentar la eficacia política, špor Dios!, entonces que Washington nos otorgue compensación por nuestras pérdidas", argumenta White.

Según documentos del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, algunos de estos granjeros han obtenido compensación y apoyo financiero federal. Entre 1999 y 2001, en esta zona han recibido más de 114 millones de dólares de Washington. Además, las autoridades federales señalan que no todas las pérdidas sufridas por este sector pueden ser atribuidas a la falta de agua, ya que algunas fueron causadas por el clima, insectos y otros enemigos naturales de los granjeros.

Para Mary Kelly, directora del Texas Center for Policy Studies y analista del uso de recursos ambientales, el primer paso es que los dos gobiernos dejen de gritarse uno al otro. "Ambos necesitan acordar de inmediato un plan de uno o dos años para manejar la sequía", dice. De ahí, indica que esta crisis demuestra claramente la necesidad de elaborar una estrategia bilateral comprensiva sobre cómo manejar los recursos limitados a lo largo del río Bravo.

Agua e integración económica

Esta disputa no sólo surgió de conflictos en cada país, sino de la integración económica. "El TLC jugó un papel en todo. Todas las importaciones de maíz y granos han obligado a los granjeros en el norte de México a cultivar productos como alfalfa, con mayor valor en el mercado pero que consume más agua", explicó Kelly.


Expansión de cultivos en Chihuahua, la causa, afirman granjeros de Mercedes

Tamaulipas, peor que Texas por falta del líquido

JIM CASON Y DAVID BROOKS ENVIADOS

Mercedes, Texas, 5 de junio. Parado frente a los precisos surcos de tierra sin vida, quemada por un inclemente sol, el granjero Bobby Sparks observa lo que debería ser un cultivo de sorgo listo para cosechar en tres semanas.

Pero no habrá tal cosecha este año. La falta de agua y el fracaso de los gobiernos estadunidense y mexicano para resolver una disputa de un tratado bilateral ha llevado a que Sparks enfrente la pérdida de 40 por ciento de su cultivo en "el peor año" que ha tenido la zona en 25 años.

La falta de agua ha provocado pérdidas multimillonarias y la bancarrota de granjeros en esta esquina del sudeste de Texas. Vecinos de Sparks están por vender parte o toda su tierra, y los efectos de la crisis afectan toda la economía regional; a los miles de jornaleros que cosechan cebolla, tomate, melones, cítricos y caña; a los comerciantes de artículos, insumos y maquinaria agrícola, y a los pueblos que dependen del campo en esta zona fértil al lado del río Bravo.

Jo Jo White, administrador de aguas del distrito más grande de esta parte del país, dice a La Jornada que sólo ahí dos tercios de los granjeros ya no tienen agua, a otros de los 28 distritos de irrigación se les ha agotado por completo el líquido, y decenas de miles de personas están afectadas por la crisis. "Aun si consiguiéramos el agua que necesitamos, hay muchos granjeros que han perdido su cultivo este año".

Pero la ira contra el gobierno mexicano también se centra en la afirmación de los granjeros y encargados de agua de esta región: al principio de este año, México contaba con suficiente líquido en su reserva para evitar buena parte de esta crisis.

"Esto no tiene precedente -sostiene White-. Desde que se instalaron las presas y se firmó el tratado en 1944, México jamás había fallado en el cumplimiento de sus obligaciones". Señaló que esta es la segunda región de mayor crecimiento en Estados Unidos y con el menor ingreso per cápita del país. "Según una investigación de la Universidad A&M, hemos perdido más de mil millones de dólares como resultado de la crisis del agua durante los cinco años anteriores", expuso.

Otros alegan que estos cálculos de pérdidas son exagerados. El Departamento de Agricultura de Estados Unidos considera que los costos directos de la crisis del agua han sido por 136 millones de dólares entre 1996 y 1999. Pero White insiste en que esa estimación no incluye los efectos indirectos a la economía regional.

Viajando por la zona, la tierra quemada y agrietada contrasta con verdes campos que estallan con cultivos que parecieran contradecir toda acusación de sequía. Sparks explica que muchos granjeros han tenido que sacrificar un campo de cultivo para salvar otro con la escasa agua disponible. Casi siempre, los sembradíos de sorgo y trigo, cuyos precios son muy bajos en el mercado internacional, se sacrifican para aquellos de caña de azúcar y cítricos que, aunque consumen más agua y requieren mayor inversión, también dejan mayores utilidades.

"Estos cultivos aún necesitan más irrigación este año, y si México no suelta más agua ahora, podrían no ser cosechados", comentó Sparks, entrevistado en su enorme granja SRS Farms, al norte del pueblo de Mercedes.

Esta situación y la desesperación de los granjeros de la zona llevaron a Sparks y a sus vecinos a participar en el primer acto de protesta en su vida. Habla casi con pena al describir la protesta. Primero, explica, los granjeros habían advertido a quien los escuchara que se aproximaba una crisis por el agua desde hace más de seis años, viajaron varias veces a WaAGUAWshington para reunirse con legisladores y funcionarios del Departamento de Estado y otros del gobierno estatal.

"Detuvimos el tránsito por unas dos horas en el puente", dijo sobre la acción que realizaron los granjeros de esta zona el mes pasado, cuando bloquearon el cruce internacional Pharr-Reynosa. "Lo hicimos porque necesitábamos que alguien nos hiciera caso, y las llamadas telefónicas y cartas (a las autoridades) no lo estaban logrando".

Esta protesta logró llamar la atención. Muchos piensan que fue este movimiento y sus planes de realizar más protestas durante la programada visita de Vicente Fox para este mes, lo que pesó en la decisión del mandatario mexicano de postergar su gira por Texas. Ahora los granjeros están considerando llevar las protestas al rancho del presidente George W. Bush -por quien muchos de ellos votaron e incluso lo conocen- en Crawford, Texas, la próxima vez que llegue a descansar.

Los granjeros identifican el origen del problema aquí: mientras que todas las aguas de este lado de la frontera son reguladas y su uso está planificado por límites establecidos desde hace mas de tres décadas, el uso del agua del lado mexicano no tiene ni plan ni regulación.

Sparks habló de haber visto fotografías de satélite de Chihuahua donde se comprueba que el tamaño de las tierras irrigadas allí se han más que duplicado durante la década anterior, mientras aquí se han reducido más de 100 mil acres durante los seis años pasados. "Ellos tienen que vivir dentro de sus límites", enfatizó.

Estos granjeros no están acusando a todos sus contrapartes mexicanas de algún plan para dañarlos. "El problema ahí es que no existe ningún plan", afirmó White. Sparks señaló que la expansión de cultivos en Chihuahua ha tenido efectos peores para otras regiones mexicanas. "Lo que hicieron es cortarles el pescuezo a los granjeros de Tamaulipas; ellos están peor que nosotros. Nosotros hemos perdido 40 por ciento de nuestro cultivo, pero ellos han perdido 100 por ciento".

Para los granjeros aquí, la existencia de sus tierras, y de su forma de vida, es lo que está en juego. "El acuerdo al que se llegue para resolver esta disputa dictaminará el futuro de esta región", afirmó White. Para Sparks, "el agua hizo a esta región y el agua la quebrará".

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