LETRA S
Junio 6 de 2002

No más monjas lesbofóbicas

Cecilia Riquelme

A partir de que Marta Patricia González se asumió como lesbiana, lleva una vida más placentera y menos conflictiva con ella misma. Así como ella vivió su adolescencia, muchas mujeres que aman a otras mujeres, no se dan todavía esa oportunidad de vivir su sexualidad y viven bajo el estigma y lo ojos moralinos de la sociedad. Por suerte, para algunas, esto está cambiando.
 
 

A los 17 años vine al Distrito Federal para estudiar una carrera. Llegué a una casa de estudiantes, dirigida por religiosas, y ahí conocí a una muchacha, de mi edad, con la que compartía maneras de pensar, estudiábamos juntas. Poco a poco, entre miradas y caricias, iniciamos una relación; yo tenía miedo, pero a medida que nos íbamos conociendo, empecé a dejarme ser. En diciembre ella me dijo que estaba enamorada de mí, le pedí un tiempo, y luego me di cuenta que también la quería. Juntas empezamos a descubrir nuestra sexualidad, sin embargo, después de tener relaciones venían las culpas. Estábamos mucho tiempo juntas y las monjas se dieron cuenta que nos amábamos. Un día me fui con mi pareja a su casa en Morelos, no llegué a dormir y no avisé. Las religiosas llamaron a mi mamá y le hicieron un escándalo porque yo era lesbiana. Las monjas me corrieron. Yo les dije: "ya pagué la mensualidad, así es que me quedo hasta que termine la renta". Fue muy humillante, dijeron a las otras estudiantes que no se me acercaran. Me fui a una pensión. Ya no más monjas lesbofóbicas.

Vino mi proceso de aceptación, me di cuenta que soy lesbiana y que ésta es mi manera de amar. Este año asistí a un programa de Diálogos en confianza del Canal 11 que abordó el lesbianismo. Decidí darme chance porque esto es lo mío, no soy la única, me di la oportunidad de buscar espacios y gentes igual que yo. Me sentí muy bien de ver a otras lesbianas, conocí a una activista que me invitó a una fiesta de mujeres. Me dije, quiero conocer gente y basta de andar reprimiéndome, se acabó el miedo al qué dirán y a las culpas.

Encontré el espacio y a las personas para poder compartir mis miedos y conflictos, lo que ha influido en que luche por lo que yo quiero. Actualmente estoy asistiendo al grupo Nueva Generación de Jóvenes Lesbianas, donde comparto con gente de mi edad en mi misma situación, una reflexión enriquecedora.