Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 10 de junio de 2002
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Espectáculos

TUMBANDO CAÑA

Ernesto Márquez

šOh mío Yemayá!

ENTRE LAS TRADICIONES de origen yoruba, vigentes en Cuba, pervive la del oráculo de Ifá, libro sagrado de la santería en el que más allá de su sentido religioso se guarda y transmite la sabiduría, la filosofía, la historia y la concepción del mundo de ese pueblo africano replantado en la mayor de las Antillas.

EL ORACULO DE Ifá es un compendio de narraciones mitológicas que describen la vida de los dioses yorubas en su interrelación con el resto de las deidades y con el pueblo que le ha dado origen. A estas narraciones se les conoce como patakines, que no son otra cosa que mitos y leyendas transmitidos de generación en generación, vía oral, y estrechamente relacionados con los sistemas de adivinación yoruba que se conservan en Cuba.

MUCHOS DE ESTOS patakines que explican la conducta de los dioses, el origen de sus poderes, las guerras que sostienen y las relaciones pasionales entre ellos, y que revelan sus inclinaciones, gustos y prohibiciones que dan al creyente las claves que le son imprescindibles en el afán de halagarlos y de ganarse su simpatía, fueron compilados por el investigador cubano Rómulo Lachatañeré en el libro šOh mío Yemayá!, Editorial de Ciencias Sociales de La Habana, 1992.

LACHATAÑERE (SANTIAGO DE CUBA, 1909-San Juan, Puerto Rico, 1952), irrumpió en los años 30 con la entonces naciente temática de la religiosidad popular cubana de origen africano, publicando cuentos o patakines en periódicos y revista de la época, producto de un paciente andar investigativo en diversos lugares de ritos santeros. Su trabajo se emparenta con el de la etnóloga e investigadora Lydia Cabrera, que parte también de las indagaciones en el riquísimo filón del acervo cultural cubano. Pero a diferencia de la autora del Anagó, que en sus excelentes traslaciones fue en buena medida fiel a los fines y a la connotación que tiene para iyalochas, babalochas y babalaos, las leyendas lucumíes, el de Lachatañeré trata de insuflar a la tradición oral la singularidad de su voz poética para darle una connotación humana.

EN SU TRABAJO no se limita a volcar los mitos en las páginas de un libro como quien coloca en las vitrinas de un museo una pieza arqueológica de extraordinario valor. No, este maestro se sirvió de esos mitos, de sus esencias para a través de ellos, desde ese firme soporte de universalidad intemporal, comunicarse con los lectores y entablar un diálogo contemporáneo acerca de ese tema tan antiguo que es el amor.

EN šOH MIO, YEMAYA! el autor nos entrega una veintena de patakines del mundo yoruba en los que describe los avatares sentimentales de siete de los más populares orishas del panteón Yoruba: Obba, protectora de los hogares y de lo imposible; Oyá, señora de la centella y portera de los cementerios; Ochún, diosa de la fertilidad, la belleza y el amor; Changó, señor del fuego, de los tambores y dios de la virilidad; Oggún, el guerrero, dueño del monte y de los hierros; Orímbula, gran orisha poderoso por ser el "secretario" de Olofí, dios supremo, y Yemayá, orisha mayor, madre de la vida, dueña del mar y de los ríos.

PATAKINES ENTRE LOS que intercala (y recopila en un capítiulo titulado Cantos o rezos del güemilere) poemas, estrofas libres o clásicas, que describen de manera esquemática los ritos del ceremonial yoruba en las solemnidades colectivas de su religión.

COMO UN GRIOT, Lachatañeré narra, luego de pasarlos por su peculiar tamíz, un puñado de historias que recibió de los viejos informantes, textos que convidan a decirlos en alta voz. Así al oficio de literato, la vocación de etnógrafo, investigador y escucha atento, se le agrega a Rómulo Lachatañeré el de poeta.

GRACIAS A ESTAS aptitudes, la riqueza de la cultura lucumí, la belleza de sus mitos y la nada desdeñable sabiduría que se desprende de su concepción filosófica del universo, apresadas en estos relatos, nos llegan a nuestro ajetreo contemporáneo, para hacernos meditar sobre el amor y proporcionarnos además un refinado goce estético.

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