martes 11 de junio de 2002
La Jornada de Oriente publicación para Puebla y Tlaxcala México

 
Carpeta

Tabaquismo: adicción aceptada y promovida

n Sergio Cortés Sánchez

Desde hace 14 años, cada 31 de mayo se celebra el Día Mundial Sin Tabaco. El establecimiento de la fecha no es gratuito: el tabaquismo es causa de la muerte de 4 millones de personas al año, produce cerca de 25 enfermedades, y la tasa de mortalidad de un fumador es tres veces más alta que la de un no fumador. Uno de cada cuatro fumadores crónicos (30 años o más de fumar) tiene 22 años menos de vida que un no fumador; la probabilidad de que un fumador crónico sufra un ataque al corazón es cinco veces más alta que la del no fumador y, en los países desarrollados, una de cada cinco muertes es ocasionada por el tabaco (www.who.int/archives/ ntday/ntday98/cuaderno.htm).
En el mundo, uno de cada tres personas de 15 años o más son fumadores y, en lugar de disminuir la tendencia es al crecimiento absoluto de fumadores, sobretodo en niños y jóvenes, lo que puede atrofiar su desarrollo. Por sus consecuencias, la Organización Mundial de la Salud promueve la abstinencia tabaquil e insta a los gobiernos y a la sociedad civil a construir un mundo donde se promueve la salud y no la muerte: protección a niños para que no se vuelvan adictos, tasa impositiva alta al consumo de tabaco, promoción de actividades deportivas y de programas permanentes de salud, protección a la exposición involuntaria al humo ambiental del tabaco, cancelación de la publicidad que induce al consumo del tabaco, no fumar en sitios públicos, escuelas y hospitales e indicaciones en las cajetillas sobre las nocivas consecuencias de fumar, son algunas de esas recomendaciones.
Entre la pubertad y la adolescencia incursionamos en el consumo del tabaco. Para algunos es curiosidad, otros nos estacionamos ahí por decenios. Son muchos los factores que inducen la adicción, todos socialmente aceptados y promovidos: seguridad, glamour, madurez, placer, estimulación, imitación, proyección y, sobre todo, una intensa campaña publicitaria. El emporio tabacalero siembra tragedias para cosechar dividendos, como magistralmente se describe en la película protagonizada por Russell Crowe y Al Pacino El informante. Fumar es un hábito mundial del 47 por ciento de los hombres de 15 años o más y del 12 por ciento de las mujeres de esa misma edad, por lo que urge prohibir la publicidad que incite su consumo, abstenerse de fumar en sitios públicos y, sobre todo, estimular el deporte y la salud.
En el municipio de Puebla fuma el 20 por ciento de los ciudadanos, cuando un año antes lo hacía el 27 por ciento. Entre los años 2001 y 2002, la disminución más fuerte se registró entre los hombres: pasó del 42 al 30 por ciento; en cambio, entre las mujeres, las fumadoras pasaron del 19 al 15 por ciento, según nuestra propia fuente. A mayor ingreso y escolaridad, la propensión de las mujeres a fumar es más alta: la Organización Mundial de la Salud registra que en 1998 por cada 100 mujeres de 15 años o más radicadas en los países desarrollados fumaban 24, en tanto que por cada 100 mujeres que vivían en países en desarrollo fumaban siete.
Por edad, la propensión más alta a fumar la ubicamos, en el municipio de Puebla, entre los ciudadanos que tienen menos de 30 años y la menor entre las personas de 60 años o más. Por niveles de ingreso, los ciudadanos angelopolitanos que tienen mayores recursos económicos tienen una propensión a fumar más alta que la de los ciudadanos de menores ingresos. La contracción más fuerte en el consumo de tabaco la registramos entre las personas de 45 años o más y, en los ciudadanos del municipio de Puebla que manifestaron ingresos mensuales superiores a los 5 mil pesos. El año próximo ya no habrá publicidad de tabaco en medios de comunicación de masas, y las cajetillas consignarán una leyenda muy notoria sobre los efectos negativos de fumar; ambas medidas podrían derivar en menores consumos de tabaco y, en consecuencia, en un mayor esperanza de vida y mejor calidad de vida para los ex fumadores: vale la pena privarse de la adicción.