miércoles 12 de junio de 2002
La Jornada de Oriente publicación para Puebla y Tlaxcala México

 
Mundianalisis

El gran reto

n Horacio Reiba

La hora del ábaco. El Tri cruzó medio mundo, venció por primera vez en su historia en sus dos primeros partidos del Mundial y resulta que no ha ganado nada. Dicho de otra manera, su encuentro de mañana contra Italia prácticamente borra todo lo anterior y somete a ambos a los rigores de la eliminatoria directa, con una complicada aritmética como tenso telón de fondo. A México, de los tres resultados siempre posibles, tanto la victoria como la igualada le valen para terminar como líder. La derrota ofrece en cambio un mínimo resquicio. Y de sobrevivir, la única combinación que califica a los nuestros sería cualquier diferencia mínima a favor de Italia, combinada con un 1-0 de los croatas sobre Ecuador. La razón es que de esa manera se establecería una igualdad total entre verdes y balcánicos: en puntos (ambos con seis), en diferencia de goles (ambos +1) y en anotaciones (ganado 1-0, Croacia apenas llegaría a las tres que ya tiene México). Los criterios de desempate que el reglamento de la Copa señala son precisamente los que acabo de enunciar, en ese mismo orden jerárquico: diferencia de goles, número de goles anotados o, de persistir el empate, marcador del enfrentamiento directo entre los involucrados (en nuestro caso, México 1, Croacia 0). ésas serán las reglas al uso, y el frágil equilibrio de nuestro último ejemplo se rompería a favor de los croatas si México pierde y ellos ganan por más de un gol. De ahí la importancia y el tremendo dramatismo de este tercer juego.
Italia, obligada a ganar. Y no la tiene fácil. Trapattoni jugará sin duda con dos puntas -Vieri y seguramente Inzaghi, aunque tiene también disponibles a Montella y Del Piero-, y ya se vio que esto desequilibra su tradicional esquema defensivo. Pero no le queda otra. México debe apretar tuercas atrás -sobre todo por aire, nuestro talón de Aquiles-, encerrar a Totti con una marcación inteligente -no limitada al asedio de Torrado-, y desdoblarse hacia el frente con mayor agilidad que en los dos partidos anteriores. Al revés que contra Ecuador, ahora lo primero será no perder. Un gol en contra de los albores del choque animaría considerablemente a los italianos tanto como presionaría psicológicamente a los nuestros. Pero si los minutos pasan e Italia no anota, la ansiedad se volverá en su contra. El encuentro es un verdadero reto que pone a prueba el temple y capacidad de los verdes y el grado de madurez del futbol mexicano. No estoy seguro de que Johan y Borgetti sean los indicados para iniciar mientras permanece en la banca gente como Palencia, pero aunque el domingo haya lucido poco, me parece que la rapidez de Arellano -sin caracoleos inútiles- resulta indispensable, pues, paradójicamente, esta vez habrá que dar a los italianos sopas de contragolpe, su chocolate favorito. Claro que sin olvidar ni por minuto que el negocio pasa por conservar y proteger la pelota, achicando más atrás que otras veces pero sin encerrarse a esperar, error repetido hacia el final de los dos últimos juegos. Con la artillería pesada de los azurri apuntando hacia el "Conejo" sería simplemente suicida.
Antecedentes. Si usted hace memoria, encontrará que en los dos últimos mudiales, el Tri llegó a su tercer partido en situación similar: enfrente había a una potencia europea, y la derrota eliminaba a los nuestros. En Estados Unidos 94, igualados a puntos con noruegos, irlandeses e italianos, el encuentro crucial nos enfrentó a Italia y se saldó con empate a un gol (Massaro y Marcelino Bernal, ambos en el segundo tiempo; México finalizó líder). En Francia, teníamos dos puntos más que Bélgica, pero ésta iba contra la ya eliminada Corea, y nosotros contra Holanda, el equipo maravilla. Lo siguió siendo por un rato (0-2 en el primer tiempo), pero en el complementario llegaron los goles de Peláez y Luis Hernández, mientras Corea contenía 1-1 a Bélgica. Justo lo que esperamos pueda hacer ahora Ecuador con la imprevisible Croacia.