Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 14 de junio de 2002
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Deportes

Desmesurada presencia de las fuerzas del orden apostadas en la zona

El Angel, custodiado como nunca tras la clasificación

Algunos aficionados pretendieron desnudar a dos muchachas y se inició un conato de trifulca

JAIME AVILES

ƑMéxico pasó a la siguiente ronda de la Copa del Mundo o hubo un golpe de Estado?

Esa era la pregunta que abría y cerraba los ojos de quienes llegaban a la glorieta del Angel de la Independencia y, bajo los manchones de verde oscuro de los árboles centenarios, encontraban los manchones azules de los policías.

En la desmesurada presencia de las fuerzas del "orden", comandadas a partir de las seis de la mañana por su jefazo Marcelo Ebrard, había tétricas evocaciones de la Praga invadida en 1968 por los tanques rusos, o del Madrid franquista avasallado por la Guardia Civil.

Pero este es, por lo visto, el concepto que se tiene del carnaval -fiesta de la carne- en la llamada "ciudad de la esperanza".

Paseo de la Reforma fue tomado por las tropas del mariscal Ebrard a las cuatro de la mañana; a las cinco los helicópteros de la SSP atronaban en los cristales de los edificios vecinos.

festejos_angel_03ed A las seis, un cerco de patrullas mixtas, mitad de la policía preventiva, mitad de la industrial bancaria, ensanchaban la circunferencia de la rotonda porfirista, mientras en los accesos a la Zona Rosa, los antimotines, de casco, tolete y escudo, parecían aguardar el ataque de alguna potencia extranjera.

A partir de las ocho y media, hora del empate y la clasificación, mientras de todas partes de la ciudad surgían oficinistas apresurados en busca de taxis, comenzó a concentrarse en el Angel una multitud en proceso de metamorfosis: dominado en un principio por los empleados del rumbo, que antes de irse a la chamba daban la vuelta olímpica en torno de las fortificaciones de Ebrard.

El gentío fue cambiando de indumentaria, disminuyendo en edad, hasta que se estableció el predominio de los estudiantes de prepa y secundaria, que salían eufóricos de algún examen final, y los desempleados de las colonias periféricas que, al sentirse mayoría, dieron rienda suelta al desmadre.

Marcaje personal

Así, a las once de la mañana había ya unas 10 mil personas, pero dentro de aquella mayoría eran más mayoritarios los varones, y diose el caso de que al menos dos muchachitas fueron rodeadas por un tumulto de ojetes que empezaron a manosearlas y a tratar de quitarles la ropa, cosa que provocó la acción de los uniformados.

Hubo entonces conatos de trifulca, sazonados con el vuelo de botellas de plástico y envases de espuma, y fueron detenidos no pocos gandallas, pero nada más.

Vamos, nada que no hubiera podido ser controlado con medidas más discretas o, por decirlo con el lenguaje de estos días, con marcaje personal dentro de la muchedumbre. Con inteligencia, pues, no con histeria.

Hacia la glorieta de La Raza miles de autos bramaban enloquecidos por la volcadura de un camión cargado de madera que, desde muy temprano, había desquiciado el Circuito Interior, clonando un sinfín de embotellamientos.

Pero, a juicio de los gendarmes del Angel, el caos de la ciudad en general se debía al despapaye futbolero, de modo que a partir de las 12:30 los batallones de Ebrard comenzaron a preparar la operación limpieza -expresión que le encantaba al somocismo nicaragüense.

Con un valla de granaderos sobre los dos carriles de Reforma, y dos muros de policías preventivos sobre ambos camellones, la barredora inició su avance rumbo a la palmera de Niza.

Por último, a las 13:30 horas, procedente de la calle de Florencia, la camioneta número 3227 de la SSP inauguró un pavoroso desfile de más de 100 patrullas, alineadas de tres en fondo, en cuya vanguardia un vejete amargado gritaba sin derecho constitucional a través de un altavoz: "šYa se acabó el festejo, ya retírense por favor!".

Con esta demostración de estulticia, el Gobierno del Distrito Federal sólo dejó en claro que le tiene pánico a la población que representa. Por eso, alguien por ahí murmurba: "Marcelo Ebrard, tú sí estás nominado..."

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