La Jornada Semanal,   domingo 16 de junio del 2002                         núm. 380
Carlos Araujo

Los santos Orixás

“El tambor de Macumba, blanca trepidación en plena noche, no está llamando. Toca para sí mismo”, dice un poema celebratorio del rito afrobrasileño. Carlos de Araujo, especialista en estos actos de alabanza a las fuerzas de la naturaleza, afirma que “la palabra macumba viene del idioma bunda y significa cerrarse, poner candados”. Así, cerrados, los fieles macumbeiros reciben al orixá que los revitaliza y les enseña los colores de la vida, pues en sus ritos “es la misma divinidad la que desciende hasta el hombre y habita temporalmente los cuerpos de sus fieles seguidores”.
 

Erri, babá, epá, babá
Salutación de Oxaguiá


Orixá quiere decir santo en lengua yoruba o nagó, aunque el significado de la palabra sea mucho más amplio. La región nagó está ubicada en la frontera entre Nigeria y Dahomey que es, en la actualidad, la República de Benin. El trasplante de esta cultura africana a Brasil se llevó a cabo a fines del siglo XVIII y en los principios del siglo XIX. Por esas épocas el ejército de Dahomey y las guerrillas de los fulani sitiaron Oió, capital del Reino Yoruba, impidiendo así que su ejército saliera a defender los territorios más lejanos del imperio. Esta circunstancia fue aprovechada por los tratantes de esclavos que capturaron a numerosos miembros de los grupos étnicos egbá, sabé y keto y los embarcaron con rumbo a las Américas en los puertos de Huida (Ayuda) y Catonu.

La captura de esclavos aumentó con la caída de Oió y la destrucción del Reino Yoruba. La tradición indica que el culto a los orixás tuvo su origen y su centro en la ciudad yoruba de Ifé, en la cual, hasta nuestros días, se siguen practicando los rituales con toda su fuerza primordial. La diáspora yoruba trajo a las Américas sus ideas filosóficas y estéticas, su lengua, su música, sus tradiciones y rituales. De acuerdo con los investigadores más rigurosos, el checo Daucham Gersi, el historiador francés Serge Bramly, el especialista estadunidense Wade Davis, el maestro Didí, Dioscórides Maximiliano dos Santos, alapini o sacerdote supremo del culto de los Egús; Pierre Verger, francés, convertido en "babalorixá" ("pai-de-santo"); el investigador suizo René Zigler y Gisele Cossard, francesa e "ialorixá" ("mâe-de-santo"), el más antiguo de los terreiros de origen keto, en la ciudad de Bahía, se fundó en los primeros años del siglo XIX. Su primera "ialorixá" o sacerdotisa fue la legendaria Ia Nassó.

La palabra "macumba" viene del idioma bunda o quimbundo y significa cerrarse, poner candados. Probablemente esté relacionada con los ritos protectores del cuerpo asediado por el mal de ojo y los malos presagios. "Umbanda" o "quimbanda" significa conocimiento, salud y comunicación y "candomblé" se identifica con el local donde se rinde culto a los orixás. El ritual se llama santería en Cuba y en Haití vudú, palabra derivada del nagó que tiene dos significados: el del culto a los muertos y el de la invocación a los espíritus.

En el ritual de los orixás es la misma divinidad la que desciende hasta el hombre y habita temporalmente los cuerpos de sus fieles seguidores. Se caracteriza por un sistema bien organizado de ritos que buscan establecer contacto con las fuerzas de la naturaleza, los santos orixás. No tiene como objetivo principal el de religar al creyente con la divinidad, pues, al ser un rito animista (considera que las fuerzas aparentemente inanimadas de la naturaleza están vivas) piensa que nunca hubo separación entre esas fuerzas y la persona humana. Lo que existe es un desconocimiento, una ignorancia del inmenso vigor de los santos de la naturaleza y el rito es una puerta de entrada, un medio que posibilita la corporización, la materialización de los orixás en los cuerpos de sus "filhos-de-santo".

ALGUNOS ORIXÁS

Oweena Fogarty, Toque de tambor, Cuba, 1995Oxalá es el orixá mayor. Tiene dos personalidades: una joven y vigorosa y otra anciana y reposada. Está sincretizado con el Señor de la Buena Muerte, con San José y Jesucristo en Brasil. En Cuba se le sincretiza con la Virgen de la Merced.

Oxalufá es un anciano venerable y lleno de sabiduría, lleva su cayado de plata y distribuye sus dones con generosidad entre su pueblo. Al ser el padre de todos los orixás es, por ende, el creador de los hombres. Se trata de un abuelo respetable, pero aún fecundo, que habita en las montañas de las que mana el agua blanca de la purificación. Es la figura anciana de Oxalá.

Oxaguiá es la representación joven de Oxalá. Lleva una espada y usa casco y escudo de guerrero. Es un santo alegre y bondadoso a pesar de su talante militar. Se le hacen ofrendas de harina de maíz blanco, y a veces se sacrifican animales pequeños en su altar. Las ciudades de Ifán y de Oió forman parte de su historia como ser humano que fue, más tarde, santificado.

La gran fiesta de Oxalá (y este es un ejemplo notable de sincretismo) se une a la del Señor de la Buena Muerte que se celebra con el lavado del atrio de la Iglesia del Cristo del "Bonfim", situada en una colina de Salvador de Bahía de Todos los Santos. Las bahianas vestidas de blanco, cargadas de flores y de frascos de perfume, parten de la Iglesia de "Conceiçao da Praia" y, cantando y bailando, suben la colina y cumplen su promesa de lavar el inmenso atrio de la Iglesia del Señor de la Buena Muerte y de Oxalá.

Omolu. (Obaluaiê o Xapaná. Babalú para la santería Cubana). Es el hijo del Señor y, a su vez, Señor de la Tierra. Santo milagroso que cura enfermedades, especialmente la viruela. Se sincretizó con San Roque y con San Lázaro, santos católicos que curaban distintas y graves enfermedades.

Xangó es el guerrero poderoso, el señor del rayo y el trueno. Se sincretizó con San Jerónimo en el Brasil y con Santa Bárbara ("Santa Bárbara doncella, líbranos de un rayo o de una centella") en Cuba. Se le representa con un león domesticado a sus pies. Es marido de Oxúm, Obá e Iansá y provoca en ellas unos celos terribles. Se le anuncia en los terreiros con redobles de tambor frenéticos y prolongados.

Ossanha es el Señor de la Vegetación, defiende la salud y conoce todas las pociones medicinales y litúrgicas. Se alimenta con gallos asados, harina frita en aceite de dendé, miel y humo.

Ogúm es el orixá herrero, el dueño y cuidador de la forja inmortal en la que arde el fuego traído al mundo por los orixás. Su figura y sus acciones recuerdan a Prometeo. Se sincretizó con San Antonio. En Haití se le conoce como "Ogum Ferraille".

Oxumaré es el arco iris y la serpiente coralillo en movimiento que se muerde la cola. Propicia la rotación de la Tierra. Sin su ayuda el mundo se acabaría. Por eso su saludo es "¡Aró boboi!"

Oxossí, sincretizado con San Jorge en el norte de Brasil y con San Sebastián en Río de Janeiro, es el santo arquero, el cazador que protege a los otros cazadores. Es hermano de Ogúm y de Exú. Los tres son hijos de Iemanyá.

Los gemelos Erés e Ibejí, sincretizados con San Cosme y San Damián, representan el espíritu infantil con toda su gracia e inocencia. Se encargan de proteger a los niños y a las mujeres embarazadas.

Iemanjá lleva el nombre de un gran río afluente del Níger. Es la madre de los santos y de los seres humanos, la diosa del mar, la reina de las aguas del océano. Su saludo es "Odó ia" (madre del río). Se le sincretiza con la Inmaculada Concepción y los tambores que anuncian su proximidad imitan el vaivén de las olas. Su enorme estatua, situada en la Playa del Río Rojo en Bahía, recibe la visita de sus fieles todos los dos de febrero. El último día del año en todas las playas de Brasil se le ofrecen arreglos florales y se entregan a las olas pequeños altares con velas y veladoras. Ese día, sus fieles se visten de blanco y se adornan con collares de espuma de mar.

Iansá, señora de los vientos, los relámpagos y las tempestades, es una de las mujeres de Xangó y la ninfa patrona del río Níger. Otro de sus nombres, que tiene relación con Nigeria, país que en lengua Yoruba se llama "Odo Oía" es, precisamente, el de "Oiá".

Oweena Fogarty, Despojo, 1995Oxúm, reina de las aguas dulces y claras, señora de los ríos y de los lagos, se sincretiza con nuestra Señora Aparecida.

Naná, sincretizada con Santa Ana, es también una santa de las aguas profundas. Su danza es lenta y su caballo, cuando danza, parece encorvado por el paso de los años. Es una deidad anciana, reposada y generosa.

Obá, divinidad de río, se sincretiza con Santa Juana de Arco o con Santa Catalina. Protectora de los derechos femeninos, está llena de valor y muestra una serena dignidad.

Otros orixás más pequeños son: Apaocá, santo del bosque; Axabó, pariente femenino de Xangó; Iami Oxoronga, el terrible orixá que es un pájaro africano que emite un grito estridente; Logum Edé, sincretizado con San Miguel Arcángel, viaja sentado en un pez y protege a los navegantes; Obatalá, junto con su esposa Oduduiá, forma la pareja primordial, el Adán y la Eva del panteón africano y Ocó, protector de la agricultura, es un tocador de flauta que vive en los montes y las colinas.

Otros orixás son Aroni, Atori, Dadá, Jacutá, Irocó, Ilé, Olocum, Oloxá, Oná, Osi y Oronfé.

Para ampliar las teorías sincretistas podemos decir, siguiendo el modelo propuesto por Jung en su estudio del inconsciente colectivo y de los arquetipos, que Exú es el Hermes del panteón helénico; Oxalá es Zeus, Ogúm es Hefestos y Iansá es Palas Atenea. Respecto al complejo panteón de la India, puede decirse que Oxalá es Krishna.

Jorge de Lima nos entrega en un hermoso poema su idea del panteón de los orixás:

Rey es Oxalá que nació de sí mismo
Reina es Iemanjá, que parió sin sangrea Oxalá
Gran Santo es Ogúm en su caballo
encantado

[...]

¡Oxalá, Iemanjá, Ogúm!
Hace más de dos mil años que mi grito nació
¡Axé!

Traducción de Stan Hardy