Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Martes 18 de junio de 2002
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Contra
Lázaro Cárdenas y la Alemania nazi

Katz desmenuza ese periodo en el que el presidente salvó a miles de perseguidos a cambio de la venta de crudo

ARTURO GARCIA HERNANDEZ

Lázaro Cárdenas fue un antifascista declarado y libre de toda sospecha. Como presidente (1934-1940) nunca bajó la voz a la hora de criticar el ideario y la política exterior de Adolfo Hitler; intercedió por las víctimas del fascismo y su gobierno fue el único en el mundo que no reconoció la anexión alemana de Austria. Por eso tal vez resulte sorprendente saber que durante el régimen cardenista México mantuvo relaciones comerciales y vendió petróleo a la Alemania nazi.

A simple vista parece una contradicción, sin embargo, es un pasaje que ilustra la complejidad geopolítica con que le tocó lidiar a Cárdenas, enmedio de la cual hizo alarde de habilidad diplomática, indispensable pragmatismo y claridad política. Esta faceta del cardenismo es la que actualmente investiga y documenta el historiador austriaco Friedrich Katz (Viena, 1927). El tema le es cercano: durante el régimen de Adolfo Hitler su familia tuvo que salir de Berlín rumbo a París; de la capital francesa fue expulsada y en 1940 cruzó el Atlántico hacia México y luego Estados Unidos, beneficiándose de la política de asilo aplicada por Cárdenas.

Hace 20 años Katz publicó La guerra secreta en México, reconocido como un libro fundamental para el estudio de la Revolución Mexicana, resultado de una exhaustiva investigación en fuentes documentales hasta entonces inexploradas. Aquella obra abarca las dos primeras décadas del siglo XX.

La investigación que ahora lleva a cabo cubrirá la década de los 30 y los 40, poniendo especial atención en el sexenio de Cárdenas y la singular relación que mantuvo con la Alemania nazi.

Katz ve al gobierno de Lázaro Cárdenas como fenómeno único, tanto en la historia de las revoluciones como en la historia de América Latina. Mientras que revoluciones como la francesa, la rusa o la china impulsaron cambios sociales que costaron la vida a millones de personas, la mexicana, después de la etapa armada -justamente durante el cardenismo- promovió cambios prácticamente sin recurrir a la violencia y bajo en un "clima democrático".

La misma expropiación petrolera de 1938 fue ejemplo de los profundos cambios sociales y políticos que estaba impulsando Cárdenas. Esta acción, que en otras circunstancias habría significado un serio problema con Estados Unnidos, fue facilitada por la situación política internacional: por un lado, el presidente estadunidense, Franklin D. Roosvelt, no estaba aliado con las compañías petroleras de su país afectadas por la expropiación, y "quería establecer una política de buen vecino con México, además de que su embajador simpatizaba con Cárdenas".

Un segundo factor fue que en el marco de la lucha antifascista, "Estados Unidos necesitaba aliados: de todos los países de América Latina el más antifascista era México". Todo ello le daba a México una apreciable libertad de acción, pero "en otra situación algo como la expropiación petrolera hubiera significado una oposición fuertísima de Estados Unidos. Por reformas mucho más moderadas que las impulsadas por Cárdenas, en 1953 el presidente Arbenz, de Guatemala, sufrió reacciones diez veces más severas".

Sin embargo, las compañías petroleras promovieron y lograron un boicot mundial contra el petróleo mexicano, lo cual se tradujo en graves problemas económicos: "Cárdenas estaba en una situación desesperada, porque si Francia o Inglaterra compraban petróleo a México, decían que era petróleo robado y lo embargaban, y al mismo tiempo presionaban a la industria para que no vendiera maquinaria ni equipo a México. Entonces los nazis ofrecieron un intercambio a México de productos industriales por petróleo. Cárdenas no tuvo más remedio que aceptar, a pesar de su política antinazi. Entonces el gobierno alemán quiso presionar a Cárdenas para que abandonara su política, pero éste no aceptó y siguió protestando contra la política nazi en el mundo".

Eso no fue todo. Aunque las necesidades eran mutuas, el gobierno mexicano supo aprovechar "el deseo nazi de obtener petróleo mexicano para obtener concesiones a favor de millares de refugiados españoles y antinazis alemanes que se encontraban en Francia. El gobierno mexicano pidió al francés que dejara salir a los refugiados. Previa consulta con Hitler, el gobierno francés, entonces dócil a Alemania, aceptó. El razonamiento nazi fue: si queremos seguir teniendo petróleo mexicano, tenemos que hacerle esa concesión al gobierno de Cárdenas. El entonces embajador de México en Francia, Gilberto Bosques, a quien considero una de las grandes personalidades mexicanas, compró dos castillos en Marsella que quedaron bajo la jurisdicción mexicana y alojó a millares de refugiados, y ahí los preparó para salir hacia México y otros países. Así que el gobierno de Cárdenas pudo utilizar esa relación comercial con la Alemania nazi para salvar y dar asilo a millares y millares de refugiados políticos. Como mi familia".

-Públicamente ¿cómo justificaba Cárdenas la relación comercial con los nazis?

-Primero decía que todas las potencias tenían relaciones comerciales con los nazis; el mismo Roosevelt, que se oponía a esta doctrina, también tenía vínculos comerciales con ellos. México no era una excepción. Además decía: "nos gustaría mucho más vender petróleo a Estados Unidos, Francia e Inglaterra, pero si ellos no lo aceptan..." México necesitaba maquinaria petrolera y un mercado, pero no sacrificó su independencia política y siguió siendo un país antinazi."

En sus investigaciones, Friedrich Katz ha encontrado que al principio México era indiferente a los nazis: "Estaban más interesados en los países sudamericanos como Argentina, Brasil y Bolivia, donde había centenares de miles de alemanes y con cuyos ejércitos habían tenido relaciones muy estrechas. A México no se le consideraba muy importante. Eso cambió durante la guerra civil española, cuando se apoyó a la república, enviándole armas y ayuda diplomática, en tanto que los alemanes apoyaban a Franco. Entonces los alemanes empezaron a establecer ligas con grupos fascistas de México. La situación volvió a cambiar después de la expropiación petrolera. Para no poner en riesgo su abasto de petróleo, los nazis dejaron de apoyar a los grupos derechistas y fascistas mexicanos, que por otro lado ya habían entablado relaciones con los petroleros estadunidenses".

Con motivo de los 20 años de La guerra secreta en México, Friedrich Katz será homenajeado en el contexto del foro Lázaro Cárdenas: modelo y legado, que hoy (18 horas) empieza en la sede del Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana (Plaza del Carmen 27, San Angel) y en el cual el historiador participará el jueves con la ponencia Cardenas y el nazismo.

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