Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 21 de junio de 2002
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Sociedad y Justicia
La prevalencia de la enfermedad entre jóvenes homosexuales, catastrófica, sostiene

La masculinidad mal entendida, principal obstáculo para enfrentar el sida: Carmen Soler

Existe una fuerte diseminación hacia las mujeres y en zonas como Milpa Alta y Tláhuac, afirma la responsable del programa del gobierno capitalino de atención a afectados

JENARO VILLAMIL

El principal problema para enfrentar la epidemia del VIH/sida "no es la homosexualidad sino el manejo de la masculinidad en la sociedad", subrayó la doctora Carmen Soler, responsable del programa de atención del gobierno capitalino. Reconoció que la prevalencia de la enfermedad entre la población joven homosexual sigue siendo "catastrófica"; consideró que existe una fuerte diseminación hacia las mujeres, y calificó de "impactantes" y "durísimos" los datos recientes que se tienen sobre la epidemia en zonas rurales como Milpa Alta y Tláhuac.

Entrevistada en la Clínica Condesa, primer centro de atención integral para personas que viven con VIH/sida en la ciudad de México, Soler informó que gracias a este programa se están suministrando medicamentos, en forma gratuita, a 800 personas que no cuentan con seguridad social ni estaban inscritas en algún protocolo institucional.

Este programa ha ido avanzando en los meses recientes: primero se empezó a dar atención a aproximadamente 200 pacientes que comenzaron a acudir a la clínica, fundada en el año 2000. De mayo a diciembre de 2001 se integraron 642 pacientes nuevos, además de los que ya tenían seguimiento con el Fondo Nacional para el Sida (Fonsida). Para mediados de este año Soler calcula que alrededor de 800 pacientes reciben medicamentos en forma gratuita.

Sin embargo, el programa no se reduce a la dotación de medicamentos. Se abrieron 20 centros de diagnóstico y consejería donde cualquier persona puede hacerse un análisis "de manera confidencial, voluntaria y gratuita". Soler destaca la importancia de estos centros:

"Antes no había dónde hacerse el diagnóstico. Tú acudías a los lugares y había, para empezar, casi una violación de los derechos de privacidad. Quien te entrevistaba, después de contarle toda tu vida por delante y por detrás, definía si te hacía o no la prueba. Se hacía el examen sólo a quienes ellos consideraban población de riesgo.

"Nuestra propuesta es que el diagnóstico es un derecho. La gente tiene derecho de hacerse un diagnóstico cuando lo considere. Hay 20 centros de consejería y diagnóstico voluntarios en la ciudad que están cumpliendo esta función."

Además de la dotación de medicamentos y de la apertura de los centros de diagnóstico, Soler indicó que en los próximos días empezará a funcionar una red de laboratorios de serología. Serán 10, distribuidos en toda la capital, que incluyen a los bancos de sangre, y realizarán serología, tamizaje de VIH, de hepatitis C y de hepatitis B, enfermedades asociadas con el VIH. Además, en dos semanas la Clínica Condesa podrá realizar pruebas de carga viral y conteo de células CD4.

En el terreno de la prevención materno-infantil, Carmen Soler explicó que se está provocando un fenómeno de socialización importante, porque en los centros de consejería ya son cada vez más las mujeres embarazadas que deciden, después de informarse, que es importante hacerse un análisis de VIH/sida.

Romper los estigmas y replantear la masculinidad

"Esa es la idea de este programa: que socialices. Es necesario romper este estigma asociado; el siempre asociar VIH a ciertos grupos sociales y comenzar a percatarse de que, en realidad, los propios médicos llevan años atendiendo a gente que puede ser seropositiva sin que ellos lo supieran. Este programa abre el problema, modifica la visión", destacó Carmen Soler, quien encabezó durante 10 años la unidad de investigación en retrovirus humano en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y estuvo al frente de los estudios de laboratorio que se hacían en el Instituto Nacional de Diagnóstico y Replicación Epidemiológica (INDRE) de la propia universidad.

-¿Qué diferencias existen entre las políticas nacionales para enfrentar el VIH/sida y lo que se está haciendo en el Distrito Federal? - se le plantea.

-Nosotros estamos definiendo el programa de VIH/sida como una acción de gobierno que nos permita mantener nuestro desarrollo como sociedad en presencia de la epidemia. El propósito de este programa es mitigar el impacto de la epidemia sobre el desarrollo. ¿Cómo? Haciendo que la gente gane años de vida productiva. La epidemia sigue teniendo características que revelan que afecta a personas que están en plena etapa productiva. Si le ganamos 10 o 15 años, en términos de vida, es impresionante.

"El VIH cambia la vida, pero lo que debe aprender un joven es a vivir esa nueva vida. Significa que puedes llevar una vida casi normal. Por eso también realizamos talleres de sexualidad, porque la gente seropositiva no va a clausurar su sexualidad. No le puedes pedir a esa gente que viva 10 o 15 años sin ejercer su sexualidad.

"La idea es que a quien ya esté afectado le demos una calidad de vida que le permita seguir viviendo. La expresión es vivir bien con VIH. Por otro lado, el programa se debe ocupar de que se infecte menos gente."

-¿Qué se está haciendo en este sentido?

-Creo que lo primero que estamos haciendo es abrir el diagnóstico. Precisamente con el manejo de control de la información que se ha dado frente a la epidemia. La gente no tenía dónde hacerse el diagnóstico de manera confidencial, voluntaria y gratuita. Ahora hay 20 centros de consejería y diagnóstico voluntario en la ciudad que cumplen esta función.

-Se observa que aún muchas personas que acuden a la Clínica Condesa llegan en muy mal estado de salud. ¿Todavía no se ha podido lograr que la gente se atienda antes de que se presente el síndrome, cuando aún están asintomáticos?

-Efectivamente, todavía hay personas que cuando llegan presentan un estado calamitoso. Queremos detectar a la gente antes de que esto suceda para que podamos impactarles en su calidad de vida. En los casos terminales los debes atender. Es un rollo humanitario básico. Sin embargo, no estás disminuyendo el impacto social de la epidemia.

-¿Cómo es el impacto social de la epidemia en zonas rurales o entre otros sectores que tradicionalmente no se consideran prioritarios?

-Es durísimo. En Tláhuac y Milpa Alta antes no tenían diagnóstico. La información de los centros de consejería nos habla de fuertes prevalencias.

"Hemos comenzado a trabajar en algo que se llama masculinidad y sida. No estamos hablando de homosexualidad. Comenzamos a hacer talleres para las personas y hemos detectado que no es la homosexualidad, sino el manejo de la masculinidad, lo que nos está generando problemas.

"Y también acabamos de detectar con los datos de los talleres y los centros de consejería que nuestros servicios de salud los usan en 90 por ciento las mujeres, no los varones. En Tláhuac, por ejemplo, solicitan el diagnóstico casi tres mujeres por cada varón. Sin embargo, nos dicen que la epidemia está en los hombres. ¿Qué está pasando? Nuestros servicios de salud no están funcionando para los hombres y tenemos que modificarlo."

-¿Cómo se puede romper este concepto de invulnerabilidad que tienen muchas personas frente al VIH/sida?

-El problema es cómo ejerces la masculinidad, cómo estás ejerciendo tu poder masculino y cómo se está manejando eso en la sociedad.

"Deuda histórica" con la comunidad gay

Al abundar acerca de las estrategias de prevención con la comunidad gay, principalmente de varones jóvenes, la doctora Carmen Soler reconoció que existe una "deuda histórica" de los gobiernos con este sector.

"Hago una confesión: todavía no sé cómo entrarle para que tengamos un impacto real. Estamos dando condones, pero sé que eso no va a impactar mucho. Uno de los errores típicos que cometemos es considerar a la comunidad gay homogénea cuando no lo es. Yo lo vivo aquí (en la clínica), desde el obrero homosexual que llega y nunca pisa un bar gay y no le voy a impactar haciéndole una campaña en bares, hasta el chavo que también es gay, que se mueve en esos medios.

"Necesitamos apoyo teórico y propositivo de gente que ha pensado en este tema. En realidad, es muy grave. Mi dilema principal es cómo le entramos a la prevención de a de veras en la comunidad gay."

-Además, la vida gay de la generación actual es muy distinta a la que vivió la primera generación de personas que fueron afectadas por el VIH.

-Sí, pero es necesario que quede claro que ser gay no quiere decir que te vas a infectar, que si te proteges no va a ser una condición sine qua non tu preferencia sexual. No es una fatalidad.

"El problema es que si no logramos una colaboración en términos bien entendidos, sin controles de ninguno de los dos lados, con la sociedad civil, nosotros como autoridades es muy difícil que lleguemos a tener interlocución.

"Me refiero a la colaboración porque hay un rechazo de esas comunidades a la intervención institucional, porque siempre ha sido muy coercitiva. Ahí hay varias áreas que son deudas históricas que tenemos y donde la epidemia es más fuerte y catastrófica. Estamos hablando de prevalencias muy altas, muy complejas, que implican que la epidemia va a ser explosiva y que se nos está pasando el tiempo para tomar acciones.

"Hay que seguir pensando en estrategias mucho más novedosas y más políticas, porque ahí va tu posición política frente a la sociedad. Hacia dónde quieres que vaya tu sociedad como gobierno, sin coartar la libertad."

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