Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 21 de junio de 2002
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Cultura
Homenaje al investigador por los 20 años de su libro La guerra secreta en México

Katz encarna ''una deidad de ideas, inteligencia y humor'', dice Gilly

Gracias a su bregar hemos incursionado en nuevos análisis de la Revolución: Eugenia Meyer

A sus 75 años, se honra y nos honra por haber hallado aquí una vida digna, señala Semo

ARTURO GARCIA HERNANDEZ

Reconocimiento y gratitud. En estas palabras se resume el tono imperante en el homenaje ofrecido ayer a Friedrich Katz (Viena, 1927) con motivo del vigésimo aniversario de la publicación de su libro La guerra secreta en México (Ediciones Era), obra canónica e imprescindible en la historiografía nacional del siglo XX.

Eugenia Meyer, Adolfo Gilly, Enrique Semo, Javier Garciadiego -discípulos y amigos de Katz- evocaron anécdotas, recuerdos y reflexiones sobre la vida y obra del historiador austriaco. Meyer se remontó 30 años atrás, cuando lo vio llegar un día a las oficinas del programa de historia oral en el Museo Nacional de Antropología: ''Primero para entusiasmarnos, y después para convencernos de la importancia de rescatar las historias de los villistas, personajes olvidados y marginados de la historia".

El mérito del humor

No obstante que la fascinación de Katz por la historia contemporánea de México se empezó a incubar décadas antes, en los cuarenta, ''es de todos conocido que los años de su adolescencia los vivió en México; aquí oye hablar de espías y complots luego de sufrir en carne propia, junto con sus padres, la marginación y la persecución del nazismo; es aquí donde habrá de encontrar los asideros culturales e históricos que todo individuo requiere para vivir (...) El no haber nacido en México, como en tantos otros casos, no le impidió recibir el embrujo que provocaba la historia de México, la misma que determinará su vocación y se convertirá en el centro de su quehacer profesional".

Meyer recordó que a Katz ?también autor de Pancho Villa, considerada la mejor biografía publicada del Centauro del Norte? debemos la revelación de que entre 1910 y 1920 ''México ocupó un espacio estratégico en la pugna entre las grandes potencias".

Pugna cuyo desenlace fue la Primera Guerra Mundial. Así, mientras en suelo mexicano se libraba una lucha fratricida, en el exterior ''se desarrollaba la guerra secreta para ocupar posiciones y sacar tajada y provecho de la primera gran revolución del siglo XX, la nuestra".

Entre los muchos méritos de La guerra secreta en México, Adolfo Gilly destacó ''uno que tal vez parezca marginal, pero creo sustancial: el humor".

El humor domina la parte de la historia diplomática: ''Es un territorio complejo y resbaladizo del conocimiento histórico, requiere búsquedas, conocimientos y capacidad para eludir las infinitas y sutiles trampas de las verdades mentirosas de los archivos que en esta rama se concentran porque son las propias del oficio diplomático".

A decir de Gilly, en La guerra secreta... ya aparece el germen de la que será su obra maestra, Pancho Villa: ''Para meterse con Pancho Villa sin temor a quedar atrapado en la apología, el vituperio o el enredo, hacía falta un coraje intelectual fuera de lo común". Aparte de sus libros ?añadió Gilly? Katz ''ha creado, ha nutrido una escuela de historiadores en torno de la Revolución Mexicana". En esa escuela, el historiador funge como una especie de ''deidad de ideas, de inteligencia y también de humor".

Enrique Semo recordó que conoce a Katz desde los 15 años: ''Nos encontramos en México llevados por el mismo destino: el fascismo que había conquistado a toda Europa y que estaba arrojando del continente a todo aquello que se oponía a su paso. Somos ambos refugiados a quienes el gobierno mexicano salvó la vida y nos permitió tener una historia digna, de la cual hoy Katz, que cumple 75 años, se honra y nos honra".

Meyer, Gilly y Semo hicieron énfasis en la valiosa tarea de investigación desempeñada por Friedrich Katz para documentar La guerra secreta en México. Recordaron que en el libro hay información obtenida en archivos oficiales y privados de Austria, Cuba, España, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, México, de la ex República Democrática Alemana y la República Federal Alemana, ''incluso algunos japoneses".

Desentrañar un misterio

Ha sido -señaló Eugenia Meyer- ''el Sherlock Holmes que secretamente todos hemos querido ser o bien el James Bond de ejercicios oníricos que todos añoramos". Katz como nadie ''habrá de olfatear, hurgar y perseguir cuanta prueba existiese para desentrañar el misterio permanente de ese extraño influjo y esa constante atención que México ha recibido en los siglos XIX y XX. Gracias a su bregar hemos podido incursionar en nuevos análisis de la revolución dejando de lado ortodoxias gremiales, rescatando lo regional y apuntalando esa intención de revalorar y reinterpretar el movimiento revolucionario con una visión diferente, quizá más justa y equilibrada".

El homenaje a Friedrich Katz se efectuó en el marco del foro Lázaro Cárdenas: modelo y legado, que ayer por la tarde fue clausurado en el Instituto de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana, donde acudió Cuauhtémoc Cárdenas, hijo del político michoacano.

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