Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 23 de junio de 2002
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Espectáculos
Se vivió un ambiente pachuco durante la noche del pasado viernes en el Metropólitan

Merenglass, con su ritmo sabroso y erótico, rindió homenaje al mambo

El grupo se hizo acompañar de la cantante de ranchero Sol Moreno y los cubanos SBS

ARTURO CRUZ BARCENAS

La noche del pasado viernes será recordada como aquella en la que el merengue mexicano endulzó la sangre y el ritmo de cientos de personas en el teatro Metropólitan, de la calle Independencia del Distrito Federal, con el arte musical de Merenglass, grupo lidereado por Ramón Glass, dominicano cuyo afán es que tal género que derrocha sabrosura y sensualidad logre su masificación popular, como lo consiguieran a mediados del siglo pasado el mambo y el chá-chá-chá.

En la puerta del foro unas mujeres y hombres vestidos como pachucos ("esos chucos del sur", como los define James Olmos) invitan a los peatones a pasar a ver el espectáculo. Lucen pantalones bombachos, sombreros de ala ancha con una pluma de pavorreal o gallo fino. Brillan en la oscuridad, pues las telas son apasteladas, chillones los tonos. Los corbatones van más allá de la cintura.

Son mexicanos y abrazan a sus "changuitas", quienes lucen medias de cuadritos, de las que hizo famosas Marilyn Monroe; otras muestran sus ligueros con desparpajo, así como sus zapatos de tacón alto, que causan un efecto de cadera alzada, muy al modo de doña Borola.

El mamborengue

Es el ambiente que diseñaron Glass y Luis Albert, éste productor. El merengue se ha abierto paso entre las manifestaciones musicales de México. Por eso Ramón invitó a la cantante de ranchero Sol Moreno, joven pero con experiencia. Hizo corear varias de Juan Gabriel, de David Záizar y de José Alfredo Jiménez. Mucho ha batallado la menuda intérprete para abrirse paso y darse un sitio entre las cantantes folclóricas.

Un breve silencio y en las pantallas se proyectó el video del primer corte del nuevo disco de Merenglass, titulado Hoy como ayer-Mamborengue. Las notas de Lupita, una de las clásicas de Dámaso Pérez Prado, en la versión fusionada con merengue, levantó aplausos e hizo bailar a varias damas en las primeras filas. Ramón lograba su objetivo de poner de pie al público en los primeros compases.

El telón se abrió y Merenglass apareció en el escenario. Ataviados de traje negro, los compañeros de Ramón cantaron y bailaron como tienen acostumbrados a sus seguidores. Todo listo para el homenaje al mambo.

"¡De Dominicana para México, de México para el mundo!", gritó Ramón. Entre el público, algunos alzaron sus banderas del país caribeño, orgullosos de su ritmo, de su cultura. Ramón llegó a México hace 15 años y desde entonces no ha cejado en su trabajo, en su línea fusionar el merengue para crear el chacharengue, danzorengue y otros rengues.

Los pachucos caminaban por varios puntos del foro; entre los pasillos se paraban a la manera de los personajes de la película Zoot Suit, erguidos, retadores, muy panteras, muy machos. Bailaron un merengue rock y las chuscas ¡Qué buey! Con sus compañeras ejecutaban pasos que no tienen nada que envidiar a las quebraditas, donde se hace volar a la pareja en un espectáculo casi circense.

Humor, erotismo y... baile

Las generaciones van sumándose y varios niños, vestidos a lo pachuco, muestran que la cosa está viva y que no es difícil moverse al ritmo de Llegó el verano, tema compuesto por Glass para los mexicanos. Es viernes 21 y éste marca el inicio de la llegada de la nueva estación del año.

Invita Ramón a subir al escenario a los chavos de SBS, cubanos que son un suceso desde hace unos años en Europa, con temas como Sigue al líder. Merenglass trajo a México el tema La vaca, del cual SBS ha hecho una versión cadenciosa que fue socorridamente utilizada en el programa Big Brother.

Músicos y público ejecutan el paso de la ubre, en el que hacen como que ordeñan. Es el humor y el erotismo. El merengue, la timba, lo caribeño fusionado. En un momento hay en el escenario más de 40 personas dando un espectáculo de color y ritmo contagioso.

Ya no hay pretexto ni rubor. A bailar. "¡Qué bonito!", dice a su pareja una mujer que deja de danzar. Sus pasos son de alumna de salón de baile con dieces de calificación. Los que menos mueven los pies, alzan las manos, mueven los hombros.

El público ya es el gozador bailador que busca Ramón. Los de SBS piden que no haya una persona sentada. Todos a moverse. Mientras hay movimiento hay vida. Ya habrá tiempo para quedarse estáticos. Lo bueno del merengue es que se puede bailar solo. Claro que es mejor acompañado de la persona preferida.

"En los 15 años que Merenglass lleva trabajando esta música se han formado varios matrimonios, y no es para menos, pues es un baile erótico", expuso Ramón. Los compañeros de Ramón mueven las caderas y las muchachas les aplauden y piden "¡más, más!".

Así, entre temas de vacas y bueyes, que son tópicos propiamente merengueros, Ramón se ha sumado a la tradición de Alberto Beltrán, Wilfrido Vargas, George Ventura y Juan Luis Guerra. El merengue es ahora, también, mexicano.

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