La persecución del diputado Ramírez Ramírez

Aunque para la opinión pública el actual diputado local por la vía plurinominal Juan Ramírez Ramírez es un perfecto desconocido, para muchos maestros poblanos es uno de los dirigentes el magisterio que representan la dureza y poca complacencia con el sector disidente de ese gremio. A nuestros oídos llegó una de las viejas historias que envuelven la antidemocrática vida del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE).
Resulta que a principios de la década de los 80 Ramírez Ramírez fungía como secretario de conflictos de la agrupación, y desde esa fecha no ocultaba su deseo de convertirse en candidato del PRI a legislador local. A tal grado llegó su afán por obtener un escaño en el Congreso del estado que no se conformó con que el entonces secretario general del SNTE, Olegario Valencia Portillo, le prometiera verbalmente que lo apoyaría con todos los recursos del sindicato, sino que ambos signaron un documento en el que se expresaba claramente dicha ayuda.
Una vez firmado el compromiso, el ahora diputado local, originario del municipio de Acatlán de Osorio, se valió de algunos compañeros del sindicato como Jesús Huerta Carrera, actual dirigente de la sección 23 del SNTE, îscar Emilio Carranza y Adán Cortés Ulloa, quien fue director de la Policía Judicial Estatal, para garantizar que todo se cumpliera a la perfección y así fue... por algún tiempo.

Los meses pasaron y todo iba viento en popa para Juan Ramírez, pero el destino le jugó una mala pasada, pues el documento firmado por Olegario Valencia cayó en manos de algunos profesores disidentes -algunos se inclinan por la hipótesis de que se trató de una filtración de un grupo rival, quienes al descubrir la joya que tenían en las manos se encargaron de reproducirlo y boicotear la carrera política del aspirante a la nominación del PRI.
Como se entenderá, el escándalo estalló; Ramírez Ramírez perdió el control de la situación y comprendió que la posibilidad de convertirse en diputado local estaba a punto de desaparecer. Aunque varios maestros pensaron que el problema no pasaría a mayores no contaron con que Juan Ramírez preparaba su venganza: la persecución contra los responsables de la difusión del documento y contra aquéllos que no simpatizaban con sus aspiraciones políticas.
Para revertir la situación, Juan Ramírez junto con Olegario Valencia, obligó a todos los maestros poblanos a firmar un documento en el que se apoyaba fielmente la candidatura del secretario de conflictos del SNTE bajo la advertencia de que aquéllos que no lo hicieran serían expulsados del sindicato y remitidos al Ministerio Público.

Cuentan que algunos docentes, tras negarse a firmar la carta de apoyo, muertos de miedo por las amenazas de Valencia y Ramírez, optaron por presentarse personalmente al MP, pero al llegar a la agencia las autoridades, sorprendidas y conteniendo la risa, les explicaron que no había ningún delito que perseguir.
Al final, Ramírez Ramírez no obtuvo la candidatura del PRI a diputado local, pero dos décadas después consiguió colarse a la lista de candidatos plurinominales. En esta ocasión, su llegada al Congreso local deberá agradecerlo no al PRI o los dirigentes del SNTE, sino al PAN ya que al haber conseguido el triunfo en los distritos de la capital poblana, permitió a varios candidatos priistas colarse a una curul, él entre ellos.